En Cinta Jueves, 7 julio 2016

Tienes que ver el primer adelanto de «Margarita», comedia familiar peruana con Giovanni Ciccia y la debutante Francisca Aronsson

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Imagen: Difusión

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Escribe: Alberto Castro (@mczorro)

Cuando le pregunto a Frank Pérez-Garland (director) cómo resumiría lo que quiere contar con «Margarita», me dice: ‘es la historia de amor entre un padre y una hija’. Y es que esta cinta, protagonizada por Giovanni Ciccia, Melania Urbina, Yvonne Frayssinet, César Ritter, Maria Gracia Gamarra, Vanessa Saba y la debutante Francisca Aronsson (de apenas 9 años), nos presenta a un padre divorciado e inmaduro cuya hija decide que quiere vivir con él, lo cual pondrá su mundo de cabeza. ‘Es la historia de cómo los hijos pueden ayudarte a ser una mejor persona’, completa.

«Margarita» es la nueva comedia familiar nacional que se estrenará comercialmente el 8 de setiembre y acaba de lanzar su primer adelanto. Pueden verlo a continuación y leer la entrevista que le hice a su director, donde nos cuenta sobre los orígenes de la película, sobre trabajar con niños y un perrito en escena, sobre grabar algunas secuencias en París y sobre el insospechado fenómeno comercial en el que se ha convertido «Locos de Amor», la otra comedia que dirigió y estrenó este año.


¿Cómo es que nace «Margarita»?

Giovanni Ciccia aceptó ser parte de «Ella & Él», un proyecto sumamente guerrilla, pero me pidió que luego hagamos algo grande: una comedia para que un montón de gente la pueda pasar bien. Si bien es alguien que ve un cine muy particular (le encanta el serie B), también le parece que el cine cumple un rol social de entretenimiento, sobre todo en un país complicado como el nuestro.

Nos juntamos con Vanessa Saba para desarrollar una idea y se sumó Gustavo Sánchez (productor) al proyecto, quien es amigo de Giovanni desde hace muchísimos años, desde «No se lo digas a nadie». Y en un almuerzo empezamos a hablar sobre lo que significa ser papás: ese fue el punto de partida de la película. Viendo a mi hija, escribí la historia de una hija que se va a vivir con su papá y que lo ordena, que lo ayuda. Se trata de una presencia que molesta, claro, no porque sea una pesada, sino porque te altera tu universo adulto.

Algunas escenas se han inspirado en cosas con mi hija: por ejemplo, nosotros chambeábamos en una pizarra de acrílico ideas para «Ella y Él» y, de pronto, podíamos llegar un día y encontrarla borrada, llena de dibujos. Los hijos modifican ciertas cosas de tu vida y tu privacidad, y vivir con ellos requiere de cierta madurez. Me pareció genial poder hablar de ese proceso que, de alguna manera, todos los divorciados que tenemos hijos hemos pasado. Con esta semilla, Vanessa Saba se puso a escribir el guion.

Imagen: Captura de tráiler

Imagen: Captura de tráiler

Hemos tenido casos recientes de películas de la región que exploran la relación entre padre e hija, como la mexicana «No se aceptan devoluciones» o la argentina «Sin Hijos». ¿Han tenido referentes específicos a la hora de escribir la historia?

Para escribir la historia vimos «No se aceptan devoluciones» y tratamos, en la medida de lo posible, que no vaya tanto por ahí. Pero se trata de una película que ha tenido éxito a nivel mundial, es imposible no mirarla como referente. Encima habíamos caído con la misma idea. Al final la tarea nuestra fue darle el color personal, ya que es una historia muy importante para mi. Como referentes, puedo mencionarte a la mamá de «Two and a half men» para el personaje de Yvonne Frayssinet.

Pero la que ha tenido más referentes ha sido Vanessa, que es la que ha escrito el guion de la película.

¿Y a la hora de dirigir?

Cuando tomé en cuenta que hay un perro y una niña en la película, empecé a ver cosas que tuvieran esos elementos para entender un poco qué es lo que tengo que conseguir. Porque obviamente un perro, por más entrenado que esté, no es que vaya a lograr hacer exactamente lo que necesitas en la primera toma. Yo quería saber cómo hacían los gringos con sus animales. Vi muchas veces al perro de «Beethoven» y al hurón de «Mi novia Polly». Y te empiezas a dar cuenta que hay mucho trabajo de post-producción y de montaje, más que de dirección al animal. Eso me tranquilizó un montón. Las acciones de los animales están más definidas por el corte y el sonido que le ponen, lo cual hace que funcione.

Imagen: Captura

Imagen: Captura de tráiler

¿Cómo llegaste a la pequeña Francisca Aronsson?

Ella actuó con Vanessa en la novela «Amor de madre». Estábamos por empezar el casting para encontrar a nuestra protagonista, cuando ella llegó diciendo que en una improvisación o cambio de guion que hizo mientras grababan, esta niña enganchó rápido y le respondió cosas que no estaban en el texto y la escena pudo continuar. Eso ya me intrigaba: si era capaz de responderle a Vanessa un texto improvisado sin desconectarse de la escena, ya significaba algo. La conocí, hablé con los papás y decidimos hacer una sesión de fotos, donde mostró un química extraordinaria con Giovanni: eso fue lo que terminó de convencerme.

