En Cinta Domingo, 14 agosto 2016

Tienes que ver estas 5 películas de Xavier Dolan, el niño terrible de Quebec

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Imagen: The Place

Xavier Dolan se ha convertido en la voz de una generación inconforme y solitaria. Imagen: The Place

Escribe: Dante Morales

Todavía soy joven, pero tengo algo que decirle a mi generación. A algunas personas no les va a gustar lo que haces o les molestará quién eres. Pero tenemos que aferrarnos a nuestros sueños, porque juntos podemos cambiar el mundo y cambiar el mundo toma su tiempo. No sólo los políticos y los científicos pueden cambiarlo: los artistas también – Xavier Dolan

Cuando estudiamos los libros de historia, siempre sobresalen grandes nombres. Desde griegos tan adelantados a su tiempo como Aristófanes y su sátira premoderna, hasta personalidades como Andy Warhol con discursos verdaderamente revolucionarios para el arte. Todos ellos tuvieron algo que ver con el tiempo que les tocó vivir, y terminaron siendo esenciales para comprender el modus vivendi de su época.

Canadá es el paradigma del estado de bienestar, con una prosperidad realmente notable en todos los aspectos, probablemente el país con mayor calidad de vida de esta parte del mundo. Pese a ello, el ser un conglomerado de culturas tan disímiles nunca le permitió despegar en el terreno artístico, que si bien tiene grandes nombres en artes visuales (Tom Thomson y sus hermosas pinturas) o audiovisuales (David Cronenberg, un genio quizás no lo suficiente reconocido), nunca construyó una escena artística lo suficientemente influyente –al menos- en Occidente. Un horizonte parece cercano.

Imagen: The Star

Con tan solo 27 años, se ha alzado con dos premios importantes en competencia en el Festival de Cannes. Imagen: The Star

Hace unos meses, un joven canadiense de solo 27 años ganaba su segundo premio importante en la competencia oficial del Festival de Cannes con una película titulada «Juste la fin du monde». La primera vez fue en el 2014 con “Mommy”, cuando tuvo que compartir el Premio del Jurado con el mismísimo Jean Luc Godard. Al recibir el premio este año, no pudo contener el llanto para luego expresar una profunda satisfacción diciendo: ‘Todo lo que uno hace en la vida es para ser amado, para ser aceptado’. ¿No es definitivamente la voz de una generación inconforme, pero a la vez profundamente solitaria?

Este joven es Xavier Dolan: canadiense, bien parecido, abiertamente homosexual, pero sobre todo un verdadero prodigio. Ya lleva seis películas dirigidas y presentadas en la meca del cine: Cannes (con excepción de «Tom à la Ferme», que se estrenó en Toronto). Una carrera tan frenética como brillante, cuyo talento no se ha limitado solo a la dirección y la actuación (que, de hecho, ya es un enorme mérito), sino que ha aportado tanto a la edición, como inclusive al diseño de vestuario de cada una de sus películas. Si escribió su primer guion a los dieciséis años, motivado por un conflicto autobiográfico («J’ai tué ma mère»), a los dieciocho ya tenía la posibilidad de dirigir su primer filme y a los diecinueve lo estrenaba en la Quincena de Realizadores de Cannes. Una explosión de talento no vista casi nunca; algunos se animaron a compararlo con el propio Orson Welles (quien dirigió, escribió y actuó para “Ciudadano Kane” cuando tenía 25 años), a lo que respondió con un tajante: “él era un flojo”. Contestatario hasta para declarar, algo que se podría atribuir a su juventud, pero también a su espíritu anárquico.

Imagen: Vogue

Xavier Dolan fue el elegido por Adele para dirigir el videoclip de su canción «Hello»; ahora él la hará debutar como actriz de cine. Imagen: Vogue

Hay algo verdaderamente atractivo en el cine de Dolan, algo que no se reduce a las vistosas escenas musicales o a los cautivantes colores de cada fotograma: hay algo más. Un espíritu que desea sobresalir, una voz que quiere ser escuchada a tropelones, a martillazos, que contiene la rabia y la frustración de toda una generación. Qué bien entiende esa autodestrucción a la que nos conducen los problemas modernos y las grandes taras que arrastramos como sociedad: la exclusión del diferente, la visión tanática del amor, la conflictiva psicología familiar, etc.

En todas sus películas hay pesadillas morales que los protagonistas deben afrontar. Si en «Laurence Anyways» está el problema de la fidelidad y la concepción formal del amor, en «Mommy» se analiza los límites del afecto filial. Y sus trabajos no son hechos para la complacencia del espectador. Se desafían los horizontes ideológicos a los que nos vemos sometidos desde que tenemos uso de razón, y los desenlaces nunca son, precisamente, los happy endings a los que nos tiene acostumbrados el cine convencional e inclusive un buen sector del cine independiente. Hay una rabia hasta en la narración, que se manifiesta en las tomas rápidas y una marcada expresividad. Y aquí quisiera enfatiza en lo corporal. Es un punto clave para entender el cine de Dolan. Cada movimiento, cada canallesca sensualidad tiene una contenida profundidad. Puede manifestar un conflicto de identidad, como ser el centro de una disfuncionalidad emocional. Todo eso y más se puede apreciar en las bellas escenas musicales que podrían fácilmente ser también maravillosos videoclips.

Imagen: Express

En su última película «Juste la fin du monde», le tocó dirigir a Marion Cotillard. De hecho, ahora los actores hacen fila para aparecer en sus películas. Imagen: Express

Me animé a revisar más detalladamente la evolución de este prodigio quebequense en sus 5 primeras películas, mientras seguimos esperando el milagro de que se estrene su último filme «Juste la Fin du Monde» en nuestro país. Por cierto, este año está grabando «The Death and Life of John F. Donovan», su primera película en los Estados Unidos, con un reparto que incluye los nombres de Jessica Chastain, Kit Harington, Natalie Portman, Michael Gambon, Susan Sarandon, Kathy Bates y el debut en el cine de Adele.

