En Cinta Domingo, 14 febrero 2016

Las mejores películas románticas para ver este San Valentín (para los enamorados y los #foreveralone)

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En vez de hacer una lista con las mejores películas románticas para ver este día, cada redactor del equipo de En Cinta decidió escoger su película romántica favorita. Eso sí, la idea es que cada cinta hable del amor y de relaciones de pareja, pero no necesariamente de la manera convencional (si buscas adaptaciones de Nicholas Sparks, te adelantamos que no encontrarás ni una sola aquí).

En el siguiente compendio encontrarás películas de todo tipo y de todos los tiempos, con las que descubriremos las fascinantes miradas que ha tenido el séptimo arte a lo largo de la historia de algo tan humano, enaltecedor y doloroso como el amor. Son 12 títulos, acompañados de varias yapas cada uno. Harto de donde escoger para este día. Para los enamorados y los #foreveralone.

«Déjame Entrar» (Let the Right One In, 2008) de Tomas Alfredson

Imagen: Magnet Releasing

Imagen: Magnet Releasing

Escribe: Alberto Castro (@mczorro)

Un romance entre un niño y una vampira, pero radicalmente opuesto a la visión edulcorada, melodramática y al final idílica de la saga «Crepúsculo». Oskar es un niño constantemente insultado y atacado en la escuela que se hace amigo de su nueva vecina, la enigmática Eli, la cual descubrimos que es una vampira sedienta de sangre que desatará la violencia y el terror en el pequeño suburbio de Estocolmo. «Déjame Entrar» es en la superficie, claro está, una película de horror con todas sus letras, que sabe manejar brillantemente sus tiempos y atmósferas y que no rehuye de las más terroríficas imágenes (la secuencia de la piscina es mítica).

Pero la película es en realidad una singular historia de amor entre dos almas perdidas que se necesitan la una a la otra para sobrevivir. Se trata de una cinta llena de subtextos e interpretaciones que debemos abrazar en el camino, una adaptación de la novela de John Ajvide Lindqvist que sabe exactamente qué mostrar y qué ocultar para armar su frágil retrato de una incipiente relación amorosa. O acaso la tortura más grande de todas, el castigo eterno del cual será imposible luego escapar.

Y es que en el personaje del «padre» (que luego descubrimos es un amor del pasado) de Eli es que descubrimos el horror del futuro. La película nos plantea un escape feliz para ambos protagonistas, pero con esa clave nos damos cuenta que la verdadera condena está por comenzar. El amor como el escape redentor, pero también como la más dolorosa y visceral de las sentencias: el amor como algo que puede ayudarnos a soportar la vida, pero también algo que nos la quitará con el tiempo. Esta es una de mis películas favoritas de la vida justamente por eso.

YAPAS: Otra devastadora mirada al amor es la que nos regala «Two Lovers», subvaloradísima película del norteamericano James Gray, con un imponente Joaquin Phoenix en el medio de todo. «Before Sunset» de Richard Linklater es la que más me fascina de la trilogía de Jesse/Celine por su mirada más fría, cínica y desperanzada de la vida, en contraposición a la ilusión de la primera parte (fácil me encuentro en ese momento de mi vida, también). Y la argentina «El Incendio» de Juan Schnitman es el perfecto retrato del poder autodestructivo del amor: una película romántica cuya historia es de lo más cotidiana, pero es contada con el pulso de un thriller.

«(500) Days of Sumer» (2009) de Marc Webb

500 days

Imagen: Fox Searchlight

Escribe: Ernesto Zelaya (@ErnestoZelayaM)

Difícil escoger una película romántica para estas fechas. Ya no les creo nada; se han vuelto una fórmula predecible y tan fantástica como un unicornio. La relación más sincera que he visto en pantalla en el último tiempo tal vez es la de Joaquin Phoenix con un sistema operativo en «Her» de Spike Jonze, aún si «The Big Bang Theory» se les adelantó con el chiste del nerd que se enamora de una Siri.

Mi elección natural sería «500 Días con Ella» de Marc Webb, que me parece mucho más realista que el promedio. Y sí, lo natural es odiar a Summer y decir que es una arpía manipuladora sin corazón, pero lo cierto es que esa relación no tenía por dónde funcionar y sabemos que Joseph Gordon-Levitt será una mejor persona producto de la experiencia; de todas maneras hay un final feliz.

