En Cinta Domingo, 22 noviembre 2015

¿Por qué NO amamos (tanto) las precuelas de «Star Wars»?

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precuelas

Escribe: Gonzalo Torres Castañeda (@gtc1701)

Era 1999 y como un joven fanático de «Star Wars» estaba sumamente entusiasmado por el próximo estreno y regreso de la saga, «Episodio 1: La Amenaza Fantasma». Había pasado demasiado tiempo desde la última película de la trilogía original en 1983 y todos esos años de ausencia estaban prontos a terminar. George Lucas había anunciado una nueva trilogía, tres películas que nos contarían la historia de cómo Anakin Skywalker se convirtió en el icono de la maldad, Darth Vader. ¡Era casi como un sueño hecho realidad! Los adelantos y afiches (sobre todo el de abajo) habían elevado las expectativas a niveles inimaginables: nada podía salir mal. (Es imposible no sentir un extraño deja vu con la emoción previa al estreno de «El Despertar de la Fuerza»).

afiche sombra

Claro que luego de ver la película, nos quedamos todos con un sinsabor en la boca. Aquella sensación continuaría con la llegada del «Episodio 2 El Ataque de los Clones» y (en menor medida, debido a importantes correcciones) con el «Episodio 3: La Venganza de los Sith». Con el tiempo, hemos aprendido a apreciar las precuelas, a vivir con ellas y aceptarlas por lo que son (al fin y al cabo, forman parte del canon que define la saga). Pero exactamente, ¿por qué muchos de los fanáticos de «Star Wars» no amamos (tanto) las precuelas? Aquí algunos puntos en los que fallaron y otros puntos que podemos rescatar y apreciar:

Lo Malo: El Lado Oscuro de las Precuelas

Anakin Skywalker: El elegido

anakin

Podría comenzar tirándole todo el pato a Jar Jar Binks, pero eso sería sumamente fácil. El principal problema de las precuelas es justo lo que debió haber sido su punto más fuerte: EL PROTAGONISTA. Lucas nos presenta a Anakin Skywalker en el Episodio 1 como un niño nacido inmaculadamente gracias a la Fuerza y es ahí en donde se origina el fallo: no necesitábamos conocer a Darth Vader como una copia de Baby Yisus. Si bien la idea de darle un pasado en un contexto de esclavitud y ponerlo como un súper dotado para la mecánica y el pilotaje desde tan temprana edad es interesante, no era necesario que Lucas se tome una película entera para eso. Debido a esto, se siente como si el Episodio 1 careciera de protagonista, ya que Anakin aparece casi media hora después de empezada la película y teniendo poco impacto en la historia global. Mención aparte merece la HORRENDA actuación de Jake Lloyd, quien al final de cuentas no tiene la culpa de nada (¡era un niño!) y que ha sufrido bastante durante el resto de su vida por haber encarnado tan desastrosamente a nuestro villano favorito.

En el Episodio 2 nos encontramos un Anakin en pleno entrenamiento Jedi y como Padawan de Obi-Wan. Este enfoque es mucho mejor que el anterior, pero aún no termina de convencer ya que no se desarrolla esa relación de amistad que el viejo Ben le contaba a Luke en la trilogía original. Para colmo de males, Lucas decide entrar por completo en la historia de amor con Padme, torturándonos con los peores diálogos de la galaxia, con dos personajes unidimensionales y con cero química en pantalla. Aparte que Anakin termina cayendo pesado porque se queja todo el tiempo. El único momento en donde se ve un chispazo del Vader que amamos es cuando rescata a su madre de los Tusken Raiders y desata toda su ira hacia los Moradores de la Arena. Pero nos quedamos con ganas de ver mucho más de ESE Anakin.

