En Cinta Miércoles, 26 julio 2017

Antes de ver «Dunkerque», recordemos las 9 películas anteriores de Christopher Nolan

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Escribe: Andrei Contreras Romero (@Dacromero)

Christopher Nolan es uno de los directores más respetados en la actualidad y uno de los pocos que cuenta con el permiso y presupuesto de los grandes estudios para realizar sus proyectos más personales y gozar de libertad creativa. Se trata de un realizador de blockbusters destinados para la pantalla gigante, pero sin perder su esencia de autor y sus inquietudes más personales (la mente, la memoria y el tiempo), incluyendo recursos novedosos en su narrativa, desarrollando universos extravagantes y minuciosos. Su cine combina espectáculo con reflexión.

A propósito del estreno de «Dunkerque» este jueves 27 de julio, me animé a revisar las 9 películas previas que el realizador ha estrenado, las cuales han enamorado a cinéfilos alrededor del mundo y siguen intrigando con los enigmas que ocultan sus historias e imágenes. Las he listado en orden de preferencia, empezando con la que menos me gusta, hasta llegar a mi favorita personal.

9. “Interstelar” (Interstellar, 2014)

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Hay momentos en los que la ambición vence al artista y este es un claro ejemplo. “Interstelar” tiene el diseño visual y trabajo técnico más logrado dentro de las películas de Nolan, y eso es mucho decir, pero la considero la más decepcionante del director. La intención de mostrar el tiempo como cuarta dimensión, llevando nuestros conocimientos de metafísica y agujeros negros más allá de lo necesario, junto a un drama padre-hija que se desdibuja mientras avanza la historia, termina entregándonos una película que sacrifica un poco su lado más emocional y humano al volverlo redudante, expositivo y hasta cursi. Solo se salva la devastadora escena de Matthew McCounaghey llorando frente a un monitor en el que descubre cómo se ha perdido la vida de su hija.

Es admirable ese intento de inmiscuirnos en un universo científico, pero su larga duración, la manera tan revoltosa e innecesaria de tratar de explicar cada detalle de la premisa y el aburrido monólogo de Anne Hathaway sobre el amor, demuestra que hasta el más hábil de los directores puede fallar. “Interstelar” no es una mala película, pero sí la considero menor dentro de la filmografía de un director tan grande.

8. “Insomnio” (Insomnia, 2002)

Insomnia

Su primer largometraje financiado por un estudio y era necesario que demostrara que con un mejor presupuesto podía conseguir el mismo recibimiento de crítica y público que había conseguido antes con «Memento». A pesar de que para mí es una de sus obras menores, fue muy bien recibida en su tiempo. Se trata del remake de una película noruega dirigida por Erik Skjoldbjaerg del mismo nombre, sobre dos detectives que viajan a Alaska para investigar el asesinato de un joven: luego de encontrar a un posible sospechoso, un escritor local de novelas policiales, éste logrará meterse en la cabeza de uno de los detectives hasta llevarlo a cometer un asesinato que pondrá en riesgo su carrera y reputación.

Es la única película de Nolan donde no ha sido parte de la creación del guión y se hace notar la diferencia, ya que este remake no recurre a los giros de la trama y artificios mentales con la misma intensidad y audacia que sus dos primeras películas. Lo mejor de este trabajo de Nolan es la atmósfera creada en Alaska, donde sus pocas horas de luz juegan un papel importante en la historia; así como su dirección de actores, en especial la performance de Robin Williams, quien aporta varios matices a su personaje.

7. «El caballero de la noche asciende” (The Dark Knight Rises, 2012)

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Cerrar una trilogía de tal calibre es una tarea difícil y pocos lo han logrado con éxito, al ser imposible evitar las comparaciones o saciar las expectativas que dejó su antecesora. Si hay algo que diferencia esta entrega del resto de las de Batman es el espectáculo que muestra Nolan, dejando para el final las escenas de acción más grandes de la saga y gastando un elevado presupuesto en explosiones y extras para esta entrega, algo que lamentablemente hizo que descuidara el aspecto narrativo, que fue la clave del éxito de las dos primeras películas del héroe murciélago.

