En Cinta Miércoles, 19 abril 2017

20 extraordinarios videoclips que demuestran el poder cinematográfico del formato

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El maestro del cine Martin Scorsese dirigió el videoclip de "Bad" de Michael Jackson allá en

El maestro del cine Martin Scorsese dirigió el videoclip de «Bad» de Michael Jackson allá en 1987, creando un cortometraje de 18 minutos.

Escribe: Rafael Flores Figueroa

El segundo musical de Tondero se llama «Avenida Larco» y ya mucho se ha escrito y se sigue escribiendo acerca de sus desaciertos. Mi intención, en este caso, es solo incidir en uno de los reproches en el cual coincide la mayoría de opiniones: la preponderante estética de videoclip de sus números musicales.

Al hablar de estética de videoclip nos referimos a las características que hacen que un vídeo musical sea lo que es: un vehículo promocional para una canción lanzada por algún artista que busca vender más discos. Para esto, se sirve de una serie de herramientas de estilo ligadas al mundo de la publicidad. Por ejemplo: mostrar los rostros de los artistas para que se vuelvan inmediatamente reconocibles, ofrecer una fotografía de imágenes atractivas, claras y coloridas, mantener una continuidad intensificada (edición ágil con planos de duración breve), favorecer la exposición de escenografías vistosas y variadas, y, si cabe, incluir una coreografía que sintonice con el producto final.

Esto no quiere decir que un videoclip tenga menos méritos que una cinta musical, ni mucho menos. Porque el videoclip también es un medio expresivo legítimo. Muchos músicos y realizadores han unido fuerzas con ánimos de emplear esa herramienta para saciar sus propias voracidades artísticas. Los primeros vídeos de Pink Floyd, The Beatles, David Bowie, Kraftwerk y Queen confirman su potencial: son piezas rebosantes de imágenes sugestivas y vibrantes, pobladas por universos de imaginarios poliédricos.

Michel Gondry, Spike Jonze, Sofia Coppola, Brian De Palma y David Fincher (quien dirigió "Vogue" para Madonna) son solo algunos de los nombres de directores de cine que han pasado por el formato videoclip.

Michel Gondry, Spike Jonze, Sofia Coppola, Brian De Palma y David Fincher (quien dirigió «Vogue» para Madonna) son solo algunos directores de cine que han pasado por el formato videoclip.

Un vídeo musical también puede ser cinematográfico. Es decir que, a pesar de estar sujeto a un corsé de necesidades de venta, este puede hacer el intento de valerse de la tradición del cine musical para cumplir su cometido: mostrar una canción y al artista que la interpreta. Así, existe una serie de vídeos que aprovechan las bondades expresivas del musical para encontrar su lenguaje propio. Aquí les comparto una selección hecha a vuelo de pájaro, incompleta pero ilustrativa, que sirve de argumento para probar que el videoclip no tiene porqué ceñirse a ese esqueleto básico de características que supuestamente lo constituyen.

En estos títulos la cámara se libera de su rigidez y se vuelve móvil. Aprovecha el escenario y la profundidad de campo, empleando así las posibilidades del encuadre. Se acerca o se aleja, cambiando o no de punto de vista, pero siempre con un propósito, manteniendo la lógica narrativa de la palabra cantada del intérprete. Rescata la teatralidad de la escenografía y de la puesta en escena, además de la plasticidad de los actores. Se planta y mantiene su eje para enriquecer el dinamismo de las acciones o de las coreografías. Hace uso del guiño cinéfilo o del pastiche, para mostrar su herencia fílmica, su adherencia a un estilo en particular o para establecer un lazo cómplice de familiaridad. Esboza un argumento esencial y tiene cuidado de no desintegrarlo, manteniendo la continuidad espacial en los tránsitos de las escenas. Sugiere siempre un fuera de campo, interactuando con él o tan solo insinuándolo, alimentando así la ilusión de amplitud. Por último, emplea la luz como pincel, recobrando la capacidad expresionista de la fotografía.

Que comience la función:

1. M.I.A.  – “P.O.W.A.” (2017 – Dirige: M.I.A.)

La propia Mathangi Arulpragasam dirige su sencillo lanzado en febrero de este año. De entrada, aprovecha la extensión del páramo, colocando a sus bailarines en fila y jugando con la posición de los planos. “Yo no soy Rihanna, no soy Madonna, no soy Mariah ni Ariana”, reza la intérprete. Ella no teme alejar la cámara, fundiendo su figura en la vastedad del desierto y las montañas.

2. Kanye West – “Fade” (2016 – Dirige: Eli Linnetz)

Puede que Kanye West sea un tipo odioso, pero parece poseer un sinfín de ideas insólitas bajo la manga. El universo visual que ha construido alrededor de su música es prueba de ello: una suma de pastiches inquietantes y de experimentos inefables. En “Fade” (canción extraída de “The Life of Pablo”, un disco que nunca terminará de mutar), él y su director invocan a la cinta “Flashdance” de Adrian Lyne, y la convierten en una fantasía erótica de seres antropomorfos.

