En Cinta Jueves, 18 agosto 2016

El slasher es un género que sigue luchando por sobrevivir. Pero, ¿qué es exactamente el slasher?

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Escribe: Rubens Juárez (@rubensyyo)

Durante décadas, la industria cinematográfica ha llegado a configurar una serie de recetas que aseguran la efectividad de sus historias. Así tenemos una combinación de elementos fijos que  siempre dan lugar a una comedia romántica, un thriller o una película de terror. Por un lado, esto facilita el trabajo del guionista y asegura la apuesta para la producción, pero sin una buena cuota de originalidad como condimento, el relato puede perderse en su propia matemática y, con el tiempo, llegar a aburrir. Esto sucede con las comedias románticas hace años y, aunque en el género de terror aún se da la batalla, hay subgéneros que se agotan más rápido. Es el caso del slasher, una categoría que alcanza su auge en la década de los setenta y los ochenta, con clásicos como «The Texas Chainsaw Massacre», «Friday the 13th», «Halloween» e incluso «A Nightmare on Elm Street».

sagas del slasher

Grandes sagas del cine slasher.

Las reglas

Lo que define al subgénero está en la misma palabra, que refiere a “cortar rebanadas a cuchillazos”. Generalmente se le confunde con el splatter o gore, un estilo que se define básicamente por cuán explícita se muestra la destrucción del cuerpo humano; pero aunque hay ocasiones donde ambos géneros coinciden, el slasher puede sobrevivir con algunos pocos litros de sangre derramada. Básicamente es una fórmula que coloca a un grupo de personajes, generalmente adolescentes, como objetivo de un ente enmascarado que los aniquila uno a uno, casi siempre con un arma punzocortante. Hay reglas más específicas aún, como que todos los personajes tienen que tener relación entre sí, es decir, si hay algún reportero o policía involucrado, tiene que ser familiar de los personajes principales. La protagonista debería ser una mujer, en la mayoría de casos virgen, quien usualmente termina siendo la única sobreviviente. Con estas instrucciones se hicieron muchas películas y muchas secuelas, hasta que al espectador se le fue haciendo muy obvio la repetición de patrones.

Un debutante Johnny Depp en «A Nightmare on Elm Street»

El slasher dentro del slasher

Cuando llegaron los 90s, se había experimentado con tintes de gore, comedia e incluso de erotismo, pero aún así el género pedía a gritos un nuevo giro dramático. Es así que en 1994, Wes Craven, el prolífico director de la primera película de Freddy Krueger, estrena Wes Craven’s «New Nightmare», uno de sus primeros experimentos con el “meta slasher”. En esta película la pesadilla no le ocurre a los personajes, sino a sus actores. Craven interpreta una versión de si mismo que se propone filmar la última entrega de la saga; pero durante el rodaje, la actriz que encarnaba a Nancy sufre perturbadoras pesadillas donde los miembros del equipo son asesinados por Freddy. Sueños que se hacen realidad, claro. La película es compleja, incluso podría decirse que es de las más difíciles de entender. Por eso, es otro experimento de Craven el que se llevó la atención de todos.

Escena de Wes Craven’s «New Nightmare»

«Scream» (1996)

Kevin Williamson (guionista) y Wes Craven (director), dan origen a «Scream», un fenómeno verdaderamente relevante para el género. Se trata de una vuelta de tuerca que le dio una bocanada de aire fresco a una subcultura que sobrevive con respiración artificial.

En la recordada secuencia inicial, Drew Barrymore conversa por teléfono con un desconocido que le pregunta sobre su película de terror favorita. Conforme avanza la conversación, Barrymore se ve envuelta en un desquiciado juego donde el asesino hace suyos los cliché del género para dar lugar a un baño de sangre bastante particular. El éxito de «Scream» se funda en esta constante auto referencia, que no es realmente una mofa sino una conversación inteligente sobre una tradición. Una parodia y una celebración a la vez. Es una película con sentido del humor, pero no da risa, sino que conserva el objetivo de siempre, gracias a que mantiene un equilibrio entre la conciencia de sí y el mundo creado. Y el discurso no se desinfla, sino que se mantiene constante hasta el final, cuando concluye con la prueba de su hipótesis: el slasher aún funciona. Por lo menos hasta mediados de los 90.

Escena inicial de «Scream» (1996)

La televisión como nueva plataforma

Aunque el slasher ha perdido presencia en las salas para dar espacio a todas las películas de James Wan, la televisión se ha animado a darle una nueva oportunidad. El año pasado, MTV y Netflix se atrevieron a revivir la saga «Scream» bajo las particularidades de un relato de largo aliento que podría durar varias temporadas. Por otro lado, Chiller, el canal de terror de la NBC Universal, lanzó este año «Slasher», su primera serie original, que contaría con un formato más seguro: sería de temporadas unitarias, al estilo de «American Horror Story» (FX). En cualquier caso, extender la acotada fórmula a temporadas de 8 a 12 episodios no es un riesgo menor. Habrá que analizar los resultados de ambas series y dictar veredicto (y esto vendrá en un siguiente artículo).

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