En Cinta Lunes, 20 junio 2016

Robert Rodriguez, el director de cine que compuso música para «Kill Bill» y «Mini Espías»

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Hoy el extravagante Robert Rodriguez cumple 48 años. Imagen: No Film School

Hoy el extravagante Robert Rodriguez cumple 48 años. Imagen: No Film School

Escribe: Rafael Flores Figueroa

Si un director de cine debe ser ese alguien que tiene el control de todo lo que sucede detrás de una película, Robert Rodriguez va más allá. No solo tiene el control de su equipo, sino que él lo hace (casi) todo: guión, fotografia, cámara, edición, diseño de arte, efectos especiales, ingeniería de sonido y hasta cocina ocasionalmente para su equipo de producción (y no es broma). Ahora, si todas estas actividades las hace bien o no, pues esa es una discusión para otro momento. Pero hay que reconocerlo: si el hombre pulpo existiera y se dedicara al cine, sería algo así como Robert Rodriguez.

Este factótum rebelde no solo es un pionero del cine digital (su cinta “Érase una vez en México”, del año 2003, fue una de las primeras producciones hollywoodenses en ser filmadas sin emplear celuloide), emprendedor nato (el libro que publicó en el año 1995 –sí, también ha escrito un libro de no ficción- lo cuenta todo, y su título lo resume bien: “Rebelde sin tripulación, o cómo un realizador de 23 años, con siete mil dólares, se convirtió en un jugador de Hollywood”), amante confeso de las cintas de serie Z (seguro quedaría encantado con el cine de Leónidas Zegarra), productor de TV (fundó en el 2013 la cadena “El Rey Network”, dedicada a la transmisión de contenido grindhouse) y entrevistador aplicado (busquen las charlas que lleva a cabo con Francis Coppola, John Carpenter, George Miller, Guillermo del Toro, Michael Mann y con su correligionario de filias y fobias, Quentin Tarantino); además, es un músico consumado y audaz.

Es muy conocida la amistad que Rodriguez sostiene con Quentin Tarantino. Dos loquillos. Imagen: Latinpost

Es muy conocida la amistad que Rodriguez sostiene con Quentin Tarantino. Dos loquillos. Imagen: Latinpost

Y es a esa faceta musical a la cual va dedicado este texto. Robert Rodriguez acaba de cumplir 48 años y es el pretexto ideal para recordarlo y, en esta ocasión, lo haré a través de sus composiciones musicales para el cine. La lista es corta, la temática es reiterativa y su estilo no es ejemplo del mejor eclecticismo; sin embargo, las piezas son explosivas, obscenas, sensuales y rebosantes de vitalidad. Ya sea en solitario, acompañado por su banda de rock ranchero-texano “Chingón” o en colaboración con RZA (con quien compuso la música incidental para Kill Bill Vol. 2), escuchar la música de Robert Rodriguez es como ver a Cherry Darling, la heroína de su cinta del 2007, “Planet Terror”, que usa como pierna izquierda un rifle de asalto con lanzagranadas: una experiencia indecente, letal y exuberante.

«Érase una vez en México» (Once Upon a Time in Mexico, 2003) de Robert Rodriguez

Se trata de la tercera entrega de la trilogía de “El Mariachi”, que comenzó en el año 1992. La cinta le sigue los pasos a un taciturno y misterioso guitarrista, el cual se descubre en medio de una guerra entre mafiosos, narcos y agentes del gobierno (juntos y revueltos, como siempre). El reparto es un lujo: Antonio Banderas, Salma Hayek, Willem Dafoe, Mickey Rourke, Evan Mendes, Danny Trejo, Johnny Depp y Rubén Blades.

Como su nombre lo dice (un claro homenaje a la cinta de Sergio Leone, “Érase una vez en el Oeste”, de 1968), la cinta bebe directamente del spaghetti western. Rodriguez añade sus consabidas dosis de humor negro, exceso dramático y acción explosiva. La música no se queda atrás. Imagínense a un mariachi con una guitarra eléctrica, acompañado por un par de castañuelas frenéticas y una batería de cinco cuerpos, influenciado en igual medida por la solemnidad crepuscular de Ennio Morricone y las rancheras mexicanas. El mismo Tarantino quedó encantado con la banda sonora y, por eso, decidió invitarlo para que musicalizara su próximo proyecto.