Francisca en ese momento ya había hecho varias novelas, incluyendo «Al fondo hay sitio» y «Ven baila quinceañera», así que ya sabía cómo funcionaba todo esto. Luego ya la llamaron para «Cebiche de tiburón», otra comedia que se estrena este año.

¿Y cómo funcionó tu trabajo con ella en el rodaje? 

Maravilloso. Claro que fue duro para ella, considerando que está en el 80% de las escenas. Teníamos que ir rápido para que ella pudiera descansar una determinada cantidad de horas al día. ¡Tiene 9 años! Evidentemente había un trabajo especial que hacer con ella y felizmente contamos con mucho apoyo de sus papás. Y todo el reparto tuvo que poner mucho de su parte. En París, por ejemplo, ella ya estaba muy cansada: grabamos dos días no más, pero el jet lag la mató y tuvimos que adaptarnos un poco.

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Imagen: Facebook

¿Fue difícil grabar en Francia?

Más que difícil, caro. Si tienes la plata de «Medianoche en París», claro que puedes hacer lo que quieras. Por más que nosotros teníamos permiso para filmar en la calle, hay cosas que no puedes hacer, sobre todo acceder a espacios privados, como los botes que pasean por el río. Además que fue un viaje cortísimo, sin locacionado previo. Gustavo Sánchez, Melania Urbina y Giovanni Ciccia conocían: entonces conversé mucho con ellos sobre esos sitios bonitos que recordaban de sus respectivos viajes, hice una lista y googlié como loco. Y yo con algunos del equipo fui un día antes para visitar todas las locaciones posibles donde podíamos grabar.

Vanessa había reescrito las escenas de París, que estaban en el guion original, después de ver el primer corte de la película que habíamos terminado de grabar en Lima. Con eso sabía exactamente qué era lo que faltaba para terminar de contar la historia y pudo completar algunos diálogos que tal vez necesitábamos para cerrar todo. Fue hermoso grabar por allá.

Has grabado «Locos de amor» y «Margarita» una tras otra. ¿Has sentido alguna diferencia principal a la hora de realizar ambos proyectos comerciales, teniendo el primero a Tondero detrás? 

Tondero no es lo que mucha gente puede creer. Miguel Valladares tiene muy claro qué es lo que quiere y te lo dice, pero no es que te limite necesariamente. Con «Locos de amor» él quería una película muy divertida, pero que conmueva. Y todo se discutió, se debatió, incluyendo el reparto. Entonces no siento que haya mucha diferencia entre ambos proyectos en los que fui director, al menos por el lado de libertades o control. Tal vez que en el primero teníamos más plata, sí. Y que en «Margarita» me involucré en más procesos de producción.

Igual con «Locos de amor» sentía mucha presión, porque no quería ser el primer director que hacía un fracaso en Tondero, no quería hacerles perder plata. Pero tampoco iba hacer una película que no quería hacer. Lo mismo con «Margarita», donde si bien soy dueño de la película, no soy el único dueño: hay una responsabilidad también. No es «Ella y él», donde podía hacer lo que quería por el tipo de proyecto guerrilla que era.

Imagen: Captura de tráiler

Imagen: Captura de tráiler

¿Cómo has recibido el sorpresivo éxito de «Locos de amor», la cual empezó tibiamente con la asistencia del público, pero ya suma más de un millón de espectadores y supera los dos meses en cartelera?

Ha sido toda una sorpresa. Porque hacer una película de más de un millón 200 boletos vendidos es abrumador, sobre todo cuando la gran mayoría de comentarios que he podido ver en redes sociales han sido muy positivos. Y cuando he ido al cine, me encontré con gente que aplaudía cuando terminaba la película. Eso me ha sorprendido como director. Más que el número, la reacción es lo que me ha sorprendido gratamente, porque yo pensé que sería una película que los divertiría un rato y luego olvidarían rápidamente, pero parece que a muchos los ha tocado más.

Claro, es extraordinario que la gente pueda ir al cine a cuestionarse cosas con películas como «NN» o «Magallanes», pero también es fascinante esto de lograr que la gente desconecte con todo y cante y se ría. Y con «Margarita» no espero el mismo número, porque sé que «Locos de amor» era todo un espectáculo, pero quisiera que la gente sienta algo parecido: que puedan salir del cine, llegar a casa y ver a sus hijos a decirles que los quieren. Ojalá.

Ahora, es genial que se haga este cine más comercial, pero ¿no resulta algo peligroso que solo se esté haciendo y estrenando ese tipo de cine?

No sé si peligroso. Pero sí es una pena que lo único que pueda vender esa cantidad de boletos sea una comedia ligera. Ahora, es un tema de muchas variables y sería muy largo debatir al respecto. Y al final creo que ese poco acceso que tiene un cine más independiente a los cines no es culpa de las películas comerciales: tiene más que ver con los mismos cines. Creo que hay un riesgo que no se atreven a asumir, y los pocos que lo asumen, como UVK Larcomar y su Sala Cine Arte, no pueden asumirlo tan grande. Creo que es más un problema en la programación de cine, más que con la producción local.

Estamos fregados, eso es verdad. Es triste que, si queremos ver otro tipo de películas, tengamos que buscarlas de otra forma.

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