István Borbás es un director de fotografía húngaro cuyo trabajo fue influenciado por la poesía de César Vallejo

El húngaro István Borbás está de paso por nuestro país por el Festival Al Este de Lima. Foto: Midchel Meza

Entrevista: Alberto Castro (@mczorro) / Retrato: Midchel Meza (@midchelmeza)

El húngaro István Borbás es un director de fotografía cuya carrera cinematográfica está ligada al cine del sueco Roy Anderson, con quien desde hace 30 años nos ha hablado sobre la condición humana y lo absurdo de nuestra existencia a través de imágenes que parecen lienzos, pinturas, cuadros que bien podrían ser apreciados en cualquier museo o exposición fotográfica por sí solos. Y es que su trabajo de colores apagados, espacios abiertos y personajes decadentes y aislados ha logrado encontrar una personalidad única que termina de componer la narrativa de películas como «Canciones del segundo piso», película que se llevó el Premio del Jurado en el Festival de Cannes del 2000, o “Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia”, ganadora del León del Oro del Festival de Venecia del 2014.

Este genio de la composición ha llegado a nuestro país como invitado de lujo de la 8va edición del Festival Al Este de Lima, un evento dedicado a celebrar el mejor cine de Europa Central y Oriental de los últimos años. Tuve la oportunidad de conversar con el maestro y esto fue lo que me contó.

Según Borbás, cada una de las imágenes de una película debe funcionar como una pintura.

¿Qué se siente haber llegado al país de César Vallejo, cuando su trabajo fue el detonante para hacer la película «Songs from the Second Floor» junto a Roy Anderson?

Recuerdo que tuve una pequeña discusión con David Duponchel, que es el director del festival, sobre por qué era importante para mí estar aquí en el Perú en este momento. Cuando conocí a Roy Anderson en 1984, él me propuso hacer algo sobre César Vallejo, pero pensamos que sería imposible. Buscábamos actores para que lo interpretaran y ninguno nos parecía lo suficientemente interesante, sobre todo en la forma de hablar. Luego pensamos: ¿y si el poeta no habla? Así la poesía no sale de su boca, sino que la película misma se convierte en el poema. Así fue como hicimos “Songs from the Second Floor”: una película que contiene muchos versos de Vallejo. Su trabajo es tan sensible y profundo al hablar del mundo, del amor, de la vida. Es increíble. Y aquí estoy ahora, en el Perú. Entonces es sorprendente cómo un poeta de otra cultura puede influenciar el trabajo de un director del otro lado del mundo. Siento que he cerrado un círculo al llegar aquí.

Hablas del cine como poesía: ¿cómo es que compones tus imágenes, de la mano de Anderson, quien dirige?

Siempre discutimos. Tenemos 40 días de rodaje por película y un estudio vacío en el que trabajar. Entonces él me describe una escena y debatimos sobre el estilo del espacio y los elementos que deberían incluirse, yo le muestro muchas referencias. A mí me gusta trabajar cada encuadre como si fuera una pintura. Ahora, a Roy no le gusta trabajar con un guion armado, sino que empezamos a trabajar en base a una escaleta de escenas,situaciones diferentes sobre la condición humana: una vez que hemos ya creado el espacio ideal en el estudio para cada situación, él se sienta a escribir. Nosotros trabajamos con actores amateurs y para ellos es muy difícil recordar el texto, pero aún así a Roy no le gusta que cambien el parlamento: necesita que lo digan exactamente como lo ha escrito. Muchas veces debemos hacer 50 o 60 tomas de un mismo plano hasta que se diga el parlamento como debe ser. Imagínate esas escenas en las que tenemos muchos extras, varios de ellos en el fondo, que entre tomas se empiezan a cansar y se nota en su actuación. Y no nos detenemos hasta conseguir la toma que nos parece perfecta a ambos. Felizmente tenemos el estudio a nuestra disposición y podemos repetir las veces que queramos.

Como director de fotografía, ¿qué opinas del cambio del celuloide a lo digital? ¿Cuáles son sus beneficios y sus contras?

Conozco a muchos directores de fotografía a los que una imagen demasiado nítida, algo que ofrece el digital, puede parecerle algo negativo. Y estoy de acuerdo en que en la pantalla gigante puede verse rara esta nitidez extrema, por eso me gusta usar filtros para suavizar las imágenes. En el campo de los efectos visuales, nosotros preferimos solucionar casi siempre las cosas en el set. Si algo no funciona, preferimos construirlo de nuevo, pintarlo de nuevo, y no recurrir a efectos especiales costosos. Recuerda que nuestras películas son bastante baratas. Te cuento una anécdota: una vez conocimos a una de las directoras de “Matrix”, quien estaba haciendo “Cloud Atlas” en Alemania, y ella estaba algo triste porque no tenía suficiente dinero para hacer su película; yo le pregunté cuánto tenía y me dijo que solo 105 millones de dólares. ¡Yo le dije que nuestra película había costado 5 millones! “Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia” fue la primera película que grabamos en digital, pero Roy quería que mantuviera la sensación del analógico. Yo le dije que no era lo correcto y que debíamos encontrar una estética a partir de lo digital. Creo que ese es el camino: encontrar las nuevas posibilidades del digital.

La película «Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia», otra colaboración que tuvo con el director Roy Anderson, se alzó con el León de Oro del Festival de Venecia del 2014.

¿Qué referentes cinematográficos, fotográficos y pictóricos podrías mencionar?

No tengo tantos referentes cinematográficos, pero creo que conozco el trabajo de todos los nombres importante en fotografía, desde los más clásicos, hasta Terry Richardson. La pintura también me sirve mucho, tanto como a Roy, aunque él prefiere la pintura figurativa, mientras que a mí me gusta también la abstracta. Y yo creo que la pintura figurativa puede ser abstracta si es muy exacta. Por ejemplo, piensa en la Dama del Armiño de Leonardo DaVinci, que posee una luz celestial, que no es posible en el mundo real. Una vez traté de recrear esa luz y trabajé 4 días en un estudio tratando de acercarme lo más que podía y conseguí una luz maravillosa, pero no estaba ni cerca de la de esa pintura. Al otro extremo, piensa en Lucio Fontana o Jackson Pollock, cuyo trabajo el fantástico. Me gusta mucho regresar a pinturas y fotografías a la hora de trabajar en cine, pero en el caso de “Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia” no tuvimos referencias, todo lo creamos desde cero: Roy no tenía un guion, como ya mencioné que él siempre trabaja, pero había dibujado 30 imágenes de escenas, que funcionaban como un storyboard, sobre lo cual desarrollamos todo.

Hay una nueva generación que está consumiendo películas únicamente desde sus laptops y celulares, cada vez se ven menos películas en los cines. ¿Qué opinas al respecto?

Yo creo que el gran problema en el cine hoy en día es la distribución. Claro, una película como “Una paloma…”, que fue concebida para la pantalla gigante, pierde sentido en una pantalla de celular. Debemos encontrar una estética diferente para esos aparatos. La realidad es que cada vez va menos gente al cine a ver películas como “Una paloma…” y si uno gana un premio en festival tal vez irá un poco más de gente, pero no mucho. Hoy en día tenemos demasiadas películas: el poder de las películas se está devaluando. Por ejemplo, me pongo a pensar en una cuenta de youtube que sube vídeos de accidentes de automóvil captados desde cámaras dentro del carro: lo que logran transmitir es mucho más potente que una película de Hollywood. Esa realidad y cercanía le da potencia. Debemos acercarnos a estas nuevas tecnologías de una forma diferente, entender sus posibilidades.