En Cinta Domingo, 8 mayo 2016

13 mamás del cine que podrían recordarte a la tuya en este Día de la Madre

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El cine nos ha presentado una infinidad de versiones de madres de familia, el pilar sobre el que muchas historias, conflictos y aspiraciones se desarrollaron, la base que cimentaba la personalidad de héroes y antihéroes (y, por qué no, villanos). Y son también muchas las cintas que han explorado con mayor profundidad la multiplicidad de variables que confluyen en la naturaleza de ser mamá: los miedos, ansiedades, fortalezas y decisiones. Es por eso que nos animamos a recordar a esas madres complejas y corajudas, pero no por ello menos frágiles y vulnerables, que -en muchos casos- nos hacen recordar a las nuestras. ¡Feliz día mamá!

Eva Khatchadourian (Tilda Swinton) en «We Need to Talk About Kevin»

Imagen: BBC Films

Imagen: BBC Films

Escribe: Alberto Castro (@mczorro)

Pocas películas se han atrevido a revelar el horror detrás de ser madre: la naturaleza pesadillística de dar vida a otro ser humano. La ansiedad detrás de cada decisión tomada, el dolor bajo cada tropiezo en el camino, la frustración por cada error asumido. Y es que ser madre es mucho más que dar todo por un hijo: también incluye las inseguridades, los retrocesos y algunas certezas de estar haciéndolo todo mal.

«We Need to Talk About Kevin» nos presenta un caso extremo, sin duda: Eva es la madre del responsable de una sangrienta masacre en la escuela universitaria. Pero a diferencia de «Mother», notable película del surcoreano Joon-ho Bong que se concentra en el suplicio de la madre que se niega a aceptar la culpa del hijo y busca desesperadamente probar lo contrario, esta pesquisa psicológica de Lynne Ramsay retrocede en el tiempo hasta los albores de su maternidad, hasta el momento en el que su carrera se truncó y dificultó su proceso de identificarse como madre de familia. Imborrable la escena en la que, harta de los gritos y llantos constantes del bebé, se detiene ensimismada frente a una bulliciosa construcción para hacer catarsis.

Ninguna mujer nace siendo madre o teniendo claro el proceso de serlo, cada una vive su propia travesía y su suplicio personal. Se trata de una carga pesadísima con la que cargar hasta la muerte, llena de incertidumbres que oscurecerán el camino. Y por eso le agradezco tanto a la mía: por no haber tirado la toalla nunca -tanto como no lo hizo Eva- a pesar de cada montaña que le apilé enfrente. Gracias por todo mamá, por jamás haber abandonado a esta pesadilla que siempre llamaste hijo.

Otras madres del cine que me fascinan por ese eterno gris en el que transitan: Alice Ward (interpretada magistralmente por Melissa Leo) de «The Fighter», Helene McCready (brillante Amy Ryan) de «Gone Baby Gone», Die (fabulosa Anne Dorval) en «Mommy» y Floyd Gerhardt (una imponente y vulnerable a la vez Jean Smart) que se roba cada escena en la que aparece en la segunda temporada de la serie de televisión «Fargo».

Elaine Miller (Frances McDormand) en «Almost Famous»

Imagen: Columbia Pictures

Imagen: Columbia Pictures

Escribe: Kathy Subirana (@Catalina_)

Diculparán el personalismo. La escena de Frances McDormand en el papel de Eliane Miller hablando por teléfono con Billy Crudup en el papel del guitarrista Russel Hammond es memorable. Para mí, al menos. Aficionada como soy a encontrar referentes para la vida en películas, series, libros, etc., me tardé un poco en cerrar la boca cuando, hace unos años, caí en cuenta cuánto me recordaba esta madre a la mía propia.

Si pienso en mis madres favoritas en el cine, creo que merecen un lugar especial Cesira (Sophia Loren en «Dos Mujeres»), Sophie (Meryl Streep en «La decisión de Sophie»), Joan Crawford (Faye Dunaway en «Mamita Querida»), la Sra. Gump (Sally Field en «Forrest Gump») y hasta Jacqueline Harrison e Isabel Kelly (Susan Sarandon y Julia Roberts en «Quédate a mi lado»). O la sufrida Rhada (Nargis Dutt en «Madre India»…gracias por estropearme la infancia).

