En Cinta Miércoles, 11 noviembre 2015

Rossana Díaz Costa: «Bryce solo me ha pedido que Julius (en la película) sea un niño orejón»

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Entrevista por: Manuel Barreto F.

La realizadora peruana Rossana Díaz Costa nos contó más sobre el ambicioso proyecto de llevar a la pantalla gigante a “Un Mundo Para Julius”, la galardonada novela de Alfredo Bryce Echenique que le sigue los pasos a un niño curioso que es miembro de una familia frívola de clase alta, que establece una estrecha amistad con los trabajadores de su casa. La obra fue publicada en 1970 y obtuvo el Premio Nacional de Literatura, convirtiéndose inmediatamente en una de las novelas más representativas de la literatura latinoamericana.

La directora confiesa haber empezado a trabajar en la adaptación hace varios años, incluso antes de realizar «Viaje a Tombuctú». La diferencia con su ópera prima es que esta vez sí cuenta con el apoyo de una distribuidora, de co-productores y auspiciadores interesados en participar en el largometraje. La película espera rodarse en el 2017, con miras a estrenarse a inicios del 2018. Sobre eso y mucho más nos cuenta en la siguiente entrevista.

 

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¿Cómo se produjo el acercamiento entre tú y Bryce Echenique?

Rossana Díaz Costa: Hice un primer tratamiento del guion de «Un mundo para Julius» antes de «Viaje a Tombuctú», pero me di cuenta que era una cosa muy grande, muy difícil, carísima y no era un proyecto para hacerlo como ópera prima. Era imposible realmente. Entonces, lo dejé guardado hasta donde había avanzado y de ahí escribí «Viaje a Tombuctú», que es una película más cercana a mí en todo sentido, además de más sencilla de hacerla.

Es recién en noviembre del año pasado que decidí que debía terminar la primera versión de «Un mundo para Julius» para el verano. Lo terminé y en febrero de este año me puse en contacto con la agencia literaria Carmen Balcells para conseguir los derechos de autor, porque Alfredo Bryce no los tiene.

Les mandé la primera versión del guion, lo aprobaron y empezamos a hablar sobre el acuerdo. El primer acuerdo fue de reserva de derecho en junio o julio, no de compra todavía, y fue ahí que por fin entré en contacto con Bryce Echenique. Germán Coronado, que es el presidente de la Cámara del Libro, fue mi enlace para contactarlo. Bryce me dijo que había visto «Viaje a Tombuctú» y que le había gustado.

Ni bien subí mi foto con Bryce en Facebook, apareció de pronto un montón de gente que quería unirse al proyecto. Salió el tema de la co-producción con La Mula, apareció un posible inversionista –Star Films-, Jorge Licetti de la distribuidora New Century Films me escribió también para decirme que quería distribuir la película. Es decir, en una semana yo tenía armada la co-producción y tenía ofrecimientos de muchas cosas. Y eso fue muy bueno, porque gracias a eso pudimos pagar los derechos.

¿Qué empresas apoyarán en la producción de la película?

RDC: Aparte de Tombuktu Films (mi productora) y La Mula, nos va a apoyar la productora argentina Machaco Films, que representará un 20% de la parte no peruana (por así decirlo) y estamos viendo si entran algunos productores españoles, porque Bryce es muy conocido en España. Eso permitiría entre más dinero, porque esta película no podría hacer solo con los fondos de DAFO e Ibermedia: necesitamos una co-producción fuerte y el auspicio privado.

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Respecto al proceso de adaptación, ¿cómo abarcar una historia de 500 páginas en 2 horas de película?

RDC: El guion solo se concentra en el punto de vista de Julius: en la novela hay muchísimas páginas en las que Julius no está y ni siquiera participa. Por ejemplo, cuando van a la plaza de toros o los episodios de los hermanos mayores. Nada de eso estará en la película, porque Julius no está presente y no le afecta directamente. Hay cosas muy hermosas en la novela a nivel literario, pero que son imposible para adaptar en una película de 2 horas.

¿Cómo va el tema del casting? ¿Has pensado en quién podría ser el niño que interprete a Julius? Hablaste también sobre la posibilidad de tener al argentino Leonardo Sbaraglia y a Magaly Solier en el reparto.

RDC: Aún no hemos empezado con el casting de niños, es algo que va a tomar muchos meses. Además, estamos esperando que salgan de vacaciones de verano: para ese momento vamos a ver si sale Julius o los amiguitos o la hermana. Necesitamos muchos niños, no solo al protagonista.

Lo de Magaly Solier (“La teta asustada”, “Madeinusa” y “Magallanes”) es algo que ya le habíamos propuesto. Está bien interesada. Ya leyó el guion, pero no hemos llegado a un acuerdo formal con ella todavía, tiene que haber papeles de por medio para hacerlo oficial. Sin embargo, ella ha mostrado su interés para ser Vilma, la nana de Julius.

Y en el caso de Leonardo Sbaraglia (“Relatos Salvajes” y “Plata Quemada”), fue el nombre principal que salió cuando hablé con mi coproductor argentino, porque la coproducción te pide siempre un personaje secundario o casi principal de su país. Él podría ser Juan Lucas (padrastro de Julius). Mi coproductor lanzó su nombre porque lo conoce y es su amigo. Pero con él no se ha hablado hasta ahora; en cambio con Magaly sí.

Algo que te haya dicho Bryce Echenique y lo tengas siempre en mente…

RDC: Me gustaría que él apruebe el casting, que opine y sepa de las personas escogidas. Por ejemplo, le comenté de Magaly Solier y dijo que ella le parecía perfecta para Vilma. Le comenté sobre Sbaraglia y me dijo que le parecía bien. Entonces, cuando tenga al niño que hará de Julius, quiero que lo vea. Eso sí, lo único que me dijo es que tengo que conseguir un niño orejón.

