cine , En Cinta Viernes, 15 enero 2016

3 críticas de la película «La Gran Apuesta», sátira sobre el colapso de la economía mundial

En Cinta

#losquesolohablandecine Lo último del mundo del cine. Lo que nos interesa, siendo honestos. facebook.com/EnCintaPeru twitter.com/encinta

Una victoria sin ganadores

apuesta

Escribe: Rodrigo Bedoya (@Zodiac1210)

“La gran apuesta” es la historia de unos perdedores que vieron una oportunidad. De seres arrogantes, desconfiados, neuróticos y/o tímidos que, de pronto, ven algo que no vieron seres aún más arrogantes y codiciosos que ellos: que la economía mundial estaba cimentada sobre préstamos riesgosos e irresponsables y sobre una burbuja inmobiliaria que estaba a punto de reventar estrepitosamente llevando a los EE.UU. y al mundo a una de las épocas económicamente más oscuras de la historia. Y que apostar en contra de esos préstamos era, en el mediano plazo, una opción que los haría ricos. Estos perdedores tenían, por una vez, la opción de ganarle al sistema.

Christian Bale, Steve Carell, Ryan Gosling, entre otros, son estos personajes que manejan fondos de inversión pequeños, casi engullidos por la dinámica de Wall Street. Otros, como el personaje de Brad Pitt, han decidido huir del sistema, asqueados por ese culto al dinero que se vive todos los días en el mundo ‘yuppie’ de los movimientos bursátiles. Un día a día que tiene mucho de agitado, de intenso, con personajes que se van imponiendo a través de su excentricidad, de su forma de expresarse, de moverse, de encarar ese mundo que devora a aquel que no se defiende.

Justamente lo interesante de la apuesta del director Adam McKay radica en centrarse en los gestos, los movimientos, las reacciones, las conversaciones. Muchas veces los diálogos son explicaciones bastante engorrosas sobre lo que está en juego por la crisis, pero lo que importa es la exaltación de los personajes en esos momentos de discusión y de decisiones en las que pueden perder o ganar todo.

La cámara de McKay es una cámara nerviosa, que se acerca siempre a los personajes y a sus gestos y movimientos, tratando de capturar ese mundo en el que la exaltación y la agresividad parecen ser el pan de cada día. “La gran apuesta” juega a meternos en un universo que tiene mucho de absurdo y demencial, pero busca hacerlo a partir de un estilo apegado a los elementos más físicos, como pueden ser los actores y su constante sobresalto y exaltación. Los espacios aparecen casi siempre difuminados para darles mayor presencia a esos personajes que se rebelan contra esas oficinas de Wall Street, buscando ganarles en su propio juego.

Pero no hay victoria posible en la película. Porque, aún cuando la apuesta de estos perdedores haya sido la correcta, solo ellos ganaron: todo lo que quedó fue un país devastado económicamente, millones desempleados y otros tantos sin un hogar que los cobije. “La gran apuesta” juega a contarnos la historia de un grupo de perdedores que, yendo contra el sistema, obtendrán su gran victoria. Pero resulta que esa victoria es otra derrota: una de mucho mayor escala y cuyos platos rotos, hasta hoy, siguen sin limpiarse del todo.


El capitalismo al desnudo

apuesta3

Escribe: Dante Morales

Con una carrera plagada de comedias efectistas (casi siempre al lado de Will Ferrell), Adam McKay solidifica un nombre en la industria con «La Gran Apuesta»: un salto para adelante en su carrera y también la prueba fehaciente de que se pueden realizar películas con fuerte dosis de comedia que a la vez contienen reflexiones serias y urgentes sobre el presente. Es así que la película es una comedia dramática sobre un grupo de inversores que reconocen antes que todos el descalabro en el que se vería sumido el sector inmobiliario, uno que provocó el crack del 2008. Este es el tema principal, pero a medida que se desarrolla la película iremos descubriendo una amalgama de personalidades que enriquecen el relato.

Algunos plantean que esta es la respuesta de la Paramount a «El Lobo de Wall Street», película de Martin Scorsese que pudimos ver por aquí el año pasado, pero hay una diferencia sustancial: aquí no se incide en la putrefacción de los seres humanos, sino que nos propone un ejercicio crítico sobre la endeble estructura de las finanzas mundiales. Por ese lado, se ha criticado el uso excesivo de tecnicismos en materia financiera; pero lo que finalmente entorpece el desarrollo de la película es la repetición constante de situaciones muy similares en la que los personajes encuentran agujeros en el sistema, lo cuestionan, descubren la manera de sacarle provecho y finalmente invierten.