La falla más grande de esta película es el poco realismo en sus diálogos, sus personajes pobremente estructurados y una excesiva preocupación en lo técnico, que como toda película de Nolan está muy bien logrado. Lo que más decepciona es Tom Hardy como villano principal, quien construye un personaje muy interesante y enigmático, hasta que un giro final de guion termina desbaratando todo lo que se había construido. Tal vez ese análisis de la sociedad, bien planteado en el guion, va perdiendo relevancia y potencia mientras avanza la película. Esta trilogía merecía un mejor cierre.

6. “Following” (1998)

following

El debut cinematográfico de Nolan nos presentó a un autor original, enfocado en historias que manipulaban los tiempos, que jugaban con la mente del espectador, una cinta que empezó una ambiciosa trilogía sobre la amnesia y asesinatos. En su ópera prima nos presenta a un escritor con falta de ideas que empieza a perseguir a desconocidos en busca de inspiración para su próximo libro, hasta que una de estas personas se da cuenta de que alguien lo sigue, arrastrándolo a su universo personal.

Desde sus inicios, Nolan juega con la estructura de la historia: los constantes flashbacks nos advierten que debemos estar atentos a los detalles y a los pocos personajes con diálogos. Filmada en blanco y negro, con un bajo presupuesto y financiado en su mayoría por su esposa, esta es la carta de presentación de un director que se perfeccionaría técnicamente en sus próximos proyectos, pero que desde esta primera cinta ya tenía claro cuál era el universo cinematográfico que quería explotar.

5. “Batman inicia” (Batman Begins, 2005)

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Fue muy arriesgado retomar el universo de Batman luego del estrepitoso fracaso que resultó ser “Batman & Robin” (1997) de Joel Schumacher, pero la clave del éxito de este regreso fue que Nolan supo plasmar el universo oscuro del superhéroe, su costado más psicológico ante la ausencia de superpoderes, dejando de lado la caricatura y hasta la ridícula imagen que sus dos anteriores entregas habían marcado. Para esto, el realizador nos transporta al origen del personaje, hasta el inicio de su dolor y sufrimiento, y el enfrentarse a sus peores miedos.

Se trata del primer blockbuster de su carrera, algo que no lo intimidó, ya que supo jugar con la estructura de la historia, los tiempos, los sueños y los recuerdos. Le hizo justicia a un personaje mítico al humanizarlo, al hacernos empatizar con su sufrimiento y al recrear una Ciudad Gótica que exuda devastación, crimen y muerte. Nada de glamour, toda la tecnología puesta a favor del drama. Un hombre que debe convertirse en superhéroe no para ayudar a los demás de puro altruismo, sino para vencer a sus propios demonios.

4. «El gran truco” (The Prestige, 2006)

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Esta película representa a la perfección la carrera de Nolan como cineasta: su objetivo detrás de cámaras es mostrarle al espectador una ilusión, un truco de magia, crear mundos que nos sorprendan y logren asombrarnos, para luego desbaratar las mentiras y dejarnos aún más ensimismados. Y así como con todo truco de magia, esta es una película llena de giros inesperados que intentan confundir el rumbo de la historia, gracias a su narrativa no lineal, el brillante trabajo de edición y la fotografía que complementa la atmósfera llena de espejismos.

Nolan nos cuenta la historia de dos magos en el siglo XIX, eternamente enfrentado y queriendo demostrar que uno es mejor que el otro, sin importar embarrar la reputación de su contrincante. Desde un principio sabemos que nada es lo que parece, ya que ambos protagonistas juegan con la realidad y son hombres de espectáculo sedientos de ambición con el único objetivo de superar a su contrincante. Se trata de una cinta que se construye meticulosamente, de forma pausada, con una ausencia de frenetismo que en su momento hizo que la recibieran sin particular entuasiasmo, y a la larga la ha convertido en la más subvalorada de la carrera del director. Por cierto, Michael Cane se roba el show en esta película.