Es en el Episodio 3 en donde por fin podemos ver al Anakin que todos queríamos ver: ya un Jedi hecho y derecho con conflictos personales, en una relación amical madura con Obi-Wan y soltando ideas de un pensamiento totalitario. El problema aquí es que han pasado ya dos películas enteras de nada. Es por eso que el cambio de Anakin al lado oscuro se siente rápido y forzado en esta película. Cuando recién estábamos conociendo al verdadero Anakin, de pronto Lucas lo manda al lado oscuro y san se acabó: se vuelve malo malote de pronto, va y mata niños a diestra y siniestra, ahoga al amor de su vida y se pelea con su maestro/mejor amigo a muerte, todo sin que entendamos muy bien qué diablos pasó. Las Precuelas tal vez debieron comenzar con un Anakin ya Jedi y a partir de ahí mostrarnos su relación durante las guerra clónicas con Obi-Wan, quien debió ser el protagonista real de las tres películas. De esa manera se tenía un arco inicial con Obi-Wan, un arco final con Luke en la trilogía original y las seis películas como un todo eran el arco de Vader, desde su caída en el lado Oscuro hasta su redención.

Historia y personajes: Una galaxia aburrida

universo

Mientras que la trilogía original era emocionante, las precuelas caen en lo aburrido. El Episodio 1 trata sobre Federaciones de Comercio, impuestos, debates en el senado y demás temas que no tienen lugar en la GUERRA de las Galaxias. Es cierto que toda guerra tiene motivos políticos, pero su desarrollo no es para nada interesante y solo sirve como excusa para colocar a Palpatine, el futuro emperador, en la posición de Canciller. La sub-trama de Qui-Gon encontrando en Tattoine a Anakin tampoco resalta dejándonos solo la escena de la carrera de Pods. El clímax final de la película es muy saturado y poco interesante: ¿drones desechables versus el ejercito de Gungans? Por otro lado, tenemos a Anakin en el espacio disparando de casualidad las armas de su nave y así destruyendo la nave enemiga de control de los drones, casi casi al estilo del Chapulin Colorado o del mismo Cantinflas. Lo más rescatable de Episodio 1: la pelea de Darth Maul (quien tiene dos líneas en toda la película) versus Obi-Wan y Qui-Gon.

El Episodio 2 llega por momentos a ser insufrible. La historia de amor entre Anakin y Padme es realmente es uno de los puntos más bajos de toda la saga: poco creíble, forzada y hasta cierto punto incómoda. La pésima actuación de Hayden Christensen tiene mucho que ver con esto. Y esto es culpa de Lucas, quien sabemos que no es un director que se caracterice por sacar las mejores interpretaciones de sus actores. Se necesita a alguien con el talento de Ewan McGregor para sacar una buena actuación por su cuenta: no por nada, Obi-Wan es el mejor personaje en las precuelas. Pero el punto que en verdad me molestó es la pelea entre Yoda y el Conde Dooku y es que personalmente no necesitaba ver a Yoda usar un mini lightsaber y saltar como una pulga.

El Episodio 3 cierra la saga con una historia un poco más interesante: la caída de Anakin debido al miedo que sentía por la posible muerte de Padme. El miedo es el camino hacia el Lado Oscuro (es una frase que me encanta repetir en el día a día) y durante toda la película se trabaja el concepto del futuro Vader. El problema aquí es que, como ya lo mencioné, nos queda corto. Igual es la precuela que tiene mucho más del espíritu del Star Wars original, los efectos especiales son muy superiores, las batallas son épicas, los diálogos NO SON TAN MALOS, las actuaciones son rescatables y todo este conjunto te deja de alguna manera satisfecho.

A diferencia de los secundarios de la trilogía original, los nuevos no calan en el espectador: Qui-Gon Jinn, Padme, Mace Windu, Dooku, Grievus, Jango Fett y demás no tienen mucha personalidad, son acartonados y pocos desarrollan arcos emocionales. Palpatine tiene puntos altos como el Darth Sidius, Obi-Wan es el verdadero héroe y Anakin termina mucho mejor de lo que empezó, pero el resto de personajes no me llegan a transmitir mucho.

Mística: la verdadera esencia de Star Wars

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Las precuelas perdieron mucho de la mística de la trilogía original y este vídeo dice mucho más de lo que yo podría explicar:

Bonus: JAR JAR BINKS

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Lo sé, lo sé, dije que no iba a culpar a Jar Jar Binks, PERO ES QUE ES IMPOSIBLE. Todo es su culpa.