Tengo argumentos para justificar lo que creo que hace memorables para bien o mal a cada una de estas (y/u otras) madres cinematográficas, pero me quedo con Eliane Miller sin más justificación que la que me sale de las tripas: me hace recordar mucho a mi mamá

Eliane Miller es mi madre avergonzándome al darle, a cualquier edad, sermones a mis amigos. Es mi madre tirando la puerta mientras me iba de la casa o gritando que la música que escucho es rara y dañina para la salud. Es mi madre preocupada al teléfono cada vez que agarro mi mochila y me voy de viaje, de comisión o de vacaciones. Y claro, es mi mamá dándome un abrazo diciendo «te perdono» cuando no le he pedido perdón.

Gracias, Cameron Crowe, por regalarme un referente tan entrañable para mi propia historia.

Olivia Evans (Patricia Arquette) en «Boyhood» 

Imagen: IFC Productions

Imagen: IFC Productions

Escribe: Terina Flores Castillo (@rosebud8421)

“Yo pensé que había algo más” le dice Olivia Evans a Mason, su hijo, cuando éste está a punto de irse a la universidad. Y es que el personaje que construye Patricia Arquette en «Boyhood» es el de una mujer que, como ella misma explica en algún momento, fue hija, fue madre, fue esposa;  y se quedó pensando en aquel ciclo que la mayoría de seres humanos vivimos, esperando tal vez que haya algo más. A pesar de haber visto muchas veces historias de generaciones completas comprimidas en la pantalla grande, la experiencia de haber pasado por 12 años de grabación siendo la madre de niños de kinder hasta jóvenes yéndose a la universidad, teniendo matrimonios y amoríos fallidos, hace que Olivia Evans nos regale, en “tiempo real” un personaje totalmente coherente en sí mismo, mostrando un crecimiento orgánico en el transcurso de la cinta.

Liv Evans es cero pretenciosa, transparente y solo es ella misma mientras les lee Harry Potter a sus hijos, o les pregunta ya siendo adolescentes si se han metido un porro de la manera más natural posible. Es la madre que cualquiera de nosotros tuvo o tiene, que se tiene que enfrentar a algo más peligroso y dramático que villanos con superpoderes, ciborgs y asesinos a sueldo. Es la madre coraje que se enfrenta con la simple y complicada vida.

YAPAS: Julie Walters como Mrs. Weasley en toda la saga de «Harry Potter», Cecilia Roth como Manuela en «Todo sobre mi madre» (Pedro Almodóvar, 1999) y Linda Hamilton como Sarah Connor en «Terminator 2: El Juicio Final» (James Cameron, 1991).

Ellen Ripley (Sigourney Weaver) en «Aliens»

Imagen: 20th Century Fox

Imagen: 20th Century Fox

Escribe: Ernesto Zelaya (@ErnestoZelayaM)

“Get away from her, you bitch!”

Bastó esta frase para que el personaje de Ellen Ripley, interpretada por Sigourney Weaver, pasase a la historia. «Aliens» de James Cameron convirtió lo que hasta entonces era una claustrofóbica cinta de terror en una película de acción que derrochaba testosterona por todos lados.

Ripley, tras ver morir a tanto émulo de Rambo que perdía los papeles frente a monstruos con sangre ácida, se embutió en un montacargas para lo que al final era un duelo entre dos madres: la Reina Alien queriendo proteger a sus xenomorfos versus una Ripley queriendo salvar a la pequeña Newt.

Y es que Ripley ya no tenía a nadie; sola, sin su hija y atormentada por el bendito Alien que masacró a sus colegas del Nostromo. Newt hizo renacer en ella el instinto maternal, el mismo que le llevó a plantarle cara a la colosal Reina. Toda madre haría lo imposible por proteger a sus hijos y no hay mejor ejemplo que Ellen Ripley, que mostró las garras.

En un film tan masculino, lo de Ripley y Newt era el lado tierno, la humanidad entre tanto tipo rudo armado hasta los dientes. Ya sea en otro planeta, con o sin Aliens, siempre hay que respetar el instinto de una madre. Y más aún si es una como Sigourney Weaver, que ha hecho de la autoridad y la presencia su distintivo.