3. “Memento” (2000)

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La segunda película de Nolan y por la que obtuvo el éxito comercial y en crítica que llamó la atención de los grandes estudios. El mayor triunfo de esta película es su inusual, sorpresiva y audaz estructura narrativa que juega con la memoria, la fragmentación de los recuerdos y la venganza. El protagonista es un hombre que sufre de una enfermedad muy peculiar que lo hace olvidar todo cada cinco minutos, solo recordando los sucesos anteriores al asesinato de su esposa: con este complicado tipo de amnesia busca venganza de la persona que violó y asesinó a su mujer. Para poder cumplir con esta tarea, tatúa en su cuerpo toda pista o dato que le sea útil para encontrar al culpable.

Si bien el artificio de la historia contada a la inversa es lo que más sorprende en términos técnicos, la tensión ensalzada por ese saber hacia dónde vamos, pero no de dónde venimos, este laberinto que Nolan ha codificado no tendría el mismo peso dramático en el espectador si no fuera por ese doloroso retrato de un hombre que, más que venganza, debe empezar a buscarle un nuevo sentido a su vida y lo hace de la forma más sorprendente posible.

2. “El origen” (Inception, 2010)

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Nolan se caracteriza por desafiar el intelecto del espectador y, gracias al prestigio conseguido por parte de la crítica y público, sus proyectos comerciales cuentan con altos presupuestos y libertad creativa total, algo que permitió que su séptima película resulte uno de sus mejores trabajos. La historia de Dom Cobb es un ladrón experto en obtener los secretos más valiosos ocultos en el subconsciente humano, en los sueños, cuando la mente se encuentra más susceptible. Desde la premisa, la película se plantea ambiciosa: en su ejecución termina de concretarse el logro.

El Origen” cuenta con un diseño arquitectónico y visual deslumbrante y Nolan sabe utilizar adecuadamente a cada uno de sus personajes para hacer que el drama vaya de la mano con las ilusiones planteadas. Esta historia no hubiera funcionado en manos de otro director, ya que, más que en un laberinto de enigmas (se trata en esencia de una película muy sencilla, muy directa, y sobreexplicada por los mismos personajes de la historia, como para que el espectador no se pierda), Nolan lo convierte un ejercicio visual y de estilo como pocos, manejando con extrema destreza la puesta en escena, las transiciones entre momentos, entre atmósferas, entre tiempos. Lo deslumbrante de esta película es esa madurez visual que alcanza el director, por encima del artificio narrativo.

1. “Batman: El caballero de la noche” (The Dark Knight, 2008)

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Era difícil encontrar una película de superhéroes que se atreviera a salir de las casillas del género y es ahí donde radica el éxito de este filme, además de su importancia (¿y culpa?) al marcar un precedente que pondría en tendencia la figura del antihéroe en el cine más comercial. Nolan y su hermano escribieron la segunda entrega de la trilogía de Batman desafiando esquemas y enfrentándolo a un villano que no actúa en base a la razón o a objetivos económicos, psicológicos o sociales concretos, sino al puro placer por el caos. Esa ausencia de estructura en la que hace que el universo de Batman se ponga de cabeza y que cuestione todo aquello por lo que había luchado hasta el momento.

Y hay que mencionar al Guasón interpretado magistralmente por Heath Ledger, el mejor villano que ha parido el cine, por lo menos en el presente siglo, uno empecinado en demostrar que la sociedad no se ciñe a la moral o la convivencia, sino a la más alocada anarquía y al más salvaje instinto de supervivencia. Lo fascinante de esta película es precisamente esa reflexión que hace sobre el estado del mundo y de las cosas: sobre la política y el poder de la imagen y los medios. El Batman de Nolan debe enfrentarse a la idea preconcebida que tenía del héroe y el villano, y pensar en el imaginario popular y el impacto que tiene en la sociedad. Hay ideas gigantes en esta película, llevadas al clímax en ese monólogo final de antología, pero cuidadosamente estructuradas, sin caer en lo discursivo y entregándonos el mejor espectáculo que una película de Hollywood requeriría.

Hay que resalta todo aspecto técnico aquí también, la banda sonora de Hans Zimmer y James Newton Howard que sobresale por sí sola, y la fotografía de Wally Pfister que eleva la atmósfera siniestra de la ciudad y de sus personajes. Nolan nos regala una de las grandes obras maestras de nuestros tiempos, una de esas películas que nos marcaron tanto como espectadores y que dejaron su huella en la historia del cine al influir la forma en la que se contaban las historias, sobre todo en el cine más comercial.

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