En Cinta Martes, 6 diciembre 2016

«Capitán fantástico» es una película que nos presenta a una familia que ha crecido cuestionando a la sociedad

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Imagen: Electric City Entertainment

Imagen: Electric City Entertainment

Escribe: Rudy Ann Kuahara

Muchas veces nos olvidamos de que la mayoría de presuntos que tomamos como naturales son un constructo social. Presuntos que forman parte de nuestro día a día, como la definición de familia,  educación, trabajo, etc. Cuestionar y no dar por sentado nos resulta tan trabajoso que ya casi no lo hacemos, porque se nos hace mucho más fácil aceptar las reglas implícitas como inquebrantables. ¿Por qué? Porque cuestionar implica analizar, razonar y argumentar, y qué flojera ¿no? “Captain Fantastic”, dirigida por Matt Ross, nos brinda una mirada a la vida de una familia que ha crecido cuestionando a la sociedad y, sobretodo, a las instituciones de poder. La película empieza mostrando la rutina de una familia (compuesta por un padre y seis hijos menores) que vive en una especie de cabaña en el bosque, teniendo un enfoque en la crianza de los niños. Con una fuerte crítica al consumismo, a las religiones organizadas y al sistema educativo tradicional, no solo nos anima a aspirar por otras formas de vivir sino también a repensar cómo es que somos parte de una sociedad conformista.

La trama se complica cuando Ben Cash (el padre de la familia, interpretado por Viggo Mortensen) se entera de que la madre ha muerto. Es aquí donde empiezan a explotar los conflictos. El abuelo de los niños culpa a Ben por la muerte de la madre y no está de acuerdo con la forma en la que viven. Frustrados por querer honrar los deseos de la madre de ser cremada y siendo constantemente obstaculizados por el abuelo -que podría tomarse como una representación del poder-, la familia decide hacer todo lo posible por lograr su cometido. En el camino nos muestran grandes diferencias entre los modos de pensar de la familia de Ben y una familia común (representada por la hermana de Ben, su esposo y sus dos hijos). También se ve la lucha contradictoria por la que pasan los niños por querer pertenecer y a la vez estar orgullosos de cómo son.

Imagen: Electric City Entertainment

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La película resulta cautivadora en más de un aspecto. Es visualmente fascinante. Si no te atrae la trama o eres de los que aman el materialismo, igual quedarás encantado con cada una de la tomas que, sutilmente, van creando un contraste entre naturaleza y ciudad. Viggo Mortensen transmite con sinceridad los conflictos internos por los que pasa a causa de sus propias decisiones sobre la crianza de sus hijos. Al mismo tiempo, a pesar de no ahondar en cada uno de ellos, la manera en que se nos presenta a sus hijos deja entrever una profundidad en sus historias. El ritmo de la narración permite digerir la película fácilmente -esto ocasiona que los temas tratados queden un poco superficiales, pero aún así el mensaje es potente y se entiende.

Resulta importante mencionar también el giro pausado que se da a lo largo de la película. Al principio, nos muestra una forma de vida completamente distinta a la que estamos acostumbrados y es difícil no anhelar algo parecido; sin embargo, conforme va avanzando, se empiezan a notar distintos quiebres y fallas en esta. Es emocionante cómo la trama nos hace idealizar aquella vida salvaje para, poco a poco, mostrarnos que es un extremo lleno de huecos. Estos huecos se presentan de forma evidente cuando los hijos de Ben empiezan a sufrir accidentes -tanto emocionales como físicos- en el bosque y también en la ciudad.

La crítica a la sociedad moderna se mantiene fuerte hasta el final, pero también nos deja claro que alejarse de todo para vivir fuera de esta tiene sus implicancias negativas y finalmente es como encerrarte en una burbuja. Considerando que el mensaje es cuestionar y luchar en contra del poder (stick it to the man) resulta un poco contradictorio enajenarse por completo. Otro giro importante sucede ya casi terminando la película, cuando el personaje del abuelo revela matices que permiten entenderlo. Después de todo, “Captain Fantastic” quiere tener un final feliz con moraleja. Las formas como vivimos y las instituciones de poder pueden estar podridas, pero es importante intentar hacer algo al respecto y siempre existe la posibilidad de crear cambios así como nuevas formas de pensamiento.

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