En Cinta Miércoles, 27 mayo 2015

CRÍTICA: «Mad Max: Furia en el Camino» es una pesadilla hecha película

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Escribe: Rodrigo Bedoya (@Zodiac1210)

“Mad Max: Furia en el Camino” es lo más parecido a una pesadilla que nos ha regalado el cine en mucho tiempo. No lo digo porque se trate de una mala película, todo lo contrario: lo digo por su estilo, por la capacidad que tiene George Miller para crear un ambiente decadente, áspero, en el que todos los personajes tienen algún rasgo que los vuelve monstruosos.

Porque el Max que compone Tom Hardy es acaso el personaje más normal dentro de un mundo de seres enfermos, exagerados y deformes. Max, junto con Imperator Furiosa (Charlize Theron), debe ayudar a cinco mujeres a escapar de las garras del malvado Inmortan Joe, su esposo y el líder de un grupo de violentos guerreros. Eso desencadenará un serie de persecuciones, cada una más alucinante que la anterior. Persecuciones que se hacen en un mundo destruido, árido, en el que si no hay completa oscuridad, hay un sol que consume o una tormenta de arena que ahoga.

Tales ambientes están estilizados y exagerados por Miller para crear justamente la sensación de estar dentro de una pesadilla. Una pesadilla en la que las luces a lo lejos marcan un peligro inminente del que los protagonistas deben escapar. Esa sensación de eterna persecución que no puede evadirse es explotada por el cineasta en todo momento, generando una angustia que se ve potenciada precisamente por los espacios infernales y por sus personajes excesivos.

Porque todo en la película tiene un toque perturbador y asqueroso: el embarazo, la sangre, la leche materna, el agua. Los personajes del universo de “Mad Max: Furia en el Camino” aparecen crispados y sedientos, como si fueran caníbales que se alimentan de la violencia, de la sangre y del sexo. Y el cineasta australiano potencia justamente ese lado primitivo para crear el ambiente propicio para su narración vertiginosa.

Un vértigo que se traduce en las escenas de acción, el punto fuerte de Miller: a pesar de su costado excesivo (como todo en esta película), en ningún momento abruman. Porque el cineasta sabe encontrar, dentro de la exageración, el ritmo necesario para que la acción fluya y sorprenda. Y si la estilización es la base para crear ese mundo pesadillezco, pues los momentos de acción se centran en el lado más físico, en donde cada golpe se siente en la piel a partir de un montaje nervioso y rápido, que va generando esa sensación de crispación que se palpa en cada minuto.

“Mad Max: Furia en el Camino” es una cinta de acción de alto impacto, en donde el lado monstruoso y violento se palpa, se huele, se saborea. Miller cree en el poder del cine para llevarnos a mundos fantásticos e intensos, por más dementes que estos sean. Porque el cine también puede parecerse a nuestra más angustiosa pesadilla.

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