Diane ‘Die’ Després (Anne Dorval) en «Mommy»

Imagen: Téléfilm Canada

Imagen: Téléfilm Canada

Escribe: Andrei Contreras Romero (@Dacromero)

Xavier Dolan, de alguna manera, siempre ha retratado la relación madre – hijo con el estilo arriesgado, pop y hasta surrealista de sus película. En “Mommy”, su obra aclamada, nos lleva a un Canadá ficticio donde los padres tienen la potestad, si lo desean, de abandonar a sus hijos problemáticos en una institución estatal; y es en esta situación donde se presenta a Diane, una viuda con problemas económicos que debe volver a hacerse cargo de su hijo Steve, un adolescente conflictivo que fue expulsado del reformatorio. Steve padece de un síndrome de hiperactividad, razón por la que puede ser muy violento. Ante los problemas emocionales y la falta de trabajo, Diane decide buscar ayuda en su nueva vecina, Kyla, una ex-profesora tartamuda.

Dolan muestra una sensibilidad descomunal para retratar una tormentosa relación amor-odio entre madre e hijo, tema que experimentó en su primera película, “I killed my mother” del año 2009, pero que ahora elabora con mayor madurez, con una explosividad dramática y una convicción narrativa, que permiten mostrar con peculiares momentos emotivos y secuencias musicales, los diferentes rostros de la maternidad. Anne Dorval logra retratar a la perfección el lamento desesperado por las devastadoras consecuencias de las enfermedades mentales dentro del hogar, motivo por el que la considero un ejemplo de madre para recordar en este día.

Selma Jezkova (Björk) en «Dancer in the Dark»

Imagen: Zentropa Entertainments

Imagen: Zentropa Entertainments

Escribe: Dante Morales (@caballeroetereo)

Este filme danés, que cuenta con la actuación de la cantante Björk, nos muestra a una sacrificada madre que ahorra todo lo que puede para que su pequeño no corra su misma suerte: sufrir de una ceguera progresiva.

Importante escena en la que se menciona la posibilidad de salir de la cárcel y utilizar el dinero ahorrado para su defensa: la respuesta normal de una madre sería de aceptarlo para poder permanecer cerca de su hijo y que él tuviera la posibilidad de crecer en un ambiente armónico; sin embargo, su negativa retrata el origen mismo del amor maternal: un impulso tanático que deviene en la protección agresiva del ser amado. Un deseo de ser la fuerza motriz de la vida de su hijo, un anhelo incontenible de dar la vida por él.

Se podría escribir –y de hecho, se han escrito miles- muchas líneas acerca de esta obra maestra de la cinematografía, pero queremos incidir en la música. En perfecta sincronía con el filme, tuvo como resultado un inolvidable álbum (Selmasongs). En el álbum se invitó a Thom Yorke, vocalista de Radiohead, a participar en la canción I’ve Seen It All, que posteriormente fue nominada al Oscar como Mejor Canción Original. Björk realizó una brillante presentación en la ceremonia de aquel año.

Nawal Marwan (Lubna Azabal) en «Incendies» (2011)

Imagen: TS Productions

Imagen: TS Productions

Escribe: Renzo Mendoza Sotero (@RenzoMendozaS)

«La infancia es un cuchillo clavado en la garganta».

Una madre no solo vive para los hijos. Son mujeres que sacrifican alientos de vida por el amor que les dan aquellas criaturas que se alojan en sus vientres como aliens y  las acompañan toda su vida. Ya sea en películas como «Kramer vs. Kramer», «Boyhood», «Mommy», «The Others» y hasta en la taquillera «Asu Mare», muchos directores han buscado representar a su manera la energía de ser mamá.

Una de mis madres favoritas del cine es Nawal Marwan de “Incendies” del candadiense Denis Villeneuve. Esta mujer interpretada por Lubna Azabal es una inmigrante libanesa que sucumbe a un ataque cerebral en una piscina de la comunidad canadiense. Incluso luego de su muerte, Nawal busca darle una última lección a sus hijos, solicitándoles que entreguen una carta sellada al padre que nunca conocieron y daban por muerto, y otra a un hermano de quien no tenían conocimiento. Es así que durante esta odisea, sus hijos recorrerán la nación de sus antepasados, aprendiendo la historia de una mujer golpeada por la guerra y el odio, quien con valentía y sabiduría buscó sanar las heridas y cerrar un círculo marcado por los rencores de perder a un hijo en su adolescencia.

