En Cinta Domingo, 3 septiembre 2017

¿Qué fue de Felipe Degregori, director peruano de películas como «Todos somos estrellas» y «Abisa a los compañeros»?

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Patricia Wiesse dirige «Todos somos estrellas», documental sobre la situación actual del reconocido director de cine peruano Felipe Degregori. Retrato: Midchel Meza

Entrevista: Alberto Castro (@mczorro)

¿Qué fue del director de «Abisa a los compañeros» (1980) y «Todos somos estrellas» (1993), películas peruanas que han sobrevivido en la memoria cinéfila? La prometedora carrera de Felipe Degregori se vio truncada por la depresión y el auto-aislamiento, por la bancarrota y la muerte de su hermano, Carlos Iván Degregori, reconocido antropólogo e investigador peruano, a quien él veía como su figura a seguir, su héroe, el hermano exitoso que él jamás consideró que podía ser. Desde hace años vive sin contacto con el exterior en un garaje adaptado en el Rimac, aplastado por cajas llenas de cartas y fotografías antiguas, de fantasmas que lo aprisionan en el tiempo y la soledad.

Patricia Wiesse se animó a retratar al cineasta en un documental que tituló, al igual que su película más conocida, «Todos somos estrellas», el cual se estrenó en el último Festival de Lima, donde se llevó una mención honrosa del Ministerio de Cultura. Tuve el placer de conversar con la realizadora y esto es lo que me contó sobre el proyecto.

EL DATO: La película todavía no cuenta con fecha de estreno comercial, pero la realizadora dice que podrá verse de forma gratuita en la Semana del Cine que la Universidad de Lima organiza del 4 al 11 de noviembre.


Se siente una extrema cercanía con Felipe Degregori en el documental. ¿Eres muy amiga suya?

Lo conozco de muchos años, hemos trabajamos juntos en algunos vídeos. Lo conocí antes de que se alejara de todo, antes incluso de que su hermano muriera, cuando ya estaba en una especie de caída, empezando a auto marginarse. Cuando muere su hermano, todo se volvió más oscuro para él. Yo conocía un lado de Felipe, pero ese otro no lo conocí hasta hace dos años que empezamos a conversar a profundidad para el documental. Cuando conocemos a alguien nuevo, nos presentamos como seres sociables, pero tenemos muchas otras características que nos reservamos para otro espacio.

¿En qué momento decides empezar a grabarlo?

Cuando muere su hermano, Carlos Iván Degregori, yo empiezo a pensar en la posibilidad de hacer algo sobre él, no sobre Felipe inicialmente. Pero no sabía cómo, porque no quería hacer un documental de homenaje. Él ha fallecido hace seis años y me pasé dos años con la idea de hacer algo, sin saber cómo contar su historia. Hasta que hace cuatro años fui a buscar a Felipe para que me hablara sobre su hermano, y al escucharlo y ver el lugar donde vivía, entendí que él era mi personaje principal. Si quería hablar sobre su hermano, debía ser a través suyo. No me fue tan difícil entrar a su espacio, porque ya teníamos esa confianza previa. Ya había pasado suficiente tiempo también y tal vez necesitaba que alguien entrara a su mundo, al punto que me dio todas las cajas que tenía llenas de cartas, fotografías; me dio libertad total. Fue una sensación rara, porque era invadir su intimidad, tanto como la de su hermano. A su hermano lo respetaba mucho, le tenía mucho cariño, pero no era tan cercana a él como a Felipe. Entonces sentía que ingresaba a una intimidad a la que no había pedido permiso. A veces me sentía como un ladrón que estaba mirando cosas que no debía.

El documental pinta un retrato bastante desolador y desesperanzador de Felipe, alguien a quien admiro y que es una figura importante en el cine peruano. Tú que eres cercana a él, ¿cómo está en este momento?

No sé qué va a pasar con su vida, pero creo que él tampoco lo sabe: en todo sentido, su vida está como paralizada. La situación en la que se encuentra emocionalmente no le permite trabajar. “Y la inmovilidad no me detuvo” dice un poema de Neruda que él menciona en el documental, que se encuentra en un libro que hizo José Carlos Agüero que consiste en una larga entrevista en la que su hermano Carlos Iván lo cuenta todo sobre su vida personal, de la antropología, de su vida política, de todo. Entre los dos escogimos ese poema para que yo pueda preguntarle: “¿Y te detendrá, Felipe?” y él no contesta. Esa ausencia de respuesta nos dice mucho: no sabemos qué va a pasar con él. La posibilidad del suicidio sigue ahí, porque él cree que va a morir cuando las termitas se terminen de comer una litografía de su casa. Entonces, su futuro es totalmente incierto y no creo que el documental vaya a ayudarle: servirá para que la gente lo conozca, lo recuerde con cariño, porque ya estaba casi en el olvido, pero no creo que vaya a hacer mucho más.