Me dirán: pero ese es el punto de estas películas, soñar, dejarte llevar por la fantasía, la misma que te permite aceptar que Adam Sandler es capaz de conseguirse mujeres en sus películas que en la vida real seguro ni lo mirarían. Y esto cuando Sandler aún podía ser un galán encantador, que no sólo se burlaba de los años 80 en «El Cantante de Bodas» sino que le caía bien a todos cuando le hacía serenatas a Drew Barrymore en un avión junto a Billy Idol; hoy en día es sólo un holgazán que hace comedias idiotas con sus amigos donde grita mucho y pareciera que nunca superó los 18 años.

Bueno, nunca tan amargado; uno tiene su corazoncito. Escojo una reciente: «Cuestión de Tiempo» (About Time) de Richard Curtis. Aún siendo sobre un viajero en el tiempo, es una historia tierna y creíble y no sólo sobre amor romántico, sino sobre amor entre padres e hijos; algo con lo que cualquiera se puede identificar. Me dieron ganas de darle un abrazo a mi padre (y también al gran Bill Nighy) luego de verla y estoy seguro que no fui el único.

«Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos» (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2004) de Michel Gondry

Imagen: Focus Features

Imagen: Focus Features

Escribe: Terina Flores Castillo (@rosebud8421)

Clementine: You know me, I’m impulsive
Joel: That’s what I love about you.

Dirigida por Michel Gondry y escrita por el extraordinario Charlie Kauffman, esta película nos cuenta la historia de Joel (Jim Carrey) y Clementine (Kate Winslet), una pareja que, por separado, recurre a un inusual método de borrado de memoria para desaparecer completamente de la vida del otro, luego de una difícil ruptura amorosa.

Sin embargo, lo que en realidad nos muestra (y por eso es mi favorita para estas fechas) es cómo se arma un laberinto de emociones en nuestro cerebro cuando nos enamoramos y cómo este amor es capaz de sobrevivir a las circunstancias de su propio final. Que a pesar de todo, recordamos lo mejor y no lo peor: esa selección rudimentaria de recuerdos que nosotros mismos hacemos para tratar de salvar lo insalvable, y aferrarnos a eso poco que tenemos, a la vez. Nos hace golpearnos contra la premisa de que, si tuviéramos el poder de cambiar todo lo hecho anteriormente, probablemente volveríamos a hacerlo igual.

Es una cinta que nos dice que los recuerdos son lo único que realmente tenemos y toca el tema del destino sin plantearlo como una resolución absoluta e innegable, si no como un dejavú constante, al cual estamos expuestos fortuitamente.

YAPAS: «Breakfast at Tiffany’s» de Blake Edwards, «Secreto en la Montaña» (Brokeback Mountain) y «Harry Potter y las Reliquias de la Muerte – Parte 2», ese momento en el que Harry se mete en los recuerdos de Severus Snape a través de sus lágrimas y descubrimos que estuvo eternamente enamorado de Lily, al punto de tener el mismo Patronus, y concluyendo con el eterno: ALWAYS.

«Frankie & Johnny» (1991) de Garry Marshall

Imagen: MUBI

Imagen: MUBI

Escribe: Kathy Subirana (@Catalina_)

Para muchos críticos, «Frankie & Johnny», la película que protagonizan Michelle Pfeiffer y Al Pacino, es una adaptación no del todo lograda de la obra original «Frankie & Johnny y el Claro de luna», una joyita del dramaturgo Terrence McNally que fue llevada a Broadway con Kathy Bates y Kennet Walsh en magistrales protagónicos.

Que me perdonen los críticos. Para mí «Frankie & Johnny» es una joyita tal y como está. La película dirigida por Garry Marshall (el mismo director de «Mujer Bonita»), con el guión adaptado por el propio Mc Nally, es (según yo) un homenaje a los amores y las vidas destrozadas que intentan reconstruirse y que encuentran, en medio de esa lucha, algo así como una esperanza, una opción para intentar ser felices; o algo así de bonito.

