En Cinta Martes, 16 agosto 2016

«Strike a pose» es un documental sobre los 7 bailarines que acompañaron a Madonna en su gira de 1990

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Imagen: Indiewire

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Escribe: Escribe: Rafael Flores Figueroa

«Strike a Pose» es un documental belga-neerlandés realizado a cuatro manos por Ester Gould y Reijer Zwaan. La cinta da cuenta de los derroteros de los siete bailarines que acompañaron a Madonna en su Blonde Ambition World Tour, quizá la gira mundial más exitosa y controvertida de la artista nacida en Michigan. Carlton Wilborn, Jose Gutierrez Xtravaganza, Luis Xtravaganza Camacho, Salim Gauwloos y Oliver S. Crumes III (el séptimo integrante, Gabriel Trupin, moriría en 1995 por complicaciones causadas debido al SIDA) reúnen reflexiones y anécdotas acerca de la época que les tocó vivir, antes y después de Madonna.

No se trata de un ejercicio historiográfico que detalle el contexto histórico de finales de los ochenta y principios de los noventa, ni tampoco un acompañamiento de “Truth or Dare”, cinta que fue concebida como una suerte de detrás de cámaras de la gira. Más bien, funciona como ritual de ordalía, ocasión para que los protagonistas purguen sus demonios a través de una última confesión, total y traslúcida.

Son historias de ascenso y caída, documentos de una época de contiendas funestas (la epidemia del VIH todavía seguía cobrando miles de víctimas); experiencias que encontraron ebullición catártica en la Madonna de aquellos tiempos (no era cualquier Madonna, sino la que abanderó a toda una generación hastiada de tanta pacatería y odio, al ritmo de tres himnos de orgullo e identidad sexual: Like a Prayer, Vogue y Express Yourself).

Imagen: CineMaterial

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La fama siempre es mejor, hasta que la luz alumbra a otra orilla; pero estos artistas, que por un puñado de años tuvieron a los ojos del mundo sobre ellos, no pueden dar marcha atrás. Entonces, aparecen las drogas y sus consecuencias. Aquí la cinta se vuelve densa y adquiere un aire atribulado que, por momentos, frena su encanto.

Sin embargo, los realizadores no olvidan que sus protagonistas son bailarines. Espacios cotidianos se convierten en refugios a media luz, donde aquellos hombres se pueden trastocar en cuerpo móvil que, sufriendo o no, danza para hacerse visible, verbo y carne aún.

Hacia el final, los testimonios y las confesiones cesan para dar paso a un reencuentro final, simbólico y conmovedor. Es el mejor momento de la película: todos pierden consciencia del lente que los observa, dejan de lado la contención propia del entrevistado y se convierten en hombres tras la máscara, fibras nerviosas del corazón.

EL DATO: La película se llevó una mención en la sección Panorama del último Festival de Berlín y se presentó en el último Festival de Lima, en la sección «Norteamérica en Lima: Cine Independiente». Ojalá se animen a reprogramarla en el Centro Cultural de la Católica.

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