En Cinta Martes, 28 junio 2016

Un homenaje a Bud Spencer, ídolo de la comedia italiana que llenaba nuestra pantalla chica todos los sábados por la tarde

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Imagen: Euribor

Bud Spencer llenaba la pantalla chica con su humor todos los sábados por la tarde, en una franja de películas sabatinas de un canal local. Imagen: Euribor

Escribe: Kathy Subirana (@Catalina_)

Hay quienes lo conocieron en el cine del barrio, en los setenta u ochenta. Otros, como mi generación, hoy treintañeros todos, lo conocimos en los noventa gracias al bloque especial de películas sabatinas que programaba una y otra vez un canal local. Bud Spencer y su inseparable amigo Terence Hill llenaban la pantalla con una versión technicolor recargada y -en ese entonces- moderna del gordo y el flaco. Sí, como Laurel y Hardy.

Se llamaba Carlo Pedersoli y murió ayer, 27 de junio de 2016. Bud Spencer, para los amigos. Nació en Nápoles el 31 de octubre de 1929 y vivió ahí hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Entonces su familia se mudó primero a Roma y luego a Sudamérica. Vivió en Brasil, Venezuela y Argentina hasta principios de la década de 1950. Fue campeón mundial de natación en 1948 y participó representando a Italia en tres ocasiones en los Juegos Olímpicos. Luego trabajó de obrero y bibliotecario en Sudamérica por unos años antes de regresar a Italia.

Aunque pocos lo saben, su primer trabajo como actor fue haciendo de extra, como soldado, en la cinta «Quo Vadis« (1951). Luego su carrera avanzó despacio, hasta que conoció a Terence Hill y juntos hicieron historia: rodaron 19 películas, la primera de ellas en 1967 llamada «Tú perdonas… yo no«. Pero se hicieron conocidos con «Le llamaban Trinidad» (1971), una película que define la primera etapa de su carrera, marcada por quitarle la solemnidad al western.

Imagen: El Español

Junto con Terrence Hill, se encargaron de quitarle la solemnidad al western y a las películas de acción. Imagen: El Español

Mientras Clint Eastwood era la marca de lo que había que tomarse en serio en este género, Terence Hill y Bud Spencer eran el pillo simpático y atractivo, y el fortachón cascarrabias, respectivamente, que se enredaban en situaciones inverosímiles y salían bien librados gracias a su buena onda y su astucia para burlar a las caricaturas de villanos a los que se enfrentaban. El siguiente paso para ambos, en la década del 80, fue quitarle la solemnidad a las películas de acción, bajo el mismo patrón.

Trabajó con Cinecittà. Se dio el lujo de decirle que no a Fellini y contó en esta entrevista con Jot Down Magazine que alguna vez les dieron para un rodaje los caballos que Sergio Leone dejaba cansados en el suyo.

Bud Spencer nunca logró un galardón por hacernos reír, más allá del aplauso del público. En el año 2010 recibió, junto a su amigo Terence Hill (cuyo verdadero nombre es Mario Girotti), el premio David de Donatello por su trayectoria artística.

Spencer siempre dijo que entre ellos nunca hubo un choque de egos, porque su compañero era un actor preparado y él no. A la muerte de Bud Spencer, Terence Hill ha dicho que se fue su mejor amigo. Nosotros podemos decir que se fue un pedazo de aquello que constituyó una parte importante de nuestra infancia.

Adiós, señor bonachón y grandote.

Cinco películas para recordar cómo pasábamos las tardes de sábado frente al televisor viéndolo:

«Dos puños contra río» (Non c’è due senza quattro, 1984) de Enzo Barboni

«Dos contra el crímen» (I due superpiedi quasi piatti, 1977) de Enzo Barboni

«Pares y nones» (Pari e dispari, 1978) de Sergio Corbucci

«El que encuentra un amigo encuentra un tesoro» (Chi trova un amico trova un tesoro, 1981) de Sergio Corbucci

«Le llamaban Trinidad» (Lo chiamavano Trinità, 1970) de Enzo Barboni

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