«Kill Bill Vol. 2» (2004) de Quentin Tarantino

Uma Thurman, la Novia, ha sido víctima de un intento de asesinato en el mismo día de su boda. Los culpables son sus propios compañeros de trabajo, integrantes del Escuadrón Asesino Víbora Letal, una banda de sicarios indecorosos e inclementes, liderados por Bill, el sanguinario caudillo y otrora mentor de la moribunda. Para la novia sobreviviente, la única solución viable será la venganza.

Tarantino vio oportuno añadir a la música incidental la colaboración de Rodriguez. Junto con RZA, cabeza del grupo de hip hop Wu-Tang Clan, se encargan de elaborar un homenaje en clave hip hop electrónico a las cintas hongkonesas de artes marciales

«Sin City» (2005) de Robert Rodriguez y Frank Miller

Un día, al buen Robert se le ocurrió adaptar una de las novelas gráficas más influyentes del mundo del cómic: Sin City, de Frank Miller, publicada originalmente en 1991. Y no solo eso. Además, tuvo la afortunada idea de invitar al mismo autor en persona, para realizar la película a cuatro manos. El resultado marcaría la pauta para muchas de las siguientes adaptaciones de novelas gráficas: el empleo de la propia fuente (el cómic) como guion gráfico, la explotación de la pantalla verde y los escenarios digitales, el apego estricto a la historia original.

La música es como la película misma. La exaltación del crimen en clave de cine negro, un ataque oscuro de saxofones y guitarras que remiten a los callejones más oscuros de cualquier urbe.

«Grindhouse: Planet Terror» (2007) de Robert Rodriguez

Fue su contribución al proyecto Grindhouse, un díptico maquinado conjuntamente por Rodriguez y su socio en el crimen, Quentin Tarantino. La película es el desmadre total. La trama es tan jalada de los pelos que cuesta mucho resumir de qué va. Mejor es listar sus ingredientes: zombies, científicos locos, destripamientos, romance, explosiones, artes marciales, conspiraciones gubernamentales y strippers.

Grindhouse era una función doble. Las cintas de ambos compinches estaban concebidas para ser vistas una después de la otra. Así, la música de Rodriguez era la que daba inicio al espectáculo. El título de inicio parece querer perforar la pantalla de lado a lado. El acompañamiento musical no podría ser más adecuado: lujuria y e impudicia se suman a Rose McGowan, alias Cherry Darling, la temeraria stripper que nos deleita con su baile iniciático.

«Machete» (2010) de Robert Rodriguez

El primer protagónico de Danny Trejo, una suerte de actor fetiche del realizador de ascendencia mexicana. Originalmente el proyecto solo estaba pensado para formar parte de Grindhouse : la exhibición de las cintas incluía una serie de tráileres falsos, dirigidos por la crema y nata del terror contemporáneo de ese entonces –Eli Roth, Rob Zombie y Edgar Wright-. “Machete” era la contribución de Rodriguez.

Machete Cortez (Danny Trejo), un antiguo agente federal, es contratado por un empresario norteamericano para asesinar a un senador corrupto, interpretado por nada más y nada menos que Robert De Niro. Obviamente, todo es una trampa. Sin embargo, lo peor está por llegar. La cinta está llena de luminarias de hoy y ayer (aparte de De Niro, podemos ver a Michelle Rodriguez, Jessica Alba, Don Johnson, ¿Linday Lohan? e incluso Steven Seagal, quien aparece como el antagonista principal), las cuales se despachan a sus anchas en sendos roles estrambóticos, cada uno más desquiciado que el anterior.

La banda sonora reúne lo mejor de lo hecho por Rodriguez en años anteriores: rock n’ roll tan sucio y sórdido como los destripamientos llevados a cabo por las manos justicieras de Machete.

«Mini Espías» (Spy Kids, 2001) de Robert Rodriguez

Fue su primer intento en la composición de bandas sonoras. La cinta, que narra las desventuras de dos hermanitos (espías de verdad, solo que más pequeños, como dice el afiche promocional), es ya un clásico del cable y del cine familiar.

Como dato curioso, nótese la similitud de la melodía de Rodriguez con la pieza que compuso Hans Zimmer para Wonder Woman, la cual se escucha en Batman V. Superman, de Zack Snyder. ¿Se habrá inspirado el compositor de origen alemán en esta divertidísima película llena de aventuras y espionaje?

BONUS TRACK: Malagueña Salerosa, interpretada por Chingón

Originalmente interpretada para la cinta de Rodriguez “Érase una vez en México”, Tarantino decidió adueñarse de la melodía como telón de fondo para su sangrienta oda a la venganza: Kill Bill (2004). La canción aparece hacia el final del Vol.2, acompañando el montaje final del epílogo, que, por cierto, es hermoso.

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