En Cinta Viernes, 15 mayo 2015

14 películas que deberías ver de los últimos festivales de Cannes (2000-2014)

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SILENCIO. NO HAY BANDA.

SILENCIO. NO HAY BANDA.

Escribe: Omar Cáceres (@Cine_filoso)

El pasado miércoles comenzó la 68ª edición del Festival de Cannes, una de las vitrinas de cine de mayor relevancia (si no la más importante) en el mundo, la responsable de catapultar películas y cineastas que, hasta hoy, se alzan como los más importantes, revolucionarios y vanguardistas de la historia del cine. Quentin Tarantino, Martin Scorsese, Federico Fellini, Luis Buñuel, Francis Ford Coppola, Roman Polanski, Michael Haneke, David Lynch y los hermanos Coen son solo algunos de los nombres que se llevaron a casa la tan codiciada Palma de Oro, un trofeo quizás tan o más importante que el mismo Oscar.

Sabiendo que con Hollywood no te basta, comparto 14 títulos importantes de las más recientes ediciones de Cannes (las del presente siglo), como para descubrir algunos títulos que nunca se exhibieron o pasaron desapercibidos en nuestra injusta cartelera.

TAMBIÉN HAY QUE VER: «La stanza del figlio» de Nanni Moretti, «Elefante» de Gus Van Sant, «L’enfant» de los hermanos Dardenne, «Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives» de Apichatpong Weerasethakul, «Nebraska» de Alexander Payne, «Das weiße Band» de Michael Haneke, «Holy Motors» de Leos Carax, «Leonera» de Pablo Trapero y «La Vie d’Adèle» de Abdellatif Kechiche.

1. «Les Chansons D’Amour» de Christophe Honoré (2007)

Esta película francesa nos presenta un París libertino, sin prejuicios ni ataduras, en el que las canciones acompañan el camino del deseo y del amor. Honoré nos muestra eso que llaman poliamor y que ha sido muchas veces retratado por el cine europeo, solo que esta vez lo vemos desde una perspectiva más íntima y real, una en la que las emociones priman sobre el deseo carnal. Se presentó en competencia y no ganó ningún premio, aunque eso no ha evitado que con el tiempo haya cultivado muchos más adeptos. Ludivine Sagnier, Clotilde Hesme y Louis Garrel protagonizan; el último también es parte del trío protagónico de «Los Soñadores», la seductora apuesta de Bernardo Bertolucci que llegó cuatro años antes.

2. «Batalla en el Cielo» de Carlos Reygadas (2005)

Carlos Reygadas es un director que divide con sus historias contadas de manera poco convencional, y por ello mismo amado por la crítica especializada y los festivales (en especial Cannes). Mucho antes de ganar el premio al Mejor Director por «Post Tenebras Lux» en el 2012, el realizador mexicano presentó esta cinta cuyas pretensiones estéticas se concentran en la manipulación de la imagen, una puesta en escena cuidada, los planos secuencia versus aquellos estáticos que denotan cosas opuestas. Esta es la historia de una pareja que secuestra a un bebé porque necesita el dinero del rescate: todo sale mal y el niño muere. La batalla del título es una que se libra en lo más hondo de los protagonistas aferrados a ciertos mandatos religiosos y patrióticos, frente a un deseo de vuelo o de gloria más allá de lo meramente terrenal. También pueden ver «Japón», película con la que se llevó una mención especial de la Cámara de Oro.

3. «In the Mood for Love» de Wong Kar Wai (2000)

Una de las historias de amor más tristes que se han visto en el cine del presente siglo y quizás de la historia. Pese a su tristeza, es imposible negar la belleza visual con la que el filme observa a sus personajes, orquestada por ese maestro de la imagen que es Wong Kar Wai. La historia es la de un hombre y una mujer que intentan replicar la infidelidad de sus propias parejas en un edificio en el que pasan demasiadas horas solos. La cinta es una sucesión de escenas cortas, plagadas de detalles y sutilezas muy bien llevadas por sus protagonistas: hay que mencionar a Tony Leung, quien ganó el Premio de Mejor Actor en Cannes ese año. El cine del cinessta hongkonés es conocido por esa meticulosidad con la que se compone cada una de sus imágenes, esa que desnuda a sus personajes y hace que nos veamos reflejados en ellos.

4. «Fish Tank» de Andrea Arnold (2009)

Esta película nos presenta un retrato barrial de la Inglaterra de hoy en día, una en la que se piensa más en sobrevivir que en vivir. Pese a ello, los sueños siguen latiendo y eso lo vemos en la historia de Mia, una adolescente que debe batallar contra las limitaciones de vivir en un barrio marginal y junto a una familia disfuncional. La película cuenta con un argumento sencillo (la vida de una adolescente se pone de cabeza con la llegada del nuevo novio de su madre), pero lo que aquí brilla es la observación de estos personajes al borde del abismo, unos que si bien viven angustiados por la realidad en la que les tocó vivir, jamás dejan de abrirse paso. La debutante Andrea Arnold se llevó el Premio del Jurado de Cannes. Por cierto, es tremendo lo que hace Michael Fassbender aquí.

5. «Los Edukadores» de Hans Weingartner (2004)

Esta película austriaca esconde un mensaje de protesta, que se puede apreciar en la letra K de su título, que plasma ese aire radical y contestatario que se deja sentir en toda la historia. Nos presenta un planteamiento ideológico que separa a los «buenos» revolucionarios de los «malvados» burgueses: esto sirve como una estrategia para demostrar precisamente la falacia de tal división. Y es que lo que parece puro y bueno de los jóvenes activistas se ve impregnado por la traición y el egoísmo, que parecía propiedad exclusiva del enemigo burgués. Es así que las ideologías de los más jóvenes se van desvaneciendo, siendo la calle una vez más el medio educacional por excelencia para aquellas mentes en duda.