En los actores es que encontramos su principal fuerte. Michael Burry (Christian Bale) es un completo desquiciado al servicio de los números, mientras que Mark Baum (Steve Carell) es un hombre principista que vive “feliz en la infelicidad” al que le repugna vivir en un sistema que vive de explotar a las clases bajas. El primero, salvo breves arrebatos de histrionismo, está correcto y transmite el desequilibrio de su personaje. Aunque el que se lleva todos los aplausos es Steve Carell, alguien que logra pasar de un registro netamente cómico al drama más intenso, escena tras escena.

Otro aspecto a resaltar es el excelente montaje, de escenas que se suceden una tras otra, casi interrumpiéndose: esa edición que incluye imágenes del imaginario cultural que contextualizan las situaciones, la época y el paso del tiempo. En ese camino es que la banda sonora contiene temas de Metallica hasta Gorillaz.

El problema llega con las escenas explicativas en las que aparecen figuras como Margot Robbie o Anthony Bourdain, que si bien son amenas y resultan un respiro al drama, se pudieron evitar modificando el desarrollo del guión. Lo que limita la historia es el libro en el que está basado: estamos ante una adaptación a la que le sobra metraje, una que termina siendo una transcripción literal del texto original, línea por línea.

«La Gran Apuesta» es una película que intenta una abierta confrontación con el status quo (algo que se aplaude): películas así son necesarias y sirven de herramienta de denuncia de los falsos valores de nuestros tiempos y como una satírica reflexión sobre la inmensa farsa que son las finanzas globales. Una de las alegorías que resuena al salir de la sala de cine es la del CDO sintético, como esa apuesta sobre la que se hacen otras pequeñas apuestas: ¿será que todos los días se apuesta en un juego de veintiuno el futuro de los seres humanos?


La gran sátira de una catástrofe económica

apues3

Escribe: Terina Flores Castillo

«La Gran Apuesta» nos cuenta la historia de cómo 4 personas, que no formaban parte del sistema financiero inmobiliario norteamericano, predicen el colapso del mismo que tuvo lugar en el otoño del 2008. Basada en el libro, del mismo nombre, de Michael Lewis (quien también escribió los libros que inspiraron «Moneyball» y «Blind Side») y dirigida por Adam McKay, conocido por muchos años como guionista de Saturday Night Live para luego tener una sociedad creativa con Will Ferrel en el cine. En el reparto encontramos a Christian Bale, Brad Pitt, Ryan Gosling y Steve Carrel.

La particularidad de la cinta es que aborda una de las mayores crisis económicas de los Estados Unidos retratando con gran humor la indignación que suscita darse cuenta, como espectadores, que todo lo que sucedió se veía venir años atrás, pero casi nadie fue capaz de preverlo ni se interesó en hacerlo. Hasta para explicarnos los más complejos y complicados términos económicos, McKay sabe salir adelante poniendo en pantalla a personajes tan triviales y reconocibles de la cultura popular como Selena Gomez o Margot Robbie, quienes rompiendo la cuarta pared logran darnos tutoriales de economía. Sin embargo, a pesar de este tipo de recursos, creo que la mayoría nos quedamos entendiendo la mitad. Felizmente el gran trabajo de edición que construye una estructura no tradicional, de cortes rápidos y velocidad con la que se va de historia en historia, hace que las más de dos horas de la película se pasen sin notarlo.

Christian Bale y Steve Carrel llevan la batuta desde el lado de los actores. Bale (Michael Blurry) es una analista poco social, con Asperger y con un ojo de vidrio que en su particular manera de trabajar (está todo el día en su oficina, descalzo y escuchando Heavy Metal) logra ser el primero en darse cuenta de la debacle. Este personaje logra parecer frío, pero a la vez sentimos que es el más sincero, al no tener filtro cuando quiere expresar sus opiniones. El personaje de Steve Carrel es el más real, del cual descubrimos su lado más humano, ya que es el único visiblemente indignado y en su vida diaria laboral es un renegado que odia al sistema del cual es parte. Vemos una conexión entre su familia y su profesión, cómo se afectan la una con la otra, ya que su hermano se suicida a causa de ese maldito sistema.

Al final, creo que no es tan importante entender cada concepto académico que nos es presentado, si no que, en resumen, esta película nos cuenta con un buen manejo de la sátira que, cuando las peores cosas ocurren, pierden los que ni enterados estaban, aquellos destinados a solo ser naipes de un juego más grande que ellos; y los verdaderos culpables ni siquiera son castigados por un sistema judicial cada vez más precario, cuando se trata de tocar a los reales peces gordos. «La Gran Apuesta» tiene una estructura narrativa tan particular y vehemente como el mismo mundo al cual nos deja entrar y nos expone.

En Cinta

#losquesolohablandecine Lo último del mundo del cine. Lo que nos interesa, siendo honestos. facebook.com/EnCintaPeru twitter.com/encinta