En Cinta Miércoles, 17 agosto 2016

Conversamos con Ana Cristina Barragán sobre «Alba», joyita presentada en el Festival de Lima 2016

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Imagen: Caleidoscopio Cine

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Entrevista de: Terina Flores Castillo (@rosebud8421)

La película ecuatoriana «Alba» se llevó el premio a la Mejor Ópera Prima en el último Festival de Lima y lo merecía por ser toda una joyita en competencia. Dirigida por Ana Cristina Barragán, esta cinta nos presenta un relato muy personal e íntimo, la historia de una niña de 11 años que lucha por encajar en la vida social escolar, mientras su madre está muy enferma y es obligada a vivir con un papá que no ha visto desde que tenía tres años.

Conversamos con esta joven realizadora en su paso por Lima, quien nos confirma que para ella hacer cine es dejar en el espectador un sabor particular, un sentimiento muy fuerte, siempre trabajando desde el instinto.


Imagen: Festival de Lima

El peruano Juan Daniel F. Molero, director de «Videofilia (y Otros Síndromes Virales)», fue uno de los editores de «Alba». Imagen: Festival de Lima

En «Alba» manejas el cine de una manera muy íntima. ¿Desde cuándo está en ti este tipo de narrativa?

Esto empezó en mi primer cortometraje “Despierta” (2008), que lo hice en el segundo semestre de la universidad. Quería redescubrir la pre-adolescencia, me llamaba la atención esta mezcla medio de ansiedad y de ternura que viven las niñas a los 11 años. Sin pensarlo mucho, siguiendo mis instintos, en mis tres cortos anteriores a «Alba»  hay niñas preadolescentes y creo que eso sirvió de ensayo para llegar a la película. Ahora, por fin siento que ya dije todo lo que necesitaba explorar respecto a esa edad.

Se podrían hasta percibir pincelazos autobiográficos en la película.

Sí, es muy personal, pero no es una película autobiográfica enteramente. Hay cosas que soñé, imaginé, otras que he sentido muy de cerca como las escenas de bullyng que vi mientras estaba en el colegio y otras que sí me pasaron. Creo que la parte más autobiográfica es la relación tan fuerte que tengo con mi padre. En la adolescencia tuve una ruptura con él y eso me marcó mucho, entonces necesitaba hablar de aquello. Igual todo es cercano a mí, me siento identificada con Alba por el nivel de sensibilidad que tiene o de cómo le abruman los estímulos del mundo.

De hecho, después de ver la película podías escuchar a la gente saliendo de la sala y comentando que se habían identificado mucho con Alba. Pero en la historia aparece otra niña con la que Alba incluso es obligada a ser cruel. ¿Cuál fue la intención de poner a esta otra niña, que es la que más sufre el maltrato de sus compañeros?

Yo en el colegio veía que todos estábamos buscando aceptación y el nivel de bullying era muy alto. Me acuerdo que hubo un momento en el que llegó una niña de otro colegio, totalmente diferente a nosotros. Por ejemplo, si todos usábamos medias azules, ella venía con medias blancas; si todas usábamos sostén, ella aún no lo usaba. Era como una niña que venía de otro mundo y me acuerdo que los hombres del curso le hicieron bullying con una intensidad demasiado fuerte y, a pesar de yo no hacerlo, tampoco la defendía. Esta niña, de la ansiedad, comenzó a arrastrar los pies todo el tiempo y le daban ataques de pánico. Y justo para el personaje de Alba quería era eso. Para Alba, esa otra niña representa lo que fue su papá en el colegio y algo a lo que no quisiera llegar. Porque Alba quiere que la acepten y quiere ser ‘normal’. Alba la rechaza con más fuerza, a pesar de que podría identificarse con ella: por eso el momento en el que es cruel con ella es como una especie de traición a sí misma.

Imagen: Caleidoscopio Cine

«Alba» fue premiada en el último Festival de Rotterdam con el Lions Film Awards. Imagen: Caleidoscopio Cine

¿Cómo fue el proceso de la selección de la actriz que interpreta a Alba? ¿A cuántas niñas les hicieron el casting?

Hicimos un casting de 600 niñas en 4 meses. Fue un proceso largazo, pero a la vez fue bueno, porque todas las niñas que iba conociendo hacían que me dé cuenta cómo se es realmente a los 11 años. Se volvió muy difícil la selección. Porque algunas eran demasiado niñas , pero no eran lo suficientemente maduras para el papel; mientras que otras ya eran muy conscientes de sí como pre-adolescentes y ya no podían jugar. Necesitaba una niña como para jugar, pero también muy madura como si le hubieran pasado cosas muy fuertes. Macarena Arias (la niña que interpreta a Alba) había pasado por este tipo de experiencias, había tenido situaciones familiares muy duras y tenía otra visión de la vida. Gracias a esto, ella era muy comprometida; imagínate, ¡son 6 semanas de rodaje! Pero a la vez era muy inteligente, lo cual fue un pro y un contra. Era muy fuerte, entonces no le hacían daño los temas de la película, porque podía salir y entrar del personaje con facilidad; pero a la vez, durante los ensayos, me di cuenta que era muy racional y era muy importante hacer un proceso de sensibilización. Empecé a hacer que, por ejemplo, pinte sus sentimientos o que camine con los ojos cerrados y así agudizar sus sentidos para que sienta todo a flor de piel.