3. Hercules & Love Affair ft. John Grant – “I Try To Talk To You” (2014 – Dirige: David Wilson)

La ternura en la áspera confesión de John Grant se convierte en danza íntima y sombra sutil. No es un plano secuencia total, pero la claridad narrativa y coreográfica crea la ilusión de unidad. La pieza posee una belleza agridulce, que se sustenta en la suntuosa y viril plasticidad de dos cuerpos vivos entrelazándose al unísono.

4. Javiera Mena – “Espada” (2013 – Dirige: Luis Cerveró)

Javiera nos invita a su mundo de estructuras tecnotrónicas para contar una historia de amor a primera vista, entre dos chicas que cruzan miradas un día cualquiera. “Me entrego a la ley de existir” canta ella, mientras persigue a su objeto de deseo en una ciudad de colores cálidos y oropeles discotequeros. La intervención de los efectos especiales y los constantes cambios de plano en los espacios digitales perfilan muy bien esta fábula sexual de amor desaforado.

5. Grimes – “Oblivion” (2012 – Dirige: Grimes – Emily Kai Bock)

Grimes impone su frágil silueta al centro del encuadre, dotándolo de equilibrio. El fondo permanece móvil, y hay un fuera de cuadro que se manifiesta de cuando en cuando (personas desconocidas entran y salen, y algunas de ellas participan en la acción). La cámara, que permanece en su eje, aprovecha el frente y el fondo, insuflando todo de una vitalidad etérea.

6. Frank Ocean – “Novacane” (2011 – Dirige: Nabil Elderkin)

Un único espacio cobra dinamismo gracias al paneo de la cámara. Es un relato eficaz que complementa la letra y adquiere intensidad gracias a la disposición dramática del intérprete. Al final, un elemento que interviene desde afuera otorga holgura a un contexto confinado.

7. Lady Gaga ft. Beyoncé – “Telephone” (2010 – Dirige: Jonas Akerlund)

Este sencillo emplea un esquema cinematográfico y aprovecha además la estética del videoclip. Los pasillos carcelarios lucen nitidez y horizonte. El diseño de los cuadros está para el lucimiento de los cuerpos en movimiento, que alternan posiciones en el encuadre. El ojo de la cámara se libera, asciende, cae al piso, se dobla para mirar de soslayo o en primer término. Ambas divas, Beyoncé y Gaga, ofrecen sofisticación estelar enfundadas en vestidos estrafalarios.

8. The Horrors – “Sheena Is A Parasite” (2006 – Dirige: Chris Cunningham)

Cunningham se mueve como pez en el agua en el mundo del vídeo. Sin embargo, en este título  planta su cámara. Por supuesto, está presente su imaginario lúdico, sádico, macabro y oscuro. Parece que a Cunningham las metáforas le valen. El opta por dar rienda suelta a la literalidad del asunto: Sheena es un parásito (que quede claro: tiene tentáculos en forma de tripas que atacan desde debajo de sus faldas).

9. George Michael – “Flawless” (2004 – Dirige: Jake Scott)

“Flawless” rescata la filiación teatral del musical: el episodio transcurre en un escenario. Incluso, se desnuda el artificio, cuando en un momento la cámara se aleja y revela el proscenio. El director hace flotar su instrumento, enfocándose en distintos puntos del lugar, multiplicando la acción al frente y al extremo del plano. En el clímax de la coreografía, la cámara retrocede y muestra a los bailarines, incluido George Michael, moviéndose a un solo compás: se manifiesta la sinergia ideal entre teatro y cine.

10. The Knife – “Pass This On” (2003 – Dirige: Johan Renck)

Un personaje de pie (Rickard Engfor, otrora drag queen), frente al micrófono, también puede ser una imagen sugestiva. El espectáculo se construye a través de su presencia ante el lente, su disposición corporal y su vestuario. La acción del campo – contracampo añade capas de sentido e ironía, para luego subvertir las expectativas del observador. El conjunto se resuelve de forma práctica: nadie puede resistirse al encanto de la melodía ni de la intérprete, y por tanto, no queda otra que ponerse a bailar.

11. Radiohead – “Knives Out” (2001 – Dirige: Michel Gondry)

Las piruetas narrativas del versátil Gondry adquieren síntesis en este clip, que narra la historia de una pareja de amantes. Elementos y actores actúan en una habitación que parece una casa de muñecas animada. La cámara se mueve invariablemente, mientras el realizador explota las posibilidades expresivas de la melodía y de los objetos en el cuadro. La puesta en escena de Gondry no conoce límites: en los cuatro minutos de duración muestra el paso entero de una vida ante nuestros ojos.

12. Smashing Pumpkins – “Ava Adore” (1998 –  Dirige: Dom and Nic)

El atuendo negro, la estampa filiforme y el cráneo liso de Billy Corgan lo vuelven una suerte de Nosferatu del rock alternativo en este vídeo. La steadycam acompaña al vocalista a través de espacios interminables. Es un desplazamiento que aprovecha la atmósfera gótica inspirada en el horror atmosférico y extravagante de la Hammer, de Mario Bava y William Castle.

