En Cinta Lunes, 16 enero 2017

Ben Affleck ha demostrado ser mucho mejor director que actor y estas películas lo demuestran

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Escribe: Ernesto Zelaya (@ErnestoZelayaM)

En el 2003 se estrenó una película que, 14 años después, se sigue considerando entre lo peor que nos ha dado el nuevo milenio. «Gigli» era el tipo de película que podía arruinar carreras: la historia de un aspirante a mafioso algo denso y su poco convencional romance con una sicaria lesbiana, mientras ambos cuidan de un joven rehén con retardo. El afectado fue Ben Affleck, quien tras esto y su fallido intento de formar parte del universo Marvel (cuando aún no existía el universo Marvel) en «Daredevil» – antes de que el personaje encontrara un buen hogar en Netflix – se convirtió en el hazmerreír de Hollywood, otra cara bonita tragada y escupida por el star system; sus dudosas elecciones de roles y su mediático romance con Jennifer Lopez (quien memorablemente lo acompañó en «Gigli» imitando a un pavo) tampoco ayudaron a la causa.

Del Oscar a Mejor Guion, al Razzie al Peor Actor de la Década

Para Benjamin Geza Affleck, era el ocaso de una carrera que había comenzado de la mejor manera. En los años 90, tras una serie de papeles menores y tratando de buscar su propio camino al estrellato, unió fuerzas con su amigo de la infancia, Matt Damon – ambos son orgullosos hijos de Boston –, para escribir la historia de un genio de las matemáticas que trabaja como conserje trapeando los pisos de una universidad. «Good Will Hunting» (1997), dirigida por el casi siempre impredecible Gus Van Sant (que siguió esta joyita con el olvidable y totalmente innecesario remake de «Psicosis»; más desigual imposible) fue un éxito y les valió a los dos amigos un Oscar a Mejor Guión.

Pero mientras Damon le sacó provecho a su imagen de tipo bueno para hacer todo tipo de roles, volverse íntimo de Steven Soderbergh y convertirse en el super espía con amnesia Jason Bourne, Affleck quedó encasillado en papeles de galán de taquilla, yéndose por el camino de los blockbusters de la mano de Michael Bay; «Armageddon» (1998) y «Pearl Harbor» (2001) enterraron cualquier talento que podría tener el actor bajo un sinfín de excesos pirotécnicos. Atrás quedaron los días de aparecer en los filmes indie de Kevin Smith; Affleck era una cara bonita, una megaestrella que sólo podía interpretar variaciones de sí mismo – en este caso, el tipo carismático aunque un poco arrogante – y a quien costaba separar de su imagen pública. En el 2010, le entregaron el Razzie al Peor Actor de la Década y tendría que hacer algo contundente para salir de ese hoyo.

1. «Gone Baby Gone» (2007)

Pero cansado de ser objeto de burlas (o que lo recuerden por cintas de terror serie B que nadie vio), Affleck se reinventó en el 2007 poniéndose detrás de cámaras para dirigir «Desapareció una noche» (Gone Baby Gone), cinta policial basada en una novela de Dennis Lehane, otro hijo pródigo de Boston. Para esta historia sobre una pareja de detectives (Patrick Kenzie y Angela Gennaro, protagonistas de seis libros del autor) investigando la desaparición de una niña, el novel director contó con un reparto por el que cualquier realizador mataría: además de su hermano menor Casey, estaban Michelle Monaghan, Morgan Freeman, Amy Ryan y un excelente Ed Harris. El resultado, digno de cualquier director de trayectoria, tomó a muchos por sorpresa; era tal vez la transformación de actor a director más sorprendente desde Clint Eastwood.

2. «The Town» (2010)

El fuerte de Affleck es dirigir actores y tuvo otro gran grupo en su siguiente film, «Atracción peligrosa» (The Town, 2010): Jeremy Renner, Rebecca Hall, Jon Hamm (Don Draper de la serie «Mad Men»), Blake Lively, el desaparecido Pete Postlethwaite y Chris Cooper. Affleck se dio a sí mismo el papel principal de Doug Macray, un ladrón de bancos que se enamora de una de las víctimas de su último golpe. Además de ser un buen policial, la película es un tributo a su ciudad natal; Boston es casi un personaje más, un lugar con sus propios códigos y cultura, y donde hasta los criminales tienen sentido de lealtad y honor. En el fondo, Affleck seguía siendo el mismo chico de barrio; ha expresado más de una vez su deseo de establecer una productora en Boston y filmar películas que hablen sobre el lugar y sus habitantes.

3. «Argo» (2012)

Sin embargo, su próximo proyecto lo llevó a Medio Oriente: «Argo» (2012) recrea un descabellado plan de la CIA en los años 80 para rescatar a unos funcionarios de la embajada norteamericana en Teherán, Irán luego de que esta fuese atacada por activistas protestando que el entonces Presidente Jimmy Carter le diera asilo al Shah durante la Revolución Iraní. Contada con el ritmo y estilo de un thriller político setentero, la película demostró que Affleck aprendió bien las lecciones de figuras de la época como Sidney Lumet o John Schlesinger. Su victoria en los Oscar como Mejor Película lo confirmó como un director de cuidado, alguien cuyos proyectos valía la pena esperar con altas expectativas.

4. «Live by Night» (2016)

Ese es el caso de «Vivir de noche» (Live by Night), otra adaptación de una obra de Dennis Lehane. Una cinta de gángsters ambientada en los años 20, en plena Prohibición, con Affleck interpretando a Joe Coughlin, el hijo de un policía convertido en mafioso. De nuevo acompañado de un reparto que llamaría la atención de cualquiera – Zoe Saldana, Elle Fanning, Chris Cooper, Brendan Gleeson, entre otros – el director ha recibido críticas mixtas por este proyecto, aunque casi todas han señalado su perfecta recreación histórica, una digna heredera de las antiguas cintas de gángsters protagonizadas por rudos como James Cagney.

Su nueva faceta como realizador también le ha permitido a Affleck renovarse como actor con una mayor diversidad de roles (además de adquirir un estado físico que lo hace parecer un closet; el hombre apenas cabe en los ternos): desde «El contador», donde interpretó al primer superhéroe autista de la historia del cine, hasta Batman en «Batman v. Superman»; dentro del caótico y deprimente desorden de Zack Snyder, su Hombre Murciélago desequilibrado e implacable fue tal vez el mejor elemento a rescatar. Ahora Affleck baraja el dirigir la próxima entrega del protector de Ciudad Gótica y fiel a su estilo realista de cine policial, el villano principal no será un monstruo de dos metros de altura sino Deathstroke, un mercenario armado hasta los dientes; y es que Batman está más cómodo en un ambiente urbano que peleando contra criaturas extraterrestres que podrían matarlo en cuestión de segundos.

Por ahora, sólo nos queda disfrutar de «Vivir de noche» y su tributo al cine policial; sea o no justificada su tibia recepción en EE.UU, lo cierto es que, tras cuatro películas, la carrera como director de Affleck recién empieza.

YAPA

Como olvidar su imitación/tributo al Alec Baldwin de «Glengarry Glen Ross» en «Boiler Room» (2000) de Ben Younger, y más aún en un inolvidable doblaje español digno del Marqués de Castilla; en cuatro minutos, hace reír y pone a un montón de inocentes al día con la realidad de trabajar en Wall Street.

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