En Cinta Domingo, 7 mayo 2017

El club de los cinco: «Five Came Back» es un documental indispensable para cinéfilos y amantes de la historia

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Escribe: Ernesto Zelaya (@ErnestoZelayaM)

Hollywood es llamada la fábrica de sueños: antes que cualquier otra cosa, su negocio es la fantasía, darle al público dos horas de escapismo de sus vidas. Pero a veces la realidad se impone y ni siquiera la Meca del Cine puede ignorar lo que está pasando en el mundo. Así sucedió durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los estudios se dieron cuenta de que el público estaba demasiado pendiente del conflicto en Europa como para prestar atención a los coloridos musicales, romances y coboyadas que las salas de cine les traían.

Hollywood quiso aportar su granito de arena al conflicto y ¿qué mejor manera de hacerlo que capturando lo que estaba sucediendo al otro lado del mundo en pantalla? Para enseñarles a los que estaban en casa lo que estaba en juego para el mundo y, tal vez, motivarlos a tomar las armas. Y así fue como cinco de los mejores directores de la historia de Hollywood – John Ford, conocido por sus westerns; George Stevens, entonces un especialista en comedias y musicales light; Frank Capra, cultor del sentimentalismo extremo llamado capra-corn; William Wyler, un explorador del comportamiento humano; y John Huston, el novato del grupo que ya había llamado la atención de todos al debutar con «El halcón maltés» – cambiaron su gorra de director por una boina y se pusieron manos a la obra. Se trataba de producir películas por encargo del gobierno para subir la moral e incentivar a las tropas, pero pronto se convirtió en la aventura de sus vidas, una capturada en el documental «Five Came Back» de Laurent Bouzereau; Netflix ha partido sus más de tres horas de duración en episodios digeribles.

Steven Spielberg y Guillermo del Toro son dos de los directores que colaboraron en la realización de este documental.

Steven Spielberg y Guillermo del Toro son dos de los directores que colaboraron en la realización de este documental, aportando sus reflexiones sobre el uso de la propaganda en el cine.

Con la ayuda de directores actuales de la talla de Steven Spielberg, Guillermo del Toro, Paul Greengrass, Lawrence Kasdan y Francis Ford Coppola, Bouzereau aprovecha la historia de estos cinco directores para reflexionar acerca del uso de la propaganda en el cine. Esto no es nuevo; el séptimo arte es una de las herramientas más eficaces para influenciar, concientizar e informar a un público masivo. Así como la Alemania Nazi tenía los filmes de Leni Riefenstahl para engrandecer su causa, EE.UU hizo lo propio frente a la guerra.

Si bien cada director logró darle un toque personal a lo que les tocó filmar – Ford veía el conflicto como algo épico, al mejor estilo de sus coboyadas, mientras que para Huston era una aventura en territorio desconocido, tal como en «El tesoro de la Sierra Madre» – se trataba, al fin y al cabo, de propaganda y para los efectos de la misma todo valía, incluso recrear escenas de combate en territorios donde no ocurría mucho, al mejor estilo de «Wag The Dog» de Barry Levinson, donde el país entero se compra una guerra inventada.

Capra, designado por el gobierno como el encargado de todos los distintos proyectos fílmicos, no tuvo reparos en presentar unas groseras y racistas caricaturas de los japoneses tanto en cortos animados, como en la panfletaria «Know Your Enemy: Japan». El famoso director se redimiría produciendo el corto «The Negro Soldier», un verídico retrato de los reclutas afroamericanos y su aporte al llamado war effort que, debido al clima racial de la época, era pasado por alto o mirado en menos.

He ahí el gran cuestionamiento acerca del cine como propaganda: el que sea claramente sesgado y para nada objetivo puede poner en tela de juicio su veracidad y sus intenciones. Tal vez eso explique porque este tipo de cine es extraño hoy en día – algo como «Know Your Enemy» caería bastante mal en la sociedad actual, mucho más políticamente correcta e inclusiva.  Hoy en día, si algún director tiene algo que decir acerca de algún conflicto o situación política – véase como ejemplos a Spielberg con «La lista de Schindler» o «Munich» o Atom Egoyan con «Ararat», su visión del genocidio de Armenia por parte de Turquía a principios del siglo XX – suele venir desde un punto de vista muy personal e íntimo, y no por encargo de algún gobierno. La Segunda Guerra Mundial fue tal vez una de las pocas ocasiones en las que se pudo ver a Hollywood trabajar tan de cerca con la clase política. Hoy en día, resulta casi imposible imaginar a algún realizador echarse la cámara al hombro e ir a filmar a lugares como Irak o Afganistán, por dar dos ejemplos; han encontrado otras maneras más seguras de transmitir sus mensajes.

Cinco leyendas del cine cuyas carreras cambiaron tras documentar la Segunda Guerra Mundial.

Cinco leyendas del cine cuyas carreras cambiaron tras documentar la Segunda Guerra Mundial.

Y es que Hollywood trabajaba de forma distinta en los años 40 y 50;  eran los tiempos de lo que se llamaba el studio system, donde los productores tomaban todas las decisiones importantes y los directores eran empleados bajo contrato. Si bien su intención al irse a la guerra era contribuir al esfuerzo bélico, era también un trabajo asignado con el que tenían que cumplir. Las cosas cambiaron en los años 60 y los realizadores lograron independizarse, algo que hasta ahora les permite elegir libremente si quieren embarcarse en proyectos de esta índole.

Pero lo cierto es que, directores o no, eran seres humanos; y un ser humano no puede mantenerse indiferente frente a los horrores de un conflicto a gran escala. Los cinco vivieron la guerra de cerca: Wyler se embarcó en un bombardero durante una misión, sabiendo que, siendo judío, si el avión era derribado y él capturado, su vida acabaría sin más; Ford fue participe del desembarco de Normandía, corriendo cámara en mano tras los soldados que saltaban a la playa sorteando fuego enemigo; Stevens fue uno de los primeros en conocer de primera mano los horrores del nazismo al acompañar a las tropas durante la liberación del campo de concentración de Dachau, dejando imágenes para la posteridad imposibles de olvidar. Pronto, las experiencias en la guerra dejaron de ser un trabajo para convertirse en algo más para estos cinco hombres, tal vez una obligación para con su país de asegurarse de que estos sucesos nunca se vuelvan a repetir.

Sus carreras posteriores al conflicto se vieron afectadas. Capra filmó «Que bello es vivir» a manera de catarsis y el filme es ahora un clásico navideño; Wyler trató de plasmar sus experiencias como un veterano de guerra en «Los mejores años de nuestras vidas», que le valió el segundo de sus tres Oscares a Mejor Director; Ford se sumió en el alcoholismo, un espectro que lo acompañaría el resto de su vida; Huston tuvo tal vez una de las carreras más prolíficas de cualquier realizador en Hollywood, filmando hasta 1987; y un profundamente afectado Stevens dejó las comedias y musicales para convertirse en un afamado director de dramas – entre sus filmes más aclamados está «Giant» con el mítico James Dean.

«Five Came Back» nos da una perspectiva diferente y muy humana de uno de los conflictos más sonados del siglo pasado. En las historias de estos cinco realizadores, descubre las realidades de la guerra, la relación del cine con la misma y cómo nadie puede mantenerse indiferente a los conflictos a gran escala. Indispensable para cinéfilos y amantes de la historia.

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