En Cinta Martes, 21 febrero 2017

“Río verde” es la película peruana que se presentó en el último Festival de Berlín y conversamos con sus directores

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Entrevista y fotos de: Dalís Pacheco (desde Berlín)

La semana pasada se estrenó la cinta peruana “Río verde: El tiempo de los Yakurunas” en la 67ma edición del Festival de Berlín, en la sección Forum, dedicada a filmes de propuesta avant garde, experimental, de ensayo o con lenguajes más arriesgados. La cinta está en el límite del documental y la ficción y propone un viaje sensorial a las profundidades del Amazonas, presentándonos un paisaje habitado por chamanes y sociedades arquetípicas. Los hermanos Diego y Alvaro Sarmiento viajaron hasta la ciudad europea junto al director de fotografía Jair Guillén para presentar el filme en una función que se llevó a cabo en el Delphi Filmpalast de Berlín.

Tuve la oportunidad de conversar con ellos luego de la presentación de la cinta y esto es lo que me contaron:

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¿Cómo nace su interés por el cine?

Diego Sarmiento: Tengo 32 años y Alvaro tiene 34 años. Mi hermano (Alvaro) estudió cine en Río de Janeiro y yo estudié comunicación audiovisual en la Universidad Católica. Cuando terminamos nuestras carreras, ya hace 10 años, comenzamos a producir documentales. Hemos hecho un cortometraje de ficción, pero más que nada documentales y casi siempre de temas indígenas, que es lo que a nosotros nos interesa.

Sus trabajos anteriores hablan sobre Rancas o La Oroya, muy ligado a temas ambientales y/o relacionados con los derechos humanos. ¿De dónde surge esta inquietud?

D: El primer documental que hicimos, el de La Oroya, que fue justo hace 10 años, y empezó en realidad como un documental institucional para una ONG. Pero luego hicimos una versión libre, que la movimos en festivales sobre todo de medioambiente. Luego empezamos a trabajar más, junto con mi hermano. Yo todavía estaba en la universidad. Como nuestros abuelos son de Rancas, Cerro de Pasco, queríamos de alguna manera redescubrir nuestras raíces. El medioambiente como tema ya comenzaba a interesarnos, por ahí comenzó. Luego hicimos el cortometraje de Rancas, sobre las festividades. Nuestras producciones siempre nos han llevado a viajar a ese lugar, a estar ahí un rato.

¿Se han aventurado con la ficción en algún momento?

D: Hicimos un cortometraje que se llama «Kay Pacha», que lo escribió y dirigió mi hermano (Alvaro). Ahora también estamos con un proyecto de largometraje de ficción.

¿Pero se sienten más cómodos con el documental?

D: No más cómodos, yo creo que todo depende siempre de los fondos. Y como hasta ahora lo hemos hecho un poco artesanalmente o de forma independiente. También con algunos fondos de la DAFO que hemos conseguido. Pero al final, lo que nos interesa en realidad es contar historias, el proceso de creación.  Ahora tenemos tal vez más facilidad y más experiencia en lo que es documental, pero también me interesa hacer ficción. Poco a poco.

¿Cuánto tiempo llevan desarrollando «Río verde»?

D: Lo que pasa es que fue un proceso. Nació en el 2012, que hicimos un taller de vídeo para niños y jóvenes en Lamas, San Martín. De ahí también surgió el cortometraje “Hijos de la tierra”, que estuvo en la Berlinale, en la sección Generation del 2014. En Lamas nos quedamos viviendo un año, conocimos más gente, conocimos algunos de los personajes de Río Verde. A través de los varios años que hemos estado yendo en diferentes momentos, el documental ha ido tomando forma. Sobre todo en la edición, ha ido tomando un lenguaje cinematográfico, el cual ha sido un proceso importante en la construcción de la película.

(A Jair Guillén, encargado de la fotografía): ¿En qué momento ingresas al proyecto y cómo desarrollas el lenguaje visual que caracteriza la película?

Jair: Como dice Diego, es un proceso largo. Son como 5 años en total. Yo entro a trabajar en lo que sería «Río verde» en el 2014, para viajar por aproximadamente tres semanas a una comunidad cerca de Iquitos. Obviamente los directores (Diego y Alvaro) ya vienen con una idea, y uno como fotógrafo los ayuda a pulirla. Incluso en un momento se habló de hacer una ficción. Pero en realidad, sobre la base que se tenía, se fue encontrando lo que funcionaba. La idea fue no contar una historia en sí, sino dar sensaciones, emociones, dar temporalidad, llevarte a este lugar. Haciendo que la cámara te muestre, pero sin ser primera persona.

Imagen: Cinencuentro

Imagen: Cinencuentro

¿Les fue difícil la convivencia o inmersión en esta comunidad, conseguir el acceso en su día a día?