Frankie es una camarera huraña, una mujer fuerte que se aferra a su soledad con temor y más por comodidad que por convicción, a causa de un pasado triste y doloroso. Johnny es un ex falsificador que, al salir de prisión, entra a trabajar como cocinero al mismo restaurante donde trabaja Frankie. Se conocen, se enamoran, se resisten, se quieren, se temen, se escapan, se vuelven a encontrar y nada es perfecto, pero lo es a la vez. Es hermoso porque es cotidiano, porque hay un conflicto que no tiene un final feliz, sino una posibilidad abierta en la mañana.

Es una de mis películas favoritas porque la siento real: un drama sin concesiones miserabilistas, una historia romántica sin clichés-cursis y un homenaje tierno a todas las dimensiones de la soledad. Con o sin San Valentín, está en mi top ten de películas románticas.

YAPAS: «Closer» (pasión, deseo y disfuncionalidad), «In the mood for love» (soledad, amor, desamor y melancolía) , «Maridos y esposas» (el lado oscuro de las relaciones), «Just like heaven» (melcocha, sí, ¿y?) y «Bram Stoker’s Dracula» (es algo romántico – distorsionado pero sensual eso de buscar a Elizabetta por los siglos de los siglos para morderle el cuello).

«Antes del Amanecer» (Before Sunrise, 1995) de Richard Linklater

Imagen: Mubi

Imagen: Mubi

Escribe: José Miguel Bellido (@josembellidog)

Con «Before Sunrise», Richard Linklater habla del amor sin sobre explicarse ni recurrir a la cursilería común. Nada más simple y llamativo que dos personas dando forma a una relación desde el diálogo, desde una realidad lineal que no necesita más que unas cuantas horas para constituirse como una historia. Dos almas jóvenes que se encuentran en un tren en Europa y deciden caminar toda una tarde por Vienna, debatiendo sobre el amor, las relaciones, la vocación y la vida misma.

Jesse y Celine son de las mejores parejas que ha tenido el cine porque, en lugar de componer una relación de ‘felices para siempre’, se presentan como una visión más creíble del amor, una con la que nos podemos identificar a lo largo de los años (ver también las excelentes «Before Sunset» y «Before Midnight», que terminan de armas la historia de vida de ambos personajes).

YAPA: Voto por la agilidad y la dualidad expectativa-realidad que ofrece «(500) Days of Summer», de Marc Webb, una película ágil, diferente y de una narrativa particular. Luego, inevitable dejar de lado a Woody Allen con «Manhattan», en que el amor es no solo algo que se comparte (o no) con otros sino también con uno mismo, en sus distintos matices y formas, dando cabida a que los espacios y las atmósferas sean parte del relato. Por último, «Punch-Drunk Love», de Paul Thomas Anderson, un retrato del amor excéntrico, asfixiante y esquivo en medio de circunstancias casi irreales, con un Adam Sandler que a la fecha se hace extrañar de aquella forma.

«Amour» (2012) de Michael Haneke

Imagen: France 3 Cinéma

Imagen: France 3 Cinéma

Escribe: Andrei Contreras Romero (@Dacromero)

Mi película favorita sobre el amor es el retrato de este director austriaco sobre la intimidad de una pareja en sus momentos menos glamorosos. Un anciano matrimonio de retirados profesores de música clásica (impecables Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva) que deben enfrentar juntos la enfermedad que sufre la esposa al quedar con un lado de su cuerpo paralizado como consecuencia de un infarto cerebral.

Un emotivo y doloroso relato sobre el deterioro físico e intelectual y la inminencia de la muerte, que coloca al espectador en una situación incómoda. Muestra lo perturbador y conmovedor que es el sufrimiento de un ser querido y el sacrificio extremo ante la degradación irreversible de una persona la que se ha vivido toda la vida. Definitivamente la película es lo que es gracias a una extraordinaria pareja protagonista que le da el realismo y crudeza necesario a una historia de silencios y miradas que expresan más que mil palabras. El verdadero amor se demuestra en los momentos más duros de toda existencia.

YAPAS: «Like Crazy” de Drake Doremus, en donde una joven pareja se ve forzada a una relación a distancia, una honesta mirada de los estragos del desamor. “Manhattan” de Woody Allen, una hermosa historia de amor en la ciudad de Nueva York. “Her” de Spike Jonze, o la historia de un hombre que se enamora de su sistema operativo, mostrando cómo las soledades son aliviadas con las posibilidades de interacción que facilita la tecnología moderna: la escena donde cantan The Moon Song muestra a la perfección la felicidad que nos transmite el amar y el ser amado.