Lo Bueno: La Fuerza estará contigo, siempre

La nueva Galaxia: descubriendo nuevos mundos

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Luego de despotricar sobre las precuelas, podemos concentrarnos en las cosas buenas que trajeron al universo Star Wars. La más importante: el nuevo alcance del universo. Si bien desde la trilogía original se nos presentó una gran variedad de razas y planetas, nunca se profundizó de manera oficial en ellas. Con las precuelas hemos obtenido la forma actual que tiene la galaxia, con nuevos planetas, nuevos conceptos, nuevas razas y profundizando mucho más en todo lo expuesto ante nosotros inicialmente.

Tatooine, Yavin 4, Hoth, Dagobah, Bespin y Endor fueron los planetas presentados hace casi 40 años; con las precuelas el alcance de la galaxia se expandió y llegamos a Coruscant, Naboo, Mustafar, Kamino y Geonosis dándonos una sensación de que este universo es mucho más grande. Con el ingreso de nuevos sistemas se nos presentaron nuevas razas y además se profundizó en las ya existentes. Si bien este hecho se desarrolla en detrimento de la historia y de los personajes principales, podemos apreciar y realmente admirar todo el trabajo realizado por las personas detrás de las películas para presentarnos estos nuevos mundos.

La idea actual que vive en el subconsciente colectivo sobre Star Wars está definida por las precuelas y de alguna manera debemos agradecérselo: es un universo más amplio, con más detalles, de alguna manera mejor pensado (seamos sinceros, muchas de las razas que vemos en la trilogía original, en la escena de la Cantina de Mos Eisley por ejemplo, fueron puestas ahí porque hicieron un disfraz chévere y ya). Además se nos presentan a los Jedis, personajes de distintas razas que utilizan La Fuerza y muchos lightsabers. Es genial verlos pelear y usar sus poderes; de alguna manera me hace olvidar sobre los malditos midichlorians y el hecho de que los haya puesto como monjes que no pueden amar. ¿Qué? ¿En serio? ¡¿Por qué?! Ok ok, concentrémonos en lo bueno.

Clone Wars: La precuela que estábamos buscando

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Podemos decir muchas cosas sobre las precuelas, pero debemos agradecerles algo: la existencia de Clone Wars. Si nunca has visto esta serie animada de 6 temporadas, te estás perdiendo de mucho del universo de Star Wars. Lanzada tres años después del fin de las precuelas en el 2008, esta serie de animación digital es todo lo que queríamos que fueran las películas y narra las aventuras de Anakin Skywalker entre el Episodio 2 y el 3. En ella podemos ver muchas de las motivaciones que llevan a Anakin a pasarse al Lado Oscuro y, de alguna manera, completa la fotografía sobre su vida. Las guerras clónicas son la etapa más importante en su desarrollo: es ahí donde aprende más sobre la galaxia, sobre la guerra, sobre los Jedis y sobre sí mismo.

Podemos argumentar que con una serie que disponía de más de 20 episodios en cada temporada (menos en la última, que fue cancelada abruptamente luego de la compra de LucasFilm por parte de Disney) el trabajo de definir a un personaje es mucho más sencillo. Pero si tan solo parte de lo que nos mostró Clone Wars hubiese sido trasladado a la pantalla grande, creo que hubiéramos recibido mejores películas y una mucho mejor historia. Empezar esta nueva trilogía con Anakin siendo entrenado por Obi-Wan y luego entrar de lleno a las Guerras Clónicas hubiese ayudado a entender más la transformación de nuestro Jedi caído.

Dave Filoni es el creador de Clone Wars: él y su equipo han hecho un trabajo magnífico para dimensionar a muchos personajes de las precuelas, además de presentarnos otros nuevos que se han convertido en favoritos de los fanáticos, como Ahsoka Tano, la joven Padawan que entrena Anakin y que tiene un arco sumamente interesante a lo largo de toda la serie. O la asesina Asajj Ventress, uno de mis personajes favoritos, el cual también evoluciona de manera sorpresiva dejando de lado el estereotipo del villano malvado por ser malvado. Todo este gran trabajo fue supervisado por George Lucas y creo que ha sido su forma de corregir todos los errores que cometió con las precuelas. 

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