13. Beastie Boys – “Intergalactic” (1998 – Dirige: MCA alias Nathaniel Hörnblowér)

Los Beastie Boys emplean su amor por el Kaiju (género donde monstruos gigantes son interpretados por actores disfrazados) para volver a asolar Tokyo con el ataque de un pulpo – cangrejo hostil. Luego, unos científicos orates le pararán el macho con la ayuda de su poderoso robot bailarín. El desmadre se completa con el trayecto rapero de los tres neoyorquinos disfrazados de obreros municipales japoneses.

14. Björk – “It’s All So Quiet” (1995 – Dirige: Spike Jonze)

La artista islandesa de apariencia seráfica invoca a Ginger Rogers para este cover del original de Betty Hutton. Spike Jonze hace lo propio citando el universo visual de los musicales de Jacques Demy. El final es formidable, con la coreografía desplegándose de menos a más en el extenso asfalto de la calle, y con una Björk que rompe el registro realista de la acción con su elevación etérea hacia el cielo.

15. PJ Harvey – “Man-Size” (1993 – Dirige: Maria Mochnacz)

“Quiero encajar / Tengo que volverme talla de hombre (…)/ ¿Puedes escucharme ahora? / Soy de la talla de un hombre”, vocifera PJ Harvey. La imagen se despoja de utilería y de colores, y se concentra en ella. Su rostro y su figura demandan atención. La cámara no se mueve, dejándonos a la merced de la fuerza corpórea de Harvey, quien nos confronta con ira contestataria y fiereza penetrante e insumisa.

16. Sonic Youth – “Dirty Boots” (1991 – Dirige: Tamra Davis)

El decorado: una tocada de Sonic Youth. Los protagonistas: dos jovencitos que se conocen en el pogo y se prendan mutuamente. La realizadora Davis aplica variedad de oblicuidades para amplificar la narrativa del lugar aislado. La pieza prefiere claridad en el relato antes que la vistosidad de las imágenes o de la fotografía. La tocada roquera adquiere una teatralidad inusual y encantadora, a pesar de su aparente naturaleza caótica.

17. NWA – “Straight Outta Compton” (1988 – Dirige: Rupert Wainright)

El registro granulado suma crudeza a este vídeo ubicado en los barrios de Compton. Los traslados callejeros tienen la vitalidad de la actitud desafiante de los intérpretes. El director se arriesga y entromete la cámara entre los callejones. La quietud no es una opción válida en un sitio donde tu color de piel te puede llevar directo al calabozo o a la muerte.

18. Michael Jackson – “Bad” (1987 – Dirige: Martin Scorsese)

Scorsese es un apasionado de todos los cines, y en este clip demuestra su amor por el clásico sesentero de Robert Wise y Jerome Robbins: “West Side Story”. Se trata de un cortometraje de 18 minutos que relata el conflicto entre dos grupos de amigos de barrio. La versión corta se enfoca en la coreografía liderada por un Jackson ataviado de cadenas, pulseras y casaca de cuero. La cámara privilegia las acciones de los bailarines, su interacción con en el espacio y con los elementos. La coreografía se pone a disposición de la historia, empleando un lenguaje corporal que integra la personalidad de la escena y del personaje en la totalidad del encuadre.

19. Madonna – “Papa Don’t Preach” (1986 – Dirige: James Foley)

El espíritu de Audrey Hepburn posee a Madonna en este sencillo que cuenta la confesión que le hace una chica a su padre. El vestuario y el corte de cabello que ostenta la reina del pop aluden a la moda que impuso Hepburn en los cincuentas. Incluso, en la escena donde aparece sola, luciendo un enterizo negro, remite a la Audrey de “Funny Face”, pero en una mixtura que añade la exuberante fragilidad de Marilyn Monroe y la agresividad y el desenfado propios de la vocalista. El argumento sigue la anécdota de la letra, siempre manteniendo la continuidad espacio-temporal. Intervienen sendas secuencias donde Madonna baila en solitario, mientras la cámara captura su cuerpo, imponiendo su plástica sensualidad y el coqueto atractivo de su carisma interpretativo.

20. David Lee Roth – «Just A Gigolo/I Ain’t Got Nobody» (1985 – Dirige: Pete Angelus)

David Lee Roth fue para MTV lo que Clark Gable fue para Hollywood: el rey. Al menos, lo fue por un breve tiempo, y este vídeo da fe de ello. Roth descarta la solemnidad propia de las estrellas y da rienda suelta a su versatilidad rampante, haciéndolo todo: cabriolas lúdicas y desvergonzadas, piruetas gimnásticas, meneos lúbricos y sugerentes, y mucha, mucha comedia física. De paso, ensaya una sátira en clave de musical, situada en un plató, donde se burla de sus congéneres (aparecen parodias de Cindy Lauper, Michael Jackson, Billy Idol y Boy George), incluyéndose a sí mismo. La cámara le sigue el juego al protagonista en todo momento, cambiando o no de perspectiva, aprovechando los distintos decorados. Pero la magia del espectáculo reside en el carisma a prueba de fuego de David Lee Roth, el inigualable maestro de ceremonias del glam-metal, o mejor dicho: un extraordinario acróbata cómico del vodevil más desopilante y cautivador.

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