«Vértigo» (1958) de Alfred Hitchcock

Imagen: Paramount Pictures

Imagen: Paramount Pictures

Escribe: Renzo Mendoza Sotero (@RenzoMendozaS)

Ahora soy responsable por ti. Los chinos dicen que una vez que le salvaste la vida a una persona eres responsable por ella para siempre.

En el día del amor siempre hace falta un poco de “cine negro” para avivar amores y mucho más si se trata de uno de los clásicos del gran maestro Hitchcock. Basada en la novela “Sueurs froides: d’entre les morts”, “Vértigo” nos presenta un enredo de pasiones y suspensos, donde un detective diagnosticado con vértigo es contratado por un viejo amigo con el fin de vigilar a su joven esposa Madeleine Elster (Kim Novak), quien cree estar poseída por el espíritu de su bisabuela. A pesar de los múltiples esfuerzos del detective, no logra evitar el suicidio de la melancólica dama, cayendo- junto con ella- perdidamente enamorado. Sin embargo, mientras nuestro joven amigo deambula por la calle sufriendo por amor, se cruza con una mujer muy similar a Madeleine Elster. Es allí donde decide volverse el mejor amigo de la joven, con el objetivo de recuperar su amor perdido, hasta descubrir una trágica verdad.

Elegida la mejor película de todos los tiempos en la última encuesta de la revista Sight and Sound (superando nada más que a «Citizen Kane»), esta joyita de Hitchcock nos presenta lo sublime y frágil que puede resultar el amor, cuando la obsesión por revivir aquellos amores pasados pueden afectar seriamente nuestras futuras relaciones. Y es que al amor hay que tratarlo con cariño. Con lentitud. De puntitas.

Y en «Vértigo», además de un intrincado caso de investigación que Hitchcock sabe manejar a la perfección, encontramos esa pausa y obsesión que brota en nuestros corazones un 14 de febrero. En palabras de Truffaut, “hay en Vértigo cierta lentitud, un ritmo contemplativo, que no se encuentra en sus otros films, a menudo construidos sobre la rapidez, la fulguración”. Una joya psicológica para solucionar asperezas este día del amor.

YAPAS: «Lo que el viento se llevó» de Victor Fleming, «Rebeca» y «Marie, la ladrona» de Alfred Hitchcock, y «Casablanca» de Michael Curtiz.

«Annie Hall» (1977) de Woody Allen

Imagen: United Artists

Imagen: United Artists

Escribe: Manuel Barreto F.

Parece que Woody Allen anticipó cómo serían las relaciones amorosas y de convivencia de muchas parejas de estas últimas décadas, a pesar de que esta cinta se realizó a finales de los 70s. Los diálogos son sencillos y naturales, incluso en sus extensísimos monólogos (a los cuales el director no ha acostumbrado en toda su carrera). Además, considero que su final es muy coherente y nada melodramático. En síntesis: la escogí por su realismo.

YAPA: La peruana «Contracorriente» de Javier Fuentes-León y «Ghost: La Sombra del Amor» de Jerry Zucker, clásico del cine de los 90s.

«¡Átame!» (1989) de Pedro Almodóvar

Imagen: El Deseo

Imagen: El Deseo

Escribe: Orlando Barreto (@pirriman)

Los romances retorcidos y los dramas viscerales siempre han sido la especialidad de este aclamado director español, quien en esta, su octava cinta, demuestra lo desgarrador que puede ser el amor.

Almodóvar siempre camina sobre una línea muy delgada que separa el dramatismo y la comicidad. Por un lado vemos bailes y bromas; por otro, lágrimas, gritos y suspenso. La película se centra en Ricky, interpretado por Antonio Banderas (actor fetiche del director), un paciente psiquiátrico que escapa para buscar a Marina, interpretada Victoria Abril (una de las tantas chicas Almodóvar), una mujer con la que tuvo una noche de placer que lo dejó marcado para siempre. Al encontrarla y recibir rechazo, decide secuestrarla y atarla a la cama hasta que su amor sea correspondido.