Luego de ver la cinta, solo sentí ganas de ver a mi madre. Una mujer que lucha todos los días porque sea el mejor. Una mujer de sacrificios y profundo amor. Una mujer como Nawal Marwan: que dará todo por sacar aquel cuchillo clavado en la garganta llamada infancia. Una mujer que solo que fue, es y será una verdadera mamá.

Hana (Aoi Miyazaki) en «Wolf Children»

Imagen: Studio Chizu

Imagen: Studio Chizu

Escribe: Vladimir Soriano Galarza

La labor materna por sí sola es complicada: criar un hijo es trabajoso y, no nos engañemos, una labor no muy bien recompensada. Sin embargo, una madre siempre buscará velar por el bienestar de sus hijos a pesar de que todo juegue en su contra, y Hana, la protagonista de la fantástica «Wolf Children», es un personaje que se gana su título de “mamá” a pulso.

Hana es la madre de Ame y Yuki, dos niños-lobo producto de su relación con un licántropo al que conoció mientras iban a la universidad. Ambos buscaban el ideal de una vida tranquila y encontraron en el otro esa paz. Sin embargo, él siempre fue un espíritu libre y, una noche, mientras salía a buscar alimento en su forma animal, el padre de  los niños muere a manos de un cazador. Queda en manos de Hana cumplir el sueño de ambos.

Así pues, instalados en el campo, Hana puede criar a sus hijos sin el temor de que su naturaleza sea descubierta, pero aún con la angustia de tener que darles una buena vida. Después de todo, sabe que en cualquier momento el instinto de sus hijos podría separar sus caminos, pero por mientras hará lo imposible para proteger a los niños y enseñarles a tener confianza en ellos mismos.

Mamoru Hosoda (de quien tienen que ver “La chica que saltaba a través del tiempo” y “Summer Wars”) nos trae esta fábula sobre la maternidad y la superación personal, que toca de manera delicada temas como la familia, la soledad y el amor. Una hermosa película para ver en esta fecha.

La Novia / Beatrix Kiddo (Uma Thurman) en «Kill Bill»

Imagen: Miramax

Imagen: Miramax

Escribe: Giorgio Lázaro (@Giorz)

«Kill Bill» es una película a la que le tengo un cariño especial por ser la que me introdujo al mundo de Quentin Tarantino. Y lo hice cogido de la mano de Beatrix Kiddo, una de las mayores asesinas del mundo, de amplias habilidades con las armas, en especial con la entrañable Hattori Hanzo; una mujer que buscaba completar una venganza: matar a todos los asesinos que destrozaron su vida cuando le arrebataron a familia, amigos y sobre todo a B.B. Kiddo, su hija. Ese fatídico día, la vida de Beatrix acaba; pero al despertar de un coma cuatro años después, se entrega totalmente a la consigna.

Y este plan continúa incluso cuando descubre que B.B. sigue con vida y al lado de Bill. Aquello podría haberla hecho dudar sobre continuar, para intentar perdonar y construir una nueva vida en familia. Pero sabe que debe terminar esta misión para la que volvió a la vida, para recién allí empezar una nueva junto a su hija.

Otras tres madres que recuerdo especialmente son: Ryan Stone (Sandra Bullock) en «Gravity» de Alfonso Cuarón, Diane ‘Die’ Després (Anne Dorval) en «Mommy» de Xavier Dolan, una madre que ama incondicionalmente a su hijo problemático en una situación asfixiante; por último, está Natalia Akerman en el documental «No Home Movie», donde a través de conversaciones se revela la estrecha relación entre la directora, Chantal Akerman, y su anciana madre, Natalia, en los últimos meses de su vida: esta relación adquiere una dimensión mayor cuando, poco después de que su madre falleciera y se estrenara el filme, Chantal decidiera acabar con su vida.

