En Cinta Miércoles, 18 julio 2018

«El abuelo” es una película que retrata el viaje de un anciano desde Lima hasta Huamachuco, su pueblo natal

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ABUELO AFICHE

Entrevista: Alberto Castro (IG: @mc_zorro)

Un anciano está a punto de cumplir 80 años y decide viajar con su hijo y nietos hasta Huamachuco, su pueblo natal, el cual no ve desde que era un niño. En esa travesía desde Lima, atravesando Barranca, Huanchaco, Pacasmayo y Cajamarca, descubriremos algunos secretos familiares que necesitaban develarse, al acercarse el hombre al final de su vida, para poder irse en paz.

Esa es la historia que nos cuenta El abuelo, la primera película de Gustavo Saavedra, la cual se estrena comercialmente mañana jueves 19 de julio. Tuvimos la oportunidad de conversar con el director, quien nos contó más detalles de la producción.


¿Cómo es que empiezas a escribir “El abuelo”?

En el 2009, hice un viaje con mi abuelo, que es de Huamachuco, a su pueblo natal por su cumpleaños 80. La premisa de la película nace de ese viaje familiar, me di cuenta de la potencia que tiene la idea de los ancestros. Ahí fue cuando empecé a escribir el guión. Todo lo que vas a ver en pantalla es, obviamente, ficción. Pero la premisa -Huamachuco, el abuelo, su cumpleaños- nace de esa vivencia que tuve con mi familia.

Nuestro país es vasto en ecosistemas y geografías, pero no se ha explorado mucho el universo de road movies.

Yo desde chiquito, al menos con mi familia, siempre tuve la idea de que tenía que conocer primero el Perú y luego el mundo. Desde chibolo he viajado bastante por el país en carro, con la familia, manejando las 10 horas que tome llegar a cada lugar. Desde muy pequeño tuve conciencia de que el Perú tiene una de las mayores diversidades, micro climas y ecosistemas en el mundo. Es alucinante cómo puedes estar en el desierto en una hora, en dos horas ya estás en la sierra, en tres horas en la puna y en 4 horas llegas a la selva. No hay lugar así en el mundo.

Cuando las grandes producciones de cine deben buscar locaciones así de variadas, tienen que viajar por todo el mundo. Y el potencial que tiene el Perú para eso es alucinante. Lo único que nos falta es más conexión entre los puntos, más infraestructura para desarrollarlo. Y, justamente, es lo que está trabajando en estos momentos el Ministerio de Cultura. Delia García y yo estamos colaborando con ellos; porque Delia ha generado un “film commission”, a través del MinCul y PromPerú, con la Marca Perú, donde están tratando de poner al Perú como punto de destino para producciones de otros lados, con una base de datos de locaciones, de proveedores, todo lo que la industria necesita para poder grabar, facilidades con otros ministerios, municipalidades, toda esa conexión.
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Cuando hemos hablado sobre la película, me dijiste que a ti te interesaba “conmover a la gente” o “hacerlos reír”, que todo lo que escribías o dirigías lo querías hacer apuntando a eso.

Me parece que la experiencia completa del cine es sentir todo. No solo señalar qué linda la fotografía o el arte. Me parece que, a veces, hay un doble juego entre el cineasta más purista y el público en general, porque no buscan hacer películas que apunten a las dos cosas. Yo he querido hacer eso y me he dado cuenta que la película sí está funcionando. La gente se ríe, la gente llora, la gente se conmueve y termina aplaudiendo. Desde el principio te conectas con el personaje, sin dejar de lado la parte artística de la película. Pero sí creo que el cine que uno más recuerda es el que a uno lo conmueve. Tú puedes acordarte intelectualmente de películas alucinantes, con el diseño de producción perfecto o con el arte perfecto, pero las películas que más te van a marcar son las que te conmovieron.

En ese sentido, ¿qué películas o directores te han conmovido?

Yo lloro mucho con las películas. Un director que maneja muy bien los sentimientos, que siempre te hace reír, llorar o sentir algo, es Spielberg. Él puede ser el director más comercial del mundo, pero sabe contar una historia, de comienzo al final, te mantiene enganchado y te mueve sentimientos por todos lados. Al fin y al cabo, el cine es un arte, pero también es una industria cultural y está dirigido a un público. El que hace cine para sí mismo que lo haga en su cuarto y que no lo muestre a nadie. No puedes pretender hace algo y que no haya una reacción. Y para mí toda comunicación tiene que decir algo positivo y tratar de aportar algo a tu país.
ABUELO IMAGEN
“El abuelo” se va a ver por primera vez en Lima de forma comercial, pero antes de eso ya la has estrenado en las distintas ciudades y pueblos donde grabaron el filme.

Cuando estábamos rodando la película, ya sabíamos que queríamos hacer eso. Es importante que la gente valore lo que tiene y que pueda verse en las pantallas. Si tú vas por encima de los 5000 metros sobre el nivel del mar, algo que he hecho haciendo documentales, te metes a una casita de piedras y en la cocina o al lado vas a encontrar un televisor. El audiovisual es la religión del mundo entero. Y verse a uno mismo reflejado es un sentimiento que no todos tienen. Los que lo tienen son lo que manejan la industria cultural en el mundo, que son los países primermundistas, ya que, gracias al cine, todos conocemos su cultura.

Por eso nos parecía importante devolver. Si grabábamos en un lugar, teníamos que estrenar la película ahí también. Hace dos semanas fuimos a Huanchaco, Pacasmayo, Cajamarca y Huamachuco; y en cada lugar hicimos una función gratis para las localidades. El que se encargó de la proyección fue La Combi-Arte Rodante, que hace cine itinerante, y funcionó de maravilla. Cada función habrá juntado alrededor de 400 personas. La función más apoteósica fue en Huamachuco, donde llegaron como 500 personas y terminó con fuego artificiales.

Y es bien chévere ver cómo la gente reacciona a la película. Porque ya había visto cómo reaccionaban en el Festival de Lima (donde se presentó el año pasado), pero era un reto mostrárselo a otro público, de fuera de la ciudad. Se rieron, se engancharon con la película, lloraron, reaccionaron de la misma forma. Y cuando veían sus espacios, cuando llegaba el momento de la película en donde aparecía su ciudad, su lago, su puna, su pueblo, parecía que estuvieran viendo un partido de fútbol o apoyando a la selección. Levantaban sus celulares y tomaban fotos de la pantalla y se gritaban “Oye María, esa es tu casa” o “Raulito, ahí está tu hijo”. Eso es lo que estábamos buscando. Para mí ese ha sido el verdadero estreno de la película. Ahora esperemos que también funcione en Lima.
EL ABUELO-01
Hacer películas todavía es muy difícil. Tú llevas media década en este proyecto, ¿cómo te sientes llegando a la recta final?

Creo que, para hacer cine en este país, uno tiene que tener mucha paciencia. Si me he demorado es porque he ido ganando premios para cada fase, porque si hubiera tenido todo el presupuesto desde el comienzo, la hubiera terminado en tres años. Pero siento que la hemos terminado en el momento que teníamos que hacerlo. Para mí ha sido agotador emocionalmente. Han sido 5 años, desde el 2011 hasta el 2016, porque ahí la película ya estuvo lista y empezamos el camino de la distribución, que es otro mundo también.

¿No eres el mismo Gustavo del 2011, el que empezó esta película?

Era mucho más inocente entonces. Creo que conozco más la industria, ya no me tomo las cosas tan personalmente. Ese es el Gustavo nuevo.

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