En Cinta Jueves, 9 noviembre 2017

«Sin vagina, me marginan» es una película peruana cuyo título fue censurado y por eso no la estrenaron

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Entrevista de: Alberto Castro (@mczorro)

Dos chicas transexuales, que se ganan la vida como prostitutas, se meten en una serie de líos para lograr recaudar el suficiente dinero para pagar una operación de cambio de sexo. Esa es la premisa de «Sin vagina, me marginan», la ópera primera de Wesley Verástegui, un economista que se cansó de vivir enfrascado en la rutina del saco y la corbata, por lo que decidió invertir en esta película de micropresupuesto que fue grabada íntegramente con un celular. Se trata de una propuesta de factura precaria, pero cuyo agudo humor, peculiar temática y grueso estilo serie-B llamó la atención de miles en las redes sociales, donde su adelanto se viralizó a pocas horas de haberse publicado (su tráiler supera el medio millón de reproducciones a la fecha).

Fue gracias a esa atención que la película consiguió una distribuidora que se comprometió a estrenarla en cines en setiembre; pero a pocos días de la fecha de lanzamiento, se retractó. ¿Qué fue lo que pasó? Un grupo de padres de familia se quejó del título y exigió que se sacara todo material publicitario de los cines, porque la palabra ‘vagina’ atentaba contra la integridad de sus hijos menores de edad.

Tuve la oportunidad de conversar con el director sobre su atrevida propuesta cinematográfica, el ruido que generó en redes sociales (tanto positivo como negativo), sobre la presencia mediática de la comunidad trans, así como el atropello sufrido a puertas de su estreno comercial.

EL DATO: La película se proyectará de forma gratuita hoy jueves 9 de noviembre a las 4pm en el Auditorio Central de la Universidad de Lima y el sábado 11 de noviembre a las 3pm en la Sala Ventana Indiscreta de la Universidad de Lima.


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El director, Wesley Verástegui. Retrato: Midchel Meza.

¿Cómo es que te animas a financiar tu primera película?

Escribo guiones desde los 21 años, empecé a hacerlo de forma autodidacta. El primer concurso al que me presenté con un guion que ya consideraba lo suficientemente presentable e interesante fue al Festival Latinoamericano de La Habana, donde salí nominado. Luego presenté uno en inglés a un concurso en los Estados Unidos, donde quedé finalista. Pero que un concurso te seleccione no significa que vayan a producir tu película: igual servía para sentir que estaba haciendo bien las cosas.

Con esa validación, me animé a escribir un guion cuyo presupuesto pudiera ser bastante ajustado como para arriesgarme yo mismo a invertir y así escribí “Sin vagina, me marginan”. Yo ya tenía en mente escribir una historia de chicas trans y justo apareció “Tangerine” en mi lista de películas del tema que tenía que ver. No me gustó la historia que contaba, pero me gustó mucho el look que tenía y descubrí que había sido grabada con un celular, algo que me dio la idea de hacer lo mismo. Claro que “Tangerine” costó 100 mil dólares, lo cual es bajísimo presupuesto en EEUU, y a mí me costó 5000 dólares.

¿De dónde surge la historia de la película?

Se me ocurre por tres cosas. Para mí, las mujeres trans tienen tres ingredientes cinematográficos muy importantes. Primero, que viven con mucho conflicto y la base de un guion es el conflicto. En segundo lugar, que físicamente son muy llamativas, lo cual me interesa para atraer el ojo del público. Y finalmente, se comunican con un lenguaje muy particular y son muy inteligentes. Tienen un chip que hace que sean muy rápidas para responder y procesar la realidad, algo que me ayudaba a la hora de crear los diálogos de la historia. Pero, antes de escribir el guion, yo no conocía a ninguna persona trans, por lo que me puse a leer un montón sobre el tema. Creo que me sirvió bastante haber escrito la historia desde una perspectiva lejana, porque si hubiera conocido a personas trans, me hubiera limitado a la realidad: porque la historia que he escrito es una locura, es demente. La película tiene unos diálogos alucinantes, los personajes son más grandes que la realidad y es producto de no haber conocido directamente a nadie que se parezca a mis protagonistas.

Si bien mencionas a “Tangerine” como referencia de producción, tu película tiene un espíritu mucho más serie-B o cine de explotación. ¿Qué referencias tuviste?

