En Cinta Jueves, 6 agosto 2015

«Misión Imposible: Nación Secreta» se mueve entre la elegancia y el absurdo. Por eso funciona TAN bien

En Cinta

#losquesolohablandecine Lo último del mundo del cine. Lo que nos interesa, siendo honestos. facebook.com/EnCintaPeru twitter.com/encinta

mission-impossible-rogue-nation-motorcycle-explosion_1920.0-e1433808025568

Escribe: Rodrigo Bedoya (@Zodiac1210)

Tom Cruise entiende perfectamente lo que es ser actor/productor. Porque el intérprete no solo pone el rostro y el cuerpo a las cintas en las que participa: como productor, también es uno de los responsables del resultado final de la película. Y uno que se está encargando de presentar algunos de los filmes de espectáculo más interesantes del Hollywood de hoy. “Misión Imposible: Nación Secreta”, quinta parte de la saga del agente Ethan Hunt, es un claro ejemplo de ello.

En momentos en los que Hollywood basa casi toda su producción en megaproducciones que, muchas veces, abruman más de lo que impresionan, es importante que gente como Cruise esté detrás, haciéndose cargo de proyectos como estos. Porque él entiende la noción de espectáculo mejor que muchos y sabe que la acción, para que funcione, no tiene que ser mecánica ni abrumadora, sino tener sus pausas y fluctuaciones y manejarse en ritmos distintos.

Para conseguir eso, se sabe rodear de la gente correcta. Así lo hizo en la primera “Misión: Imposible”, contratando a Brian De Palma (la relación no fue buena, pero el resultado es óptimo), como en la cuarta, donde sacó a Brad Bird del mundo de la animación para crear juntos el mejor filme de la saga hasta el momento: «Protocolo Fantasma». Cruise sabe elegir a los realizadores que van a dirigir sus proyectos, provocando una especie de potenciamiento mutuo: trabajar con el actor pareciera sacar lo mejor de muchos directores que ya no tienen que probar nada (otro caso fuera de la franquicia: Doug Liman y la divertidísima “Al filo del mañana”). Y esos directores, a su vez, sacan lo mejor del actor.

Ahora es el turno de Christopher McQuarrie, quien trabajó con el intérprete en “Jack Reacher”, una película tensa, silenciosa, de acción pausada hecha en una industria que apuesta más por lo espectacular. Y ahora se pone de nuevo tras la cámara para sacar adelante esta quinta parte de la saga. Una quinta parte en la que el agente Hunt deberá intentar traerse abajo a El Sindicato, una organización terrorista cuyos atentados alrededor del planeta buscan destruir el orden mundial.

mission-impossible-rogue-nation-05

“Misión Imposible: Nación Secreta” puede ser vista como un catálogo de maneras distintas de filmar la acción; maneras que van desde la coreografía más matemática hasta el absurdo más desenfrenado. El tándem McQuarrie/Cruise va modulando el ritmo de la película a partir de las diferentes maneras de entender y afrontar el vértigo que proponen.

Por un lado, tenemos la escena de la Ópera de Viena. Se trata de una pelea tras bastidores que se basa en la coreografía, en el movimiento calculado y un montaje que genera una sensación de fragilidad tensa y acrobática. A eso le podemos sumar la multiplicación de los puntos de vista: McQuarrie dilata la acción pasando de un punto de vista a otro, creando tensión a partir del juego del gato y del ratón que plantea la secuencia. Además, las luces y sombras de la ópera le permiten jugar con la sensualidad de Rebecca Ferguson, una presencia fantasmal e inquietante, que se mueve perfecto en ese juego de sombras y de geometría que es el teatro vienés.

Por otro lado, tenemos la secuencia de persecución de carros y motos en Marruecos. Ahí la geometría deja paso al desenfreno, al absurdo, al efecto de los carros cayendo por escaleras o dando varias vueltas de campana en el aire. Ahí, el cineasta deja de lado cualquier atisbo de elegancia y pide que nos metamos de lleno en el disparate, en el poder de la acción física e impactante.

Y así se va moviendo “Misión Imposible: Nación Secreta”: entre la elegancia y el absurdo. Pero siempre con la conciencia de que para que la acción genere interés hay que modular el ritmo e ir creando movimientos distintos, que varíen y que seduzcan, que puedan ser trepidantes pero también elegantes. Y vaya si McQuarrie (y Cruise) lo consiguen.

En Cinta

#losquesolohablandecine Lo último del mundo del cine. Lo que nos interesa, siendo honestos. facebook.com/EnCintaPeru twitter.com/encinta