En Cinta Lunes, 18 julio 2016

«Stranger Things» es una nueva serie de ciencia ficción que trae de vuelta al cine de culto de los 80s

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Imagen: Netflix

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Escribe: Rubens Juárez (@rubensyyo)

Este 15 de julio se estrenó un nuevo experimento televisivo, de la mano del casi imprescindible servicio de streaming, Netflix. Se trata de un abrumador y bien jugado deja vú que nos trae de vuelta al cine de culto de los años ochenta. La propuesta es parecida a la de «American Horror Story» (FX), en cuanto utiliza la fórmula, las reglas y los dispositivos del cine de género para crear un batido con un sabor bastante conocido. En ese sentido, podemos hacer un ejercicio y reconstruir la sinopsis de «Stranger Things» poniendo en evidencia el truco detrás de la magia:

La serie narra la historia de la repentina desaparición de un niño en “un pueblo donde nunca pasa nada interesante” y la agobiante búsqueda de su madre, “un policía inepto e incrédulo”, “un par de adolescentes con una tensión sexual no resuelta” y “un grupo de amigos que pone a prueba su amistad para ir detrás de un misterio” que oculta “un elemento sobrenatural con infinitas posibilidades”.

Y es que «Stranger Things» es como si mamá nos preparara nuestro plato favorito. Ese que nos encantaba de niños, pero que hace tiempo que no probamos. Y aunque la fórmula no es nueva, pocas producciones han logrado funcionar tan bien como esta creación de los hermanos Matt y Ross Duffer («Hidden», «Wayward Pines»), que apenas tenían un año de edad en 1983, año en el que se ambienta la historia. Pero a pesar de eso, los guionistas reconocieron la esencia de lo que intentaban imitar. «Stranger Things» no desea ser más profunda y compleja como su símil cinematográfico, «Super 8», sino que prefiere meterse en la piel de ese niño/adolescente de la época, que iba al cine a soñar, a gritar, a maravillarse. Y nada más.

El factor nostalgia

Imagen: Netflix

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“El pasado vende” es el tópico máximo de muchas industrias hoy en día. No sólo se trata de que las grandes mentes ya no tengan ideas nuevas y refrescantes para proponer, sino que encuentran en el pasado fórmulas de éxito probado y seguro, que aún pueden explotar, ojalá, de manera creativa. En el caso de «Stranger Things», la tendencia es utilizar patrones conocidos en un proyecto totalmente nuevo. Basta mencionar como una de las protagonistas a Winona Ryder para evocar el recuerdo de una oscura joven bailando por los aires en «Beetlejuice». Porque aunque Winona ha seguido haciendo cine y televisión después de los 90s, se ha quedado en nuestra retina como un rostro representativo de una época de colores y música pop. Pero a pesar de que probablemente fue escogida por este mero hecho, Ryder dota a su personaje de una intensidad visceral que nos hace redescubrirla como actriz.

«Stranger Things» también toma prestados elementos narrativos de distintas obras del género, tan notables como «Carrie», «The Mist», «The Thing», «The Goonies», «Poltergeist», «E.T», «Alien», así como referencias a «X-Men» y el juego de rol «Dungeons & Dragons». Tanto fue el apego por este tipo de obras, que para el casting de niños se les exigió que prepararan diálogos de «Stand By Me», la película de Rob Reiner basada en el libro de Stephen King. Así que si te gusta leer al maestro del terror, o las películas de John Carpenter y del viejo Steven Spielberg, te vas a volver loco con esta serie.

Modernizando la vieja fórmula

Imagen: Netflix

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Hace poco me quejaba de la versión norteamericana de la serie “Secrets & Lies” (originalmente australiana), porque me he acostumbrado a la profundidad y lo sofisticado de la televisión que se hace fuera de este continente. Pero «Stranger Things» funciona justamente por carecer de esas dos cualidades. Esta serie es ingenua, en el buen sentido de la palabra. Por eso mismo algunos dirán de que abusa de estereotipos y lugares comunes, pero yo creo que son ingredientes necesarios para lo que buscaban y se preocuparon lo suficiente por potenciarlos con las habilidades y la tecnología de hoy.

Me explico: de niño le temía a Freddy Krueger, tenía pesadillas con solo mirar el comercial que anunciaba sus películas para el domingo por la noche. No fue hasta grande que decidí ver una de sus películas, tan solo para encontrarme con un producto que no había soportado el pasar de los años y que hoy carecía de efecto (al menos para mi). ¿Por qué? Pues porque me encontré con una serie de actuaciones, situaciones y efectos irrisorios. Los 8 episodios de «Stranger Things» recogen la vieja fórmula, pero la soportan con actuaciones formidables donde resalta la de su pequeña protagonista Eleven, interpretada por Millie Brown. Va bien acompañada de una banda sonora exquisita y utilizada con extrema inteligencia: se trata de música de sintetizador a cargo de Michael Stein y Kyle Dixon («The Guest», 2015), que recuerda a «TRON» y que ha sido combinada con música de la época como «Sunglasses at Night» de Corey Hart y “Should I Stay or Should I Go” de The Clash. Los efectos visuales no sorprenden, pero funcionan bien.

Imagen: Tumblr

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Sin embargo, lo que realmente destaca y cimenta la serie, es un ritmo narrativo virtuoso que nos da el tiempo justo para empatizar con los personajes, pero que nos permite cabalgar junto a la historia y devorarla en tiempos impresionantemente cortos. Y es que esta película de 8 horas está pensada para eso, para ser devorada. No es un drama inglés como «River» (BBC One) que se saborea y que exige momentos de catarsis. Con «Stranger Things» nos dejamos llevar de la mano, como cuando éramos niños. Con las estrellas y los arquetipos de personajes que conocimos, las crisis y el despertar sexual adolescente, las miserias escolares y las aventuras que de niños queríamos emprender. Pero, sobre todo, la serie conserva la ingenua emoción de antes.

Así que no hay que perderse «Stranger Things», una obra ambiciosa pero no pretenciosa. Luego de verla, te asaltan unas ridículas e insoportables ganas de colgar un póster gigante sobre la cama. De hecho, estoy seguro que se ha ganado una segunda temporada: los hermanos Duffer quisieran hacer una secuela, más que una temporada que continúe con los acontecimientos justo donde los dejaron. Habrá que esperar e imprimir ese póster.

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