"Todos somos estrellas" es un proyecto que Felipe Degregori recuerda con mucho cariño, pero también el que lo llevó a la quiebra, luego de invertir todo lo que tenía en la película.

«Todos somos estrellas» es un proyecto que Felipe Degregori recuerda con mucho cariño, pero también el que lo llevó a la quiebra.

En el documental, se siente que recuerda sus películas con emoción, a pesar de que “Todos somos estrellas” haya significado el final de su carrera.

Sí, de todas maneras siente que hizo algo, en un momento en el que era muy difícil hacer el cine porque no había ningún tipo de apoyo económico y que hiciera cine fue todo un logro. Pero a la vez, se siente un fracasado. Y siente que, frente a su hermano, él es el hermano que no destacó, al que nadie quiere. Comparándose con el otro que fue tan exitoso, tan querido, tan reconocido.

¿Sabe del culto que se generó alrededor de “Todos somos estrellas”?

No creo. Él la recuerda con mucho cariño, pero recordemos que lo llevó a la quiebra. Tiene sentimientos encontrados. Además, como vemos en el documental, las únicas personas que lo visitan son esos amigos que salen ahí: ese es su mundo, su ambiente, no sale de ahí, no se entera de mucho. Ya no tiene ninguna relación con el mundo del cine, ni con jóvenes estudiantes, nada.

El culto de la película viene de parte de la comunidad LGTB, un universo que se explora en el documental también. ¿Fue difícil grabar esa reunión que tiene con aquellos amigos a los que pagaba por tener encuentros sexuales? ¿Hubieron resistencias a salir en cámara?

Creo que no se dieron cuenta: les parecía tan natural estar reunidos hablando con Felipe, una escena que se repite cada mes, por lo que se olvidaron de la cámara y en ningún momento pusieron ninguna objeción. Lo que me gusta de ese momento es que refleja a un Felipe diferente, porque él cambia cuando está con ellos, su forma de hablar, su expresión, se ríe, encuentra un poco de felicidad.

¿Y en algún momento Felipe puso alguna objeción sobre lo que habías grabado?

No, porque fue él quien decidió hablar. Más bien le preocupaba que no incluyera cosas que él había dicho, como esa parte en la que menciona que quiso mucho a la mamá de sus hijos, quería que quedara claro. Pero solo cosas puntuales como esa, ya que había asumido todo lo que iba a decir y no tenía ningún problema en hacerlo. Además, él ya había trabajado con la comunidad LGTB por “Translatina”, un documental que hizo. También tuvo contacto con el MHOL y el activismo, hasta algunos años antes de aislarse totalmente. Así que, de alguna forma, es conocido dentro de la comunidad en nuestro país.

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Algo que me gusta mucho del documental es la puesta que escena que planteas: no presentas a un personaje hablándole a la cámara, sino que el espacio físico también habla, ya que el estado de la casa casi manifiesta su estado mental.

Cuando yo llegué a a casa de Felipe la primera vez, no solo entendí que él tenía que ser mi personaje, sino que ese sería el espacio donde lo grabaría, tal cual. Le rogué a Felipe que no moviera o limpiara nada hasta que grabemos. Y fue complicado, porque es un espacio pequeño y nosotros metíamos la cámara y luces, pero tratamos de no mover casi nada. Ese lugar es muy claustrofóbico y es algo que me gustó desde el primer momento.

Él es director de cine, me imagino que entendía lo que querías hacer a la hora de colocar tu cámara o ubicarlo a él.

Totalmente, él entendía que quería mostrar esa opresión, ese encierro, esa claustrofobia. Y el hecho de que sea cineasta ayudó mucho, porque le permitió hablar con mucha naturalidad frente a la cámara, sin inhibirse en ningún momento. Eso fue fundamental.tú ves esa naturalidad con la que habla en ningún momento se inhibe ante la cámara, eso ha sido fundamental.

¿Ha visto el documental terminado?

No ha querido verlo. Ahora que ha leído comentarios positivos en internet luego de que se estrenara en el Festival de Lima, está tranquilo. Cuando grabábamos, él siempre me decía que todo iba a salir bien. Yo prefería no hablarle mucho de cómo iba a armar tal o cual escena, porque como es director también, podía empezar a dar sugerencias y pudo haber sido más difícil. Yo tenía clarísimo lo que quería contar y cómo hacerlo. Y él felizmente confió en mí e hizo todo lo que le pedía. Siempre le aseguré que sería un retrato digno, que no quería que diera pena o algo por el estilo. Sabe que el documental ganó una mención en el Festival de Lima y, de pronto, ha despertado una pequeña curiosidad de ver la película.

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