En Cinta Sábado, 4 febrero 2017

Esto es todo lo que necesitas saber sobre «T2: Trainspotting», mientras escuchas el soundtrack completo

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t_two_trainspotting_xlgEscribe: Dante Morales

«Trainspotting» es una expresión británica que define el hobby de ver pasar los trenes de una determinada estación mientras se apuntan horas de salida y de llegada. El pasatiempo adalid de la procastinación en el Reino Unido funcionó como metáfora perfecta de lo que eran los protagonistas de este clásico del cine contemporáneo, estrenado hace 21 años: unos salvajes yonquis, de peligrosa filosofía nihilista y adictos a las adicciones.

Irvine Welsh (autor de la novela y de su secuela, «Porno») tenía en mente hacer la más brillante sátira de la sociedad decadente post “fin de la historia” (Fukuyama dixit). Más que de drogas o heroína, trataba de adicciones, y de cómo están presentes expresamente (como en Renton y sus amigos) o asolapadamente (crítica a la ilusión clasemediera de Occidente). Elige la heroína, elige robar para costear tus adicciones, elige la cotidianidad de los días, elige pudrirte por años en el mismo empleo, los mismos rostros, los mismos hábitos; en sumas cuentas, elige la vida.

Y si Renton se llevó aquella valija con el dinero de todos sus amigos escogiendo la vida sobre la fraternidad, veinte años después descubrirá que lo de “envejecer, dejar de ser genial y se acabó” no es tan fácil como uno se pinta en la frenética juventud.

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Los que la comparan con “La Naranja Mecánica” (obra maestra indiscutible), por lo general no advierten que «Trainspotting» no solo fue reveladora, transgresora y perfecta musicalmente hablando, sino que era estúpidamente realista. No era un espectáculo de ficción y autocomplacencia, era la vida cualquiera de un grupo de heroinómanos de Edimburgo y sus relatos de adicciones. Estaba cargada de un pesimismo que, vía metáforas visuales o legendarios diálogos, ridiculizaba cada uno de los tabúes de la sociedad moderna.

Y, a su manera, cada personaje simbolizaba uno: Mark Renton representaba al clásico adicto que era la principal preocupación de sus monotemáticos padres, Spud era el joven suburbano sin ninguna posibilidad real de hacer algo grandioso con su vida, Sick Boy era el estafador que vivía de las apariencias construidas por una sociedad que detestaba, Begbie era el tradicional bebedor y fumador compulsivo que detestaba las sustancias ilegales solo porque no estaban normalizadas, y la adolescente Diane aparentaba ser una escolar decente mientras se acostaba con un adicto para ganar ese ficticio concurso de “popularidad” en el colegio. Cada diálogo (“dentro de unos años no habrá ni hombres ni mujeres, sólo imbéciles”) reforzaba la crítica al discurso oficial de “la vida” como un eterno deambular de felicidad aparente.

La secuela que todos estamos esperando

¿Qué llevó a los cinco actores originales a juntarse nuevamente para una secuela, grabada veinte años después del rodaje de la primera parte? La nostalgia, quizás, que nos recuerda The Prodigy con su perfecta versión de «Lust for Life», el clásico de Iggy Pop.

Aunque tal vez sea más que eso. El argumento de «T2: Trainspotting» promete ser igual de brutal o transgresora que la primera parte. Los yonquis escoceses vuelven a juntarse, luego de haber logrado sobrevivir la autodestrucción, la sed de venganza contra todo y todos, o el remordimiento de algunas promesas incumplidas. Según lo que podemos avizorar en los diversos tráilers que han aparecido por estos meses, seguiremos nuevamente a Renton como antihéroe, luego de dejar en la ruina a sus amigos hace 20 años, con el fin autocomplaciente de iniciar una nueva vida asimilado en el sistema. De regreso en Edimburgo, casi todo parece igual; pero hay algo que nota rápidamente: al final todos eligieron la ilusoria “vida” que les prometió el capitalismo. Algunos han tenido hijos, otros se han divorciado, otros adquirieron deudas, formaron negocios, han moderado su consumo de estupefacientes… Pero todos siguen sintiendo que les falta algo. Es así que Sick Boy recluta a su viejos camaradas (incluido Begbie, quien acaba de salir de prisión) para montar un lucrativo negocio grabando vídeos pornográficos a la salida de varios clubes nocturnos, con los clientes de locales como protagonistas.

Sé que todos tenemos dudas perfectamente válidas sobre el desarrollo de la trama y en sí sobre esta secuela, las cuales despejaremos finalmente cuando se estrene comercialmente por aquí el 9 de marzo. Empezamos a contar los días.

Soundtrack de lujo

Por lo pronto, el soundtrack final fue revelado y ya lo degustamos un poco cuando soltaron la canción “Silk”, de la banda británica Wolf Alice. Todo el conjunto de la música del filme parece ser un perfecto homenaje a los 80s y la contracultura. Como ya había adelantado, también hay una versión electrónica de «Lust For Life» que es, sin duda, el plato fuerte de toda la lista, que también incluye bandas icónicas como Queen o The Clash. Danny Boyle demuestra, una vez más, poseer una sensibilidad musical que resalta en el cine contemporáneo.

1. “Lust For Life (The Prodigy Remix)” – Iggy Pop

2. “Shotgun Mouthwash” – High Contrast

3. “Silk” – Wolf Alice

4. “Get Up” – Young Fathers

5. “Relax” – Frankie Goes To Hollywood

6. “Eventually But (Spud’s letter to Gail)” feat. Ewen Bremmer – Underworld

7. “Only God Knows” – Young Fathers

8. “Dad’s Best Friend” – The Rubberbandits

9. “Dreaming” – Blondie

10. “Radio Ga Ga” – Queen

11. “It’s Like That” – Run-DMC vs. Jason Nevins

12. “(White Man) In Hammersmith Palais” – The Clash

13. “Rain Or Shine” – Young Fathers

14. “Whitest Boy On The Beach” – Fat White Family

15. “Slow Slippy” – Underworld

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