Yo maté a mi madre (J’ai tué ma mère, 2009)

Es una explosión de emociones. Un llanto contenido. La primera película del casi adolescente Xavier Dolan es completamente autobiográfica. El propio Dolan interpreta a un adolescente que tiene una relación conflictiva con su madre (la genial Anne Dorval), a la que ama profundamente pero ya no soporta, algo que conduce a una irreversible lesión emocional. El protagonista de forma infantil trata de negar la existencia de su madre manifestando a su maestra que está muerta (de ahí el título de la cinta). Las constantes tensiones físicas y psicológicas entre los protagonistas, madre-hijo, empiezan a poner en duda el amor filial. Dolan, con su inexperiencia, realiza una sólida película sobre al amor maternal. Profundiza sobre los problemas emocionales que atravesamos en la adolescencia, y cómo pueden repercutir en nuestro carácter, en nuestras relaciones y en nuestra propia capacidad para amar.

Los Amores Imaginarios (Les Amours Imaginaires, 2010)

Es el Dolan más satírico y fresco. Lo más destacable, sin duda: el soundtrack. Tenemos a Sting y a The Knife de fondo contándonos escena tras escena. Esta es la historia de un triángulo amoroso tan absurdo como habitual. Francis (Dolan) y Marie (Monia Chokri) son dos grandes amigos que conocen a un sujeto llamado Nicolas (Niels Schneider), una especie de adonis hipster del que quedan prendidos desde ese momento. Poco a poco esto va conduciendo a un resquebrajo en la amistad, en lo que parece ser una competencia por saber quién se quedará finalmente con el deseado rubio. El erotismo está presente en varias escenas, lo que explica cómo hormonalmente podemos priorizar algo tan banal como un enamoramiento a la profunda amistad. Un amor insulso, basado en el mero apasionamiento y que finalmente sucumbe con un pequeño salto de madurez.

Laurence Anyways (2012)

Es la primera película suya que verdaderamente trasciende. No solamente por la bella teorización del amor que realiza, sino porque el autor empieza a generar un sello. Ya no solo toma elementos prestados de otros autores como Pedro Almodóvar o Wong Kar-Wai, sino que empieza a fabricar una marca reconocible. Una estética hipster vintage que tiene una razón de ser en cada escena. Ya sea para reforzar un estado de ánimo o para llamar la atención de un detalle. Se trata de la historia de Laurence (Melvil Poupad), un profesor de literatura con un trabajo y relación estables que, de pronto, descubre que no es completamente feliz con su cuerpo y decide realizarse un cambio de sexo progresivo. Una película queer a la que quizás le sobra metraje (dura casi tres horas), pero que está bien pensada para los casi diez años que dura la historia. Laurence se da cuenta que quiere vivir de otro modo, pero no puede evitar amar a su esposa (Suzanne Clément), a pesar de la intensa confusión que le causa todo esto. Uno advierte que Dolan trata de decirnos que el amor no está limitado a las convenciones formales e inclusive extra formales, sino que es un vínculo imperecedero en la que se impone el cariño y la reciprocidad. Esta es la película que lo llevó a las grandes ligas de la cinematografía.

Tom en la Granja (Tom à la Ferme, 2013)

Dolan se acerca brillantemente al cine negro en esta película llena de dolor reprimido. Tom (Dolan) asiste al funeral de su novio en una granja lejana. Cuando llega se encuentra con la madre de su amado (Lise Roy) quien creía que mantenía una relación con una mujer y está desesperada porque esta supuesta novia aún no aparece en el velorio. Es un drama psicológico lleno de violencia emocional. El hermano del novio (Pierre-Yves Cardinal) lo amenaza constantemente con el único fin de que no hable, porque esto sería devastador para su madre. Tom empieza a someterse en todos los sentidos a su agresor, probablemente porque le recuerda mucho a su novio fallecido. Así empieza, poco a poco, a romper su propio equilibrio mental en medio de una oscura atmósfera.

Mommy (2014)

Algunos piensan que es una actualización de “Yo maté a mi madre”. Nada más lejos de la realidad. «Mommy» es el despegue final de una mente tan lúcida como innovadora, una película que nos presenta una Canadá ficticia donde los padres pueden internar a sus hijos adolescentes si presentan demasiada agresividad. El protagonista, Steve (un adolescente Antoine-Olivier Pilon), está genéticamente predispuesto a ser violento. Su frenético comportamiento le trae más de un dolor de cabeza a Die, su sufrida madre (la brillante Anne Dorval), por lo que requiere de la ayuda de una maestra con problemas de timidez (¡otra vez Suzanne Clément!). Poco a poco, la relación entre los tres se va haciendo más estrecha. La cinta nos habla del amor maternal, desde las tensiones sexuales que puede surgir (complejo de Edipo), hasta el cuestionamiento de su validez, pero al fin y al cabo un amor que termina condicionando nuestra vida. La música, la fotografía y el montaje están en un nivel superior. El director ya no tiene miedo de introducir a Andrea Bocelli o a Ludovico Eiunadi como catalizadores de emociones en momentos clave. Es Dolan en su plenitud. Además, contiene una de las escenas más bellas filmadas en los últimos años (con fondo de Oasis incluido), que solo ratifica el genio visual del niño terrible del cine.

YAPA: College Boy (2013), videoclip que dirigió para Indochine

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