Rosemary Woodhouse (Mia Farrow) en «El Bebé de Rosemary»

¿Y si tu hijo fuera del demonio? Imagen: William Castle Productions

Imagen: William Castle Productions

Escribe: Guillermo Loli (@estoymolesto)

Dicen que una buena madre ama a su hijo incondicionalmente: sin importar lo que haga o de dónde venga, siempre se mantendrá a su lado. Bajo esos estándares, “El bebé de Rosemary” de Roman Polanski nos presenta a una de las madre más incondicionales del cine. Una Rosemary embarazada (Mia Farrow) hace todo por defender y cuidar a su hijo, desde comer carne cruda, hasta defenderlo de las garras de un culto satánico. Se vuelve una madre protectora y nunca deja de pelear por su bebé, aunque todo esto lo hace sin saber con certeza su origen.

Es en el final de la película que Rosemary se enfrenta a la gran decisión. Le dicen que su hijo está muerto, pero su instinto maternal le dice que no es verdad. Descubre que su hijo está vivo y que es el hijo del demonio. ¿Cómo aceptarlo cuando sabe que su propósito es destruir el mundo? Le ofrecen riqueza y fama, le dicen que no es necesario que forme parte del culto, pero que aquel hijo necesita una madre. Cuando Rosemary finalmente lo mira, se da cuenta de que es SU hijo y ella su madre, sin importar de dónde venga, quien sea y lo que haga.

La mamá de Bambi (Paula Winslowe) en «Bambi»

Imagen: Disney

Imagen: Disney

Escribe: José Miguel Bellido (@josembellidog)

Uno de los más grandes íconos de la maternidad está en una película animada y en el reino animal. Y es que si hablamos de «Bambi», hablamos de muchísimas cosas. En 1942, en plena Guerra Mundial, Disney, que hasta el momento solo tenía cuatro películas en su haber, sorprendió con uno de los más grandes shockers de la historia del cine con la muerte de la mamá del protagonista.

Aún sin un nombre, la mamá de Bambi y su trágica muerte fuera de pantalla encierra dos mensajes trascendentales: por un lado, que aceptar que la muerte es parte de la vida es nada menos que un impulso a crecer y, por el otro, que el propio hombre puede ser uno de los más grandes villanos, dentro y fuera de la pantalla. A propósito de ese “crecimiento a la fuerza”, mención honrosa para la genial Brie Larson y su Ma en «Room», otra madre memorable que nos entregó el cine en el último año.

Tres de Almodóvar: «¿Qué he hecho yo para merecer esto?», «Tacones Lejanos» y «Todo sobre mi madre»

Imagen: El Deseo

Imagen: El Deseo

Escribe: Orlando Barreto (@pirriman)

Todos tenemos una imagen de la madre que tenemos, que admiramos y que sentimos. Pedro Almodóvar no es un caso aparte, pues en su cine siempre ha querido plasmar una madre distinta.

Figuras como la de Gloria, interpretada por Carmen Maura en «¿Qué he hecho yo para merecer esto?», quien encarna a la madre estancada en la monotonía del trabajo en el hogar y que decide revelarse ente todo ello, volviéndose, contra todo pronóstico, en una heroína. O la tortuosa relación que vive Rebeca y Becky del Páramo en «Tacones Lejanos», madre e hija que luchan por una reconciliación que sabemos no llegará. También está Manuela de «Todo sobre mi madre», quien luego de perder a su hijo decide darle un giro a su vida buscando al padre en la misma ciudad que abandonó, dejando atrás todo. Curioso, pues este viaje la termina por convertir en madre una vez más.

Estas madres que nos presenta Almodóvar tienen sus propias tragedias, sus propias culpas y sus propios dramas, pero todas lo saben manejar. Todas, a su manera, saben seguir su camino sin miedo.

Erin Brockovich (Julia Roberts) en «Erin Brockovich»

Imagen: Universal Pictures

Imagen: Universal Pictures

Escribe: Omar Cáceres (@Cine_filoso)

Esta película se concentra en revelarnos lo que hay detrás del personaje central que Julia Roberts diseñó: una madre soltera de tres hijos, de carácter bastante fuerte, por momentos reacia y belicosa, pero a la vez sensible y comprensiva hacia el prójimo. Basada en un hecho de la vida real, esta cinta le da un mensaje a la mujer trabajadora y a su tenacidad cuando se lo propone.

YAPAS: Saludo a las madres de la argentina «Leonera», de «Club Sandwich», a la memorable Ellen Page en «Juno», «Madeo», «Postcards from the Edge» y «Hairspray».

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