En Cinta Lunes, 12 octubre 2015

¿Es «Cementerio General 2» una mejor película de terror que la primera parte?

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Claudia Dammert - Ursula es poseida por un incontrolable demonio - Cementerio General 2

Escribe: Rodrigo Bedoya (@Zodiac1210)

Hay un consenso generalizado de que «Cementerio General 2», de Dorian Fernández-Moris, es mejor que su antecesora, estrenada en el 2013. Casi todas las reseñas publicadas sobre el filme giran alrededor de la idea de que existe una mejora, siendo esta última el mejor exponente de la ola de cine de terror nacional que se ha impuesto en los últimos años. Pues bien, creo que vale la pena reflexionar sobre si esto es cierto.

“Cementerio General” era un filme con mil defectos, que se centraban sobre todo en una muy deficiente resolución de su planteamiento. Todo aquello que se escapaba de la cámara en mano y del found footage resultaba narrado con una torpeza que se basaba en acumular sustos y situaciones de manera apurada. Pero también es cierto que cuando la cinta se centraba y aplicaba la fórmula del material encontrado (toda la parte que ocurría en el Cementerio General de Iquitos) conseguía algunas situaciones de suspenso y tensión efectivas.

“Cementerio General 2” parte de otra premisa: no hay found footage, pero sí la historia de Fernanda (Milene Vázquez), una psicóloga radicada en México que regresa a Lima junto a Julio, su hijo, debido a que su madre (Claudia Dammert) es internada en un hospital psiquiátrico debido a un incendio que ocasionó en su edificio. Acomodados en el departamento de la señora, Fernanda y su hijo comenzarán a sentir extrañas presencias que tienen que ver con los espíritus que conocimos en la primera parte de la saga. En el medio de esto, hay una historia sobre adoradores de un demonio y ecos a “El bebé de Rosemary” que buscan darle un toque más siniestro a la propuesta.

Matías Raygada - Julio observa por la ventana y descubre una sombra misteriosa - Cementerio General 2

Se ha dicho que “Cementerio General 2” es técnicamente mucho más pulcra que su antecesora. Y, en efecto, aquí la historia sigue una narración más clásica que escapa de los movimientos de cámara y del pulso nervioso que se encuentran en cintas que juegan al material encontrado. Pero eso no hace a una propuesta superior a la otra: de ser así, películas como “El proyecto de la bruja de Blair” o “REC” serían inferiores que muchos filmes insípidos del género solo por su desprolijidad, totalmente buscada y consciente. Este no es el caso.

El principal problema de “Cementerio General 2” es que, cuando explora el horror sobrenatural, nunca se preocupa por generar ambientes inquietantes y climas tenebrosos, sino que juega durante todo su metraje con un solo recurso: el golpe de efecto. La mano que aparece sorpresivamente, el movimiento de un cuerpo que vemos fugazmente, el rostro poseído de una niña que sale de la nada: cada situación sobrenatural del filme utiliza exactamente el mismo recurso una y otra vez, buscando el sobresalto del espectador. Sobresalto que probablemente ocurra: total, un pirotécnico que revienta sin que uno se dé cuenta también produce el mismo efecto, y no por eso llamamos a esa situación una película de terror.

De esta manera, la dinámica que plantea el filme se agota muy rápidamente. Tampoco ayuda la música rimbombante, que avisa los momentos de terror y acompaña siempre el sobresalto con un golpe de sonido. A la primera, pasa. Pero a la quinta, el recurso ya dejó de ser efectivo. Tal amontonamiento de escenas de ese tipo debilita la propuesta.

Marcello Rivera - Alejandro investiga en el cementerio - Cementerio General 2

La parte que tiene que ver con el periodista (Marcello Rivera) que investiga un presunto culto satánico tampoco funciona porque el filme nunca potencia el lado más tenso y de suspenso que tiene una pesquisa tan peligrosa como la propuesta. Por el contrario, lo que sentimos son situaciones tópicas, que pueden resultar funcionales a lo que se quiere contar pero que nunca despegan más allá de la anécdota: no se explota el costado macabro o enrarecido de ese ir y venir del personaje por iglesias, bibliotecas y mausoleos. Todo queda en una especie de maqueta pegada de manera apurada, lo que le va quitando verosimilitud a las situaciones.

Ese quizá sea el principal problema de “Cementerio General 2”: se nota cierto apuro en sacar adelante el proyecto un poco como sea, sacrificando la creación de atmósferas y climas y apostando por que la repetición del golpe de efecto es una vía igual de eficaz para generar sustos. Pero resulta que el cine de terror, creo, es mucho más complicado y generoso que eso.

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