El tema del amor, aunque de una extraña manera, es la esencia de la película. Vemos a un Antonio Banderas luchando de forma enfermiza por el amor de Victoria, amor que al final no es esquivo. La escena del escape en el auto al ritmo de Resistiré del Duo Dinámico es de antología y nos enseña que el amor, aunque visceral y psicótico, siempre triunfa.

YAPAS: «Mi Idaho Privado» de Gus Van Sant, ibra de culto del cine de temática gay. ¿Será acaso la escena en la que River Phoenix le declara su amor a Keanu Reeves es una de las más enternecedoras del cine? «Contracorriente» de Javier Fuentes-León, gran opera prima y, probablemente, la mejor película de amor peruana. «Luces de la Ciudad» de Charles Chaplin: ¿acaso la escena final no los hizo llorar? Obra maestra.

«Pacto de Sangre» (Double Indemnity, 1944) de Billy Wilder

Imagen: Film Forum

Imagen: Film Forum

Escribe: Dante Morales (@caballeroetereo)

«Double Indemnity» es la oscura historia de un agente de compañías de seguro (Fred MacMurray), hombre recto y servicial, y su cliente (Bárbara Stanwyck), una perfecta femme fatale, quienes traman el asesinato del esposo de esta para cobrar el jugoso seguro de accidentes. Pero cuando Barton Keyes (Edward G. Robinson) ingresa a tallar, todo se complica y se empiezan a cuestionar si arriesgarían su propio amor por la ambición.

Película perfecta técnicamente con una historia que rompió completamente los esquemas de la época, paradigma del cine negro. “Double Indemnity” es parte vital de la historia del cine.

YAPAS: «Mullholland Drive» de David Lynch, «Rebeca» de Alfred Hitchcock y «Punch-Drunk Love» de Paul Thomas Anderson.

«Paris, Texas» (1984) de Wim Wenders

Imagen: Argos Films

Imagen: Argos Films

Escribe: Giorgio Lázaro (@Giorz)

Esta es una de las películas que más aprecio del importante cineasta alemán Wim Wenders. Este film empieza mostrándonos a un hombre totalmente desahuciado, perdido entre el desierto, que ni si quiera habla y que parece lidiar con la locura. De a pocos iremos conociéndolo y descubriendo su historia, una bastante fuerte, pues alguna vez Travis fue muy feliz con una mujer y su pequeño hijo. La dolorosa pregunta que se nos intenta responder es: ¿qué pasó para que todo se derrumbase de esa manera?

Pasó el amor con toda su complejidad e inmensidad; porque el amor es algo humano y como tal tiene errores y fallas que llevan consigo un dolor que puede devastarnos, tal y como pasa en esta historia. Ya sé, no es de lo más romántico, pero es algo real: a veces el amor es insuficiente, porque nuestros errores pueden traerlo abajo. Eso sí, quizás aún luego de haberlo arruinado profundamente y de estar arrepentidos, si se ama de verdad, puede que aún tengamos la posibilidad de hacer algo para redimirnos. Probablemente no como antes, pero al menos de alguna manera.

Eso me gusta de las películas que tratan de amor, que buscan mostrarnos algunas de sus diversas y complejas aristas, con lo cual muchas veces no acaban con un final feliz, porque el amor no significa necesariamente eso. Pero sí la felicidad de algún instante. Otros filmes que también destacaría son “Vertigo” donde se ve el lado obsesivo del amor, “Jules et Jim” de François Truffaut sobre una relación poliamorosa, y una mucho más divertida y casual visión del amor en “Chungking Express” de Wong Kar-Wai.

«El Amor: Primera Parte» (2005) de Alejandro Fadel, Martín Mauregui, Santiago Mitre y Juan Schnitman

Imagen: Pampero Cine

Imagen: Pampero Cine

Escribe: Omar Cáceres (@Cine_filoso)

Este es el retrato de la relación de una joven pareja, desde esos inicios eufóricos, hasta su desenlace más trágico. ¿Por qué escogí esta película? Porque se siente real y cercana. Porque los amores físicos, ideales y terrenales, pese a que pueden tener toda la pasión del mundo en algún momento, siempre tienen un final. Y el lamento está ausente, porque ese final siempre es la «primera parte» de algo.

YAPAS: «Los Puentes de Madison» de Clint Eastwood, «Un amor de jeunesse» de Mia Hansen-Løve, «Nothing Hill» de Roger Michell y «Drei» de Tom Tykwer.

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