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Sobre “Viaje a Tombuctú”, ¿es cierto que ya sale a la venta el DVD original?

RDC: Hace 3 o 4 meses que hemos hecho el acuerdo con Fencopac Perú. Ellos ya me pagaron, yo les he dado el disco duro con la película, pero hasta ahora no lo sacan. Y lo malo es que yo no tengo tiempo para buscarlos todos los días en Polvos Azules. Ahora que me has hecho acordar, voy a llamarlos, porque pasan las semanas.

Una parte importante de la publicidad para en estreno en cines de «Viaje a Tombuctú» fue el pintar paredes de avenidas conocidas con un avioncito y el título de la película.

RDC: Esa fue una idea que salió durante el final del rodaje con el director de arte Guillermo Palacios. Pensamos que sería paja hacer grafittis del avioncito por Lima cuando se estrene la película. Salíamos de madrugada, los acompañé algunas veces. Era una travesía salir en la madrugada, pintar las paredes y escaparnos de serenazgo, arriesgándonos a una multa.

Por otro lado, mis alumnos, que a la vez salen en la película y trabajaron en el proceso de producción, me ayudaron a volantear en las puertas de los cines y hasta se convirtieron en controladores de sala. Como yo no tuve distribuidor para “Viaje a Tombuctú”, ellos controlaban que la proyección y el sonido estuvieran bien y que no quitaran los afiches promocionales de los cines. También regalaron pelotas de la película que nos obsequió Viniball.

Inca Kola solo pudo apoyar a «Viaje a Tombuctú» con las gaseosas clásicas que aparecen en la película para recrear mejor la época. ¿Tan complicado es conseguir auspicios para nuestro cine?

RDC: Me pongo en el lugar de ellos. Si tú eres empresa privada y mi película es chiquita, es difícil que quieras invertir. Y mucho peor si no tiene distribuidor, porque no se sabe si llegará al cine.

En mi caso, llegué al cine milagrosamente porque me saqué el Premio de Distribución de la DAFO (Ministerio de Cultura), pero si yo no lo conseguía no podía estrenar, porque no tengo ninguna capacidad para solicitar un préstamo. Cuando estaba en la mitad del rodaje y no llegaba un dinero de Ibermedia, fui al banco a pedir dinero prestado y no me lo dieron. Incluso tenía un papel de Ibermedia que decía que llegaría el dinero en unos días, se lo enseñé en el banco y ni aun así querían. “Viaje a Tombuctú” pudo haberse quedado sin estrenar como muchas otras producciones nacionales que están esperando el premio para poder estrenarse.

Por otro lado, si tú le das dinero a una película como “Asu Mare”, que sabes que la van a ver millones de personas, entonces estás invirtiendo en una verdadera publicidad. Por eso que a mí me dan Inca Kola y a ellos dinero, es así. Suena a chiste e injusto, pero es así. Estoy tratando de pensar como una persona de marketing de Inca Kola.

Pero si la ley cambiara sería distinto, porque yo sería un empresario que en vez de pagarle a la Sunat, podría desgravar mis impuestos en proyectos culturales. No estarían gastando su plata, estarían pagando sus impuestos. Eso es algo que existe donde hay cinematografía; en Estados Unidos funciona así el cine, los grandes millonarios invierten en cine por eso.

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En ese sentido, ¿qué te parece el trabajo del Ministerio de Cultura en la promoción del cine peruano?

RDC: El Ministerio de Cultura y la DAFO han mejorado muchísimo. Ha habido un salto enorme desde que era Conacine a lo que es el Ministerio de Cultura de ahora. Se necesitaba que esto fuera ordenado, institucionalizado y pienso que realmente se está avanzando muy bien y están haciendo lo mejor que pueden hacer.

Porque yo conozco a las personas que trabajan en el Ministerio y sé todas las trabas que tienen con el Estado: todo es un enredo de burocracia y la gente que está en el MEF, que son los que al final dan la plata, no entienden de cosas culturales, son tecnócratas. Y la cultura va más allá del dinero. En síntesis, yo creo que lo están haciendo bien, va para mejor. Si es que todo continúa igual, porque ahora con el cambio de gobierno ya no sabemos qué pasará.

Desde tu punto de vista, ¿existe un boom de cine peruano?

RDC: Yo pienso que solo hay más películas, ¿no? Ahora, a la gente le gusta ponerle nombre a todo y le llama boom. No creo que haya un boom con 15 o 20 películas en cines, que es nada a comparación de lo que tienen otros países con cinematografía aceptable. En Argentina se hacen más de 100 películas al año y acá hablamos de éxito con un cero menos. De todas maneras está bien el incremento de películas, porque lleva a que en algún futuro haya industria.

Otro de los grandes problemas -lo digo como profesora- es que no hay Escuelas de Cine en nuestro país. Hay muchas facultades de Comunicación, pero no de Cine donde las personas se puedan especializar. Es por eso que no llegamos a formar una industria ordenada. Todos están lanzando como manotazos de ahogado en cierta forma. Yo conozco gente que trabaja en cine que ha hecho de asistente de arte, luego en otra película de dirección y en otra de producción. Entonces realmente ¿qué es lo que hace? Y tampoco hay productores. Yo produje mi película y se supone que el guionista y director no debe involucrarse en ese tema. Pero yo lo hice porque no tenía quién me produjera la película. Es decir, falta mucho para ser industria.

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