Como escritor de historias, prefiero ser lo más original que pueda con lo que hago, así que traté de alejarme lo más que pude de lo que ya se había hecho. Podría mencionar el cine de Pedro Almódovar, tal vez. Pero he evitado copiar o referirme a cosas específicas.

¿Cómo fue que conseguiste que un distribuidor se animara a estrenar la película?

Gracias a que la gente ayudó a viralizar su adelanto. Sin eso, creo que no nos hubieran ofrecido ni una sola sala. Antes, yo había mandado la película a un festival chiquito de cine alternativo, para lo que creé una página de Facebook y publiqué un teaser que en pocas horas consiguió 20 mil vistas. Al día siguiente, me levanté y estaba en 150 mil vistas; cuatro días después ya tenía más 400 mil vistas. Y las reacciones me daban mucha risa, porque había de todo. Con ese antecedente, Star Films finalmente se animó a estrenar mi película

La película tenía una fecha de estreno fijada para setiembre y, de un día para otro, se canceló. ¿Qué pasó?

A tres días de la fecha anunciada, cuando todo estaba listo para el lanzamiento, se cae el estreno porque un grupo de padres de familia se quejó a los cines de lo grosero que les parecía el afiche. Les resultaba ofensiva la palabra vagina y la imagen que acompañaba el diseño. Según ellos, afectaba la mentalidad de sus hijos y pidieron que se quite todo el material publicitario de las salas. Por ello, la distribuidora decidió postergar la fecha de estreno; igual nos han dicho que se estrenará en salas comerciales porque continúan creyendo mucho en el proyecto, más aún luego de que la película fuera seleccionada al LesGaiCineMad (Festival Internacional de Cine LGBT de Madrid). La fecha aún está en debate, pero lo más probable es que sea en verano del próximo año. Por cierto, ya nos pidieron que censuremos la palabra vagina en el próximo afiche que diseñemos.

Aparte de esta censura, me imagino que en redes debes también recibido comentarios transfóbicos.

Sí, por supuesto, era de esperarse. Sobre todo porque muchos activistas compartieron el adelanto, lo cual ayudó a que se viralizara, pero también a que recogiera estos comentarios en contra. Ahora, tampoco me llamó en absoluto la atención de que criticaran la película por su producción pobre, pero también sabía que la gente se iba a matar de risa. Cuando vean la película, también estoy preparado para las críticas, porque sé lo que he hecho. Y sé que muchos van a adorar la película.

Claro, muchas de las críticas van por el lado de la producción precaria…

Y creo que es algo que va muy bien con la historia. El título hace referencia a una marginación: la película está hecha con un look pobre, en una ciudad pobre, con unos personajes pobres. Va todo de la mano. Está filmada en el Centro de Lima, donde si enfocaba el piso encontraba basura, o si movía la cámara había una casa tarrajeada, con gente caminando en las pistas y los carros metiéndose. Nunca iba a verse como una producción A, sino que era algo totalmente B, C o D.

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¿Qué tan importante consideras que la comunidad trans tenga cada vez más presencia mediática? En nuestro país, sigue siendo casi inexistente.

Es muy importante, porque esas personas existen y sus derechos son tan válidos como los de cualquiera. Y yo feliz de colaborar a eso. Espero que la gente logre empatizar con la historia, porque son dos prostitutas que, como bien claro dicen en la película, han sido empujadas a serño, no es que quieran. Porque nadie les da un trabajo, porque las botaron de la casa y, por lo tanto, la educación quedó limitada o no la tuvieron. Es algo que le toca a gran parte de la comunidad trans y lo que les queda es sobrevivir en la calle. Siento que la película retrata su situación tal cual.

No se trata de una película que busque hacer una denuncia, pero tal vez sin quererlo te has vuelto un activista de la comunidad.

Sí. Yo adoro a Javiera (Arnillas) y Marina (Kapoor), mis protagonistas, yo las conocí a raíz de esto y ahora las considero como hermanas o como hijas. Las quiero mucho y las respeto un montón. Y me divierto un montón con ellas, claro, porque son chistosísimas.

¿Qué es lo que quisieras lograr con esta película?

Quiero que la gente se ría mucho. Quiero que la gente cambie su manera de ver a las personas trans. Y estoy seguro de que se van a divertir, es una película que te entretiene de cabo a rabo. Es corta, va al punto y tiene chistes en cada secuencia.

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