cine , En Cinta Jueves, 3 marzo 2016

«Zootopia» tiene un buen mensaje político, pero se ahoga en las caricaturas y clichés

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Imagen: Disney

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Escribe: Renzo Mendoza Sotero (@RenzoMendozaS)

Juntando a siete guionistas y tres directores (entre ellos Rich Moore, responsable de «Ralph El Demoledor»), Disney se complace en presentarnos “Zootopia”, una glamorosa ciudad con animales de diversas especies, donde depredadores y presas viven en armonía, dejando de lado sus instintos animales para formar una sociedad equilibrada y llena de oportunidades.

La propuesta resulta atractiva cuando la oficial Judy Hopps, coneja aspirante al tan ansiado american dream, junto con el criollo zorro Nick Wilde, investigan la desaparición de un pequeño mamífero, topándose con una misteriosa enfermedad que podría destruir la armonía alcanzada en la tan variopinta ciudad. Dos grandes moralejas en la película: que todo sueño es alcanzable y que debemos convivir en armonía con todas nuestras diferencias.

Lamentablemente, con el intento de dar mayor envergadura a tan buen mensaje político, «Zootopia» cae en el error de depender excesivamente de las explicaciones, moralejas y clichés para alzarse en marcha contra los conflictos raciales y sexistas que inundan la sociedad de los animales (reflejo de la nuestra). Algo muy parecido a lo que le sucedió a Chris Rock y a la Academia cuando intentaron defenderse de la polémica Oscar so White con una ceremonia ya demasiado cargada de chistes caricatura sobre el racismo el domingo pasado.

Imagen: Disney

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Ahora, es cierto que la cinta puede llegar a entretener con sus numerosos prejuicios (suponiendo que defiende un mundo sin estos), mostrando personajes como los perezosos trabajadores del registro vehicular (similar a los trabajadores del SAT o a la mayoría de trabajadores de organismos estatales), al alcalde todopoderoso León con la humilde y trabajadora oveja debilucha, o hasta la misma Hopps, coneja que aspira a ser una policía a pesar de ser débil, pequeña y pertenecer a una numerosa familia granjera en las afueras de la ciudad. Pero el reincidir tanto en parodiar las características de cada animal llega a cansar y al final deja la sensación de que no puede escapar de los prejuicios.

«Zootopia» consigue entretener y enseñar a los niños a aspirar a sus más grandes sueños sin importar los obstáculos separatistas que puedan encontrar, y a los adultos nos da ese jalón de orejas que hace mucho merecíamos, aliviando el regaño con pequeños toques de humor que homenajean a cintas policiales y noir (sí, «El Padrino», «Chinatown» y hasta la serie «Breaking Bad» reciben su homenaje por aquí). Pero el buen ánimo y mensaje mostrado en la cinta se vuelve repetitivo, convirtiendo a sus espectadores en ese niño malcriado cansado de que le digan todo lo que debe hacer, en vez de aprovechar de demostrarnos de que podemos aprender de nuestros errores.

EL DATO: «Zootopia» superó el millón de espectadores en su segunda semana en cartelera en nuestro país, la primera que lo logra este año. La fórmula de animación más propuesta familiar ha vuelto a dar resultados.

YAPA: Aquí mucho más detalles detrás de la creación de la película y sus mensajes, que los realizadores dicen nunca tuvieron intenciones políticas.

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