Cuando inicia la película, parece que vamos a ver la relación de una niña con su madre enferma. Pero rápidamente la historia da un giro y empezamos a ver la relación de esta misma niña con su padre, el cual es un trabajador público promedio que no ve desde los tres años. ¿Cómo desarrollaron esa excepcional conexión y contrapunto entre Pablo Aguirre y Macarena Arias, padre y hija en pantalla?

Como dices, esa era la idea: que se piense que la película va por un lado y que te des cuenta que será diferente. A Pablo Aguirre, a diferencia de Macarena Arias, solo le hice un casting. Es decir, vi unos 10 actores pero no me gustó ninguno, solo me gustó él. Habían entre nosotros muchas coincidencias cercanas. Él fue compañero de mi mamá en el colegio, donde había vivido un caso súper fuerte, entonces se parecía bastante al personaje y me dijo que se sentía completamente identificado con el papel, ya que él también había vivido tiempos de obsesión, así de quedarse sumergido en su mundo. Hubo una conexión muy linda. Y bueno, con Macarena, imagínate, es una niña de 11 años que viene de un mundo muy distinto y tiene que relacionarse con un señor de 50 años. Fue complejo. Yo creo que al final se logró la química entre ellos, ya que hicimos muchos ejercicios para reírnos, para ganar más confianza y parábamos todo el tiempo juntos.

Leí que te tomó 5 años poder terminar la película. Cuéntame un poco de ese proceso. 

Grabar la película duró como 3 años y medio, y la edición un año y medio. Pero no fue algo constante, hubieron muchas pausas, por presupuesto y porque el editor original y yo empezamos a ver las cosas desde otras perspectivas. Llegamos a un punto en el que todo aquello que para mí era lo esencial en la película, para él era cursi o no elegante. Él quería alejarse del guion original y en mi falta de experiencia me dejé llevar hasta que me di cuenta que no estaba funcionando. Pasado un tiempo, yo estuve en el Bogotá Film Market y me hice amiga de un peruano, Juan Daniel Molero (director de «Videofilia (y Otros Síndromes Virales)»), y justamente él me propuso recuperar la esencia de la película. Me encantó la idea de que me ayude a encontrar nuevamente el camino. Vinimos a Lima, él estaba en una residencia, dicté tres días ahí y siento que ese fue el primer empujón para reencontrarme con la estructura, ya que la mirada de Juan Daniel es muy sensible. Terminé el proceso con él y luego pasó a manos del editor de la mexicana “Gueros”, Yibran Assaud. Como la película es mitad mexicana, con él cerramos el corte. Él es un editor con mucha experiencia, con 30 películas en su haber, y fue verdaderamente clave, ya que con ambos volvimos a la esencia de «Alba».

Imagen: Festival de Lima

Imagen: Festival de Lima

En cuanto a los festivales de cine, ¿crees que han sido una ventana fundamental para «Alba»?

Es bien impresionante lo de los festivales, porque no son un público pequeño, sino que van cientos o miles de personas y sí siento que han sido un espacio crucial para «Alba». Nosotros recién estrenaremos en Ecuador en octubre y hasta ahora solo se ha mostrado en festivales. Lo que me ha llamado la atención es que, por un momento, creí que la película sería solo para gente que está sensibilizada con los festivales, pero también tenía ganas de que sea una cinta más asequible a la gente, ‘muy de sentir’. Ahora en Ecuador hay mucha expectativa; tampoco creemos que será la más taquillera, pero sí pensamos que tendrá un público más grande.

¿Cómo ves al cine ecuatoriano en la actualidad?

Por un lado, siento que hay muy buena onda hacia la película. La gente está ilusionada. Como Ecuador es pequeño, estas cosas generan identidad y la gente se emociona de verdad. Este año se cumplen 10 años de la Ley de Cine en mi país, pero lo que es grave es que, debido a la crisis y por decisiones políticas (que van más allá de la crisis), se nos ha quitado el fondo anual de cine de un millón de dólares. Durante todo este tiempo se hicieron un montón de películas y algunas no llegaron ni a festivales ni a las salas, pero es normal porque somos un cine que recién está naciendo. Se sigue luchando, pero con esto ya sabemos que para los siguientes proyectos todo el dinero deberá venir de afuera.

¿Ya tiene nombre tu próximo proyecto? 

Se llama «La Piel Pulpo». Empecé el guion mientras estaba en la edición de «Alba». La idea es empezar a rodar a finales del 2017.

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