En Cinta Domingo, 24 enero 2016

CRÍTICA: «La Habitación» es una maravillosa fábula sobre crecer a la fuerza

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(Este comentario contiene SPOILERS sobre el desarrollo de la cinta. Aunque, hay que decirlo, se trata de hechos ya revelados en el trailer oficial de la película):

Escribe: José Miguel Bellido (@josembellidog)

Seguramente no todos recuerdan a ciencia cierta cómo ni cuándo fue que dejaron de creer en Papá Noel. Tal vez tampoco recuerden qué teorías tenían sobre cómo los bebés llegaban al mundo o cómo decidieron cuál es su color favorito. Y es que muchos primeros encuentros con nuevas verdades o el descubrimiento de ciertos detalles en la vida se dan de golpe. A veces porque los mitos se desgastan o porque simplemente es necesario “abrir los ojos” para crecer.

«La Habitación» (Room), la más reciente película de Lenny Abrahamson (director de la notable comedia negra «Frank»), nos habla de eso: del descubrimiento, del cambio y de la adaptación. Lo hace desde la historia de una madre y su hijo (geniales Brie Larson y Jacob Tremblay) que, luego de vivir por años en confinamiento, encerrados en una pequeña habitación a modo de prisión improvisada, deben rehacer su vida al escapar y reinsertarse en la sociedad. Esto adquiere mayor relevancia en el caso del pequeño Jack al tratarse de su primer encuentro con el mundo real. El punto de vista del pequeño es el hilo conductor del relato, tal como en el libro del mismo nombre en el que está basado, escrito por Emma Donoghue, quien también se encargó del guion del filme.

Es precisamente a través de sus ojos que vemos el mundo y nos informamos sobre lo que los personajes sienten y piensan. Jack nos sirve de guía para conocer ese universo en el que él cree (que ‘habitación’ es todo el mundo que existe) y también para que lo cotidiano adquiera una nueva perspectiva. La mirada del niño es clave para el tono de la película, ya que si bien estamos ante dos individuos encerrados y una madre posiblemente violentada constantemente por el captor, la cinta jamás se tiñe del dramatismo que viene consigo en este tipo de historias. Se rehuye del miserabilismo y el melodrama, para concentrarse en las emociones (la cámara de limpios movimientos y el sonido palpitante apoyan a la experiencia) y el descubrimiento.

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La figura de la madre es tan importante como la del menor, aunque nunca veamos desde sus ojos, sino más bien a la distancia. A través de ella llegamos a aspectos intangibles como el instinto de protección, de supervivencia y, sobre todo, el amor incondicional de dos personas que deben, en todo momento, asumir roles que no deberían corresponderles: ella como una joven que debe afrontar la maternidad desde condiciones totalmente fuera de lo común y él como un niño que debe afrontar su propio crecimiento, casi de forma prematura, en una circunstancias de vida o muerte. 

Es por ello que la escena del escape es tan importante, tanto en el sentido narrativo (es la que impulsa la segunda mitad de la película) como en uno más interno. Somos partícipes de un parto doble, dos personas que deben volver a nacer a una sociedad que ya los había olvidado: el niño debe enfrentarse al mundo por primera vez; pero la madre era una adolescente cuando fue encerrada y ahora debe afrontar la adultez de la forma más dolorosa posible. «La Habitación» es una fábula sobre dos seres que se ven obligados a crecer a la fuerza.

La propuesta visual de Abrahamson convive de manera efectiva con un guión repleto de monólogos internos del niño. Tanto las imágenes, en planos que empequeñecen al concentrarse en detalles y expanden al mismo tiempo para hacer crecer las atmósferas, como los diálogos (y silencios), encajan muy bien y cumplen su propósito. De esa manera, la cinta juega a redefinir el mundo como lo conocemos. Por un lado, desde una mirada al espacio físico que se puede traducir en un cobertizo, una habitación, una casa o un vecindario. Y por el otro, desde el sentido figurativo de pertenencia, ese por el que un niño siente que su mundo es más que ese espacio en el que vive, uno en el que necesita la presencia de su madre.

«La Habitación» es una película que pudo quedarse en la anécdota trágica del secuestro y la necesidad de escape, pero prefiere trasladar ese encierro físico a la psicología de sus personajes, los cuales descubren que el escape no era el final feliz que esperaban. Se trata de una película que entiende el cambio como motor de vida, pero también como un proceso doloroso de maduración.

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