J: No, súper bien, súper natural. Yo no tenía que decirles nada, ellos ni siquiera miraban a la cámara. Por ese lado, todo fluyó, pero básicamente por el tema de que ya había contacto. Ya había una amistad incluso, entre los directores y la gente. Yo he ido a terminar de hacer la película desde el lado de la fotografía.

¿Cómo hace uno para financiar un proyecto como este?

D: (Se ríe). Trabajamos con un equipo muy pequeño, por ese lado el costo no es tan alto. Al principio, ganamos algunos concursos de cortometrajes con «Rancas», «Kay Pacha» e «Hijos de la tierra». Ese ingreso lo invertimos en equipos. Cada vez que teníamos un poco de dinero, alguito, hacíamos un pequeño viaje. Así comenzábamos a hacer material. Por ejemplo, lo de los talleres que hicimos en el 2012, tuvimos apoyo de la municipalidad de Lamas, del gobierno regional. Ellos nos dieron casa y comida, entonces nos quedamos. En ese momento no buscábamos un lucro, más que nada cómo subsistir, nos interesaba más producir. Ahora hemos ganado un fondo de largometraje documental, con  el que estoy trabajando mi documental «Sembradores de vida», que este año voy a terminar. Pero para «Río verde» todo ha sido de pequeños fondos que teníamos, lo hemos ido trabajando de poco a poco. Por eso también ha sido un trabajo de largo tiempo.

Tráiler de «Hijos de la tierra», cortometraje que ya los había llevado al Festival de Berlín en el 2014.

No es la primera vez que están presentes en el Berlinale: antes se habían presentado con cortometrajes en la sección Generation o Culinary Cinema

D: Ahora es un largometraje, entonces de alguna manera tiene un poco más de repercusión. Luego del estreno acá, también queremos mostrarlo en el Perú. Recién comienza la vida de esta producción. Lo único que sabemos con certeza es que vamos a estar en el Festival de Cine de Guadalajara en unas semanas. Pero regresando a Perú tenemos que hacer un cronograma de distribución.

¿Planean estrenarlo comercialmente?

D: No creo que sea un perfil de película para la cartelera comercial. Yo creo que se podría planear una distribución de otro tipo. No comercial, porque igual como ahora no hay ley, hay muchas desventajas para un tipo de cine más independiente o de autor. Se podría plantear una distribución alternativa, tal vez en cineclubes. He visto que se han abierto dos, uno en Chorrillos y ahora el Cine Medium. Lo que a mi me interesaría es mostrarlo a nivel regional, no solamente en Lima. Entonces habría que plantearse eso.

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¿Qué opinan sobre una Nueva Ley de Cine que asegure presencia del cine nacional en la cartelera comercial?

D: Yo creo que es absolutamente necesaria; no solo en el cine, sino en todas las artes. Deberían tener un apoyo nacional. Porque en festivales como este, de alguna manera, la película está representando al país. Acá vemos que las embajadas, a nivel de Latinoamérica, apoyan a la difusión de sus países. Pero de Perú nada, no hemos tenido ningún apoyo. Es verdad que Marca Perú nos ayudó con los pasajes para poder venir acá y hemos tenido el fondo de la DAFO, del  concurso de distribución, eso nos ayuda como un sustento, pero siempre se necesita más.

La Nueva Ley de Cine podría ayudar mucho sobre todo a lograr una mejor distribución y acceso. Tampoco significa que porque sea una película peruana tiene que quedarse un mes en cines, a pesar de tener 5 espectadores por función. Yo creo que también los cineastas nos tenemos que poner las pilas y ver una manera de comercializar mejor las películas. El trabajo va a la par.

Hace buen tiempo que vienen retratando problemas medioambientales y de derechos humanos y políticamente no vemos cambios. ¿Cómo mantienen las ganas de seguir contando esas historias?

D: Más que cambiar algo, a mi lo que me interesa es resaltar la cultura indígena del Perú, que me parece que es una de las bases de nuestra identidad. No solo es la comida, no solo es el ceviche, el Perú son muchas cosas. Los medios de comunicación le dan poca atención a la vida que se vive dentro del país, una visión muy centralista de las cosas. Eso me interesa, ver cómo la gente vive adentro del país. A veces la misma gente de la ciudad: no sabemos, no nos conocemos a nosotros mismos, es un país tan diverso, me parece importante mostrar eso, sacarlo a luz.

En el Perú la historia es un poco extraña, se repiten las cosas. Los años pasan pero los conflictos continúan. Yo creo que este tipo de producciones sirven para que a nivel nacional, se conozcan. Como te he dicho, nosotros mismos no sabemos qué sucede dentro de nuestro país. Además, si lo mostramos a nivel internacional podemos lograr algún tipo de presión y se podría cambiar un poco las cosas, creo que es una forma de hacer política también.

Tráiler de «Río verde»

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