6. «Enter the Void» de Gaspar Noe (2009)

Esta es una de esas películas que no deja indiferente a nadie: o te gusta demasiado o la detestas de por vida (algo que, por cierto, el realizador ya había conseguido con su «Irreversible»). El universo que plantea trasgrede todo tipo de convencionalismo, ya que se nos presenta una obra altamente sensorial, alucinógena e hipnótica, que va de la mano de una historia sobre un traficante de drogas que muere y vuelve en espíritu para seguir cuidando a su hermana stripper de un club nocturno. Se trata de un espectáculo visual como nunca antes había visto. El desenlace tiene una fuerza desgarradora y brutal como pocos: se guarda un as en la manga y golpea al público de una forma descarada, haciendo que todo lo visto perdure en la mente de forma involuntaria.

7. «La Niña Santa» de Lucrecia Martel (2004)

Es notable la capacidad de la argentina Lucrecia Martel para crear climas, para transmitir y comunicar sensaciones, mucho más a partir de lo que no se dice que de lo que se dice. Los gestos, las miradas, la asfixiante ambientación, el calor, los olores que se adivinan desde la pantalla, o hasta el sonido de la respiración, son lo suficientemente expresivos y potentes como para contar una historia sin contar nada. La protagonista aquí es una adolescente que empieza a dudar de sus creencias religiosas y cree que tiene la misión de liberar del pecado al hombre que seduce a su madre. Interesante ese enfrentamiento que se da entre lo erótico y lo religioso, en donde las normas de conducta juegan un papel importante. De esta directora también hay que ver «La Ciénaga» y «La Mujer sin Cabeza», esta última también presentada en competencia en Cannes.

8. «Dogville» de Lars Von Trier (2003)

El danés Lars Von Trier es un caserito del festival (o lo era al menos, hasta que lo vetaron), presentando 8 de sus largometrajes en competencia, incluyendo «Dancer in the Dark», «Europa», «Breaking the Waves» y «Melancholia». Elegí «Dogville» porque me parece el experimento más interesante del cineasta, ya que aquí subvierte todo lo que el Dogma 95 proponía, un movimiento que él mismo impulsó. La doble moral cristiana es tratada por el danés de manera salvaje. Esta es la historia de una mujer que se refugia en un pequeño pueblo mientras huye de la mafia: ellos acceden a ayudarla, pero este apoyo tiene un precio muy alto. Las violaciones físicas y espirituales a las que es sometida la protagonista (brillante la performance de Nicole Kidman) buscan representar la esencia de la condición humana. Desde el humilde granjero, el médico hipocondríaco, la erudita profesora o el ciego automarginado, gente bondadosa y “temerosa de Dios”, todos comparten esa tendencia, parte intrínseca de la historia y del ser humano, de utilizar vilmente su poder sobre los demás.

9. «Les Invasions Barbares» de Denys Arcand (2003)

Un hombre moribundo tiene problemas para aceptar la realidad de la muerte y es que se lamenta de muchos aspectos de su pasado. Es así que se re-encuentra con amigos antiguos, amantes del pasado, su ex-esposa y el hijo del que se había distanciado. Arcand consigue transmitir todos los sentimientos que quiere sin necesidad de caer en la cursilería tan frecuente del cine hollywoodiense de hoy en día. Esta es una película que invita a pensar si realmente no habría que cambiar algo en cómo se afronta la muerte, aferrados al último aliento de vida en la cama de un hospital, rodeados de tubos. Es quizá una cínica crítica al imperio de lo políticamente correcto en el momento de la muerte y lo hace de una forma cordial y sensible. Se llevó el premio a la Mejor Actriz (tremenda Marie-Josée Croze) y Mejor Guion en el festival, para luego alzarse con dos nominaciones al Oscar (Guion Original y Película Extranjera).

10. «Mulholland Drive» de David Lynch (2000)

Esta película nos habla de los sueños, debate sobre lo que es real o no, sobre la confusión ante espasmos psicológicos que trastornan nuestra perspectiva. Y es que uno no puede dejar de pensar en todo lo que sucede en esta obra maestra de David Lynch mucho tiempo después de salir de la sala, tratando de atar cabos, de interpretar subtextos, de ordenar todo lo que se dice y no dice. Un rompecabezas que inicia desde el primer segundo y que se va armando de a pocos, sin dejar ningún rastro de incoherencia y que va atando todo conforme transcurre la trama. Todos los tópicos del cine surrealista made in Lynch, se van sucediendo uno tras otro, logrando armonizar de gran forma para dar vida a una historia que quizá habita en los sueños o quizá no. Queda a interpretación de los que permanecen despiertos. Lynch fue premiado como Mejor Director de Cannes en su año, quien luego sería nominado al Oscar en la misma categoría.

11. «J’ai tué ma mère» de Xavier Dolan (2009)

El niño mimado de Cannes (cuatro de sus cinco películas se han presentado en el certamen) debutó como cineasta a los 19 años con esta película, con la que logró ganar tres premios, incluyendo el de la Quincena de Realizadores. Lo mejor de la película es que tiene bien claro las ideas que propone: unas imágenes al estilo de Van Sant (del bueno, porque últimamente está perdiendo el control de sus películas), un hilo musical como el de Wong Kar Wai, y mucho de estética pop videoclipera. Es un director joven que a muchos críticos desconcierta precisamente por su estilo ecléctico, uno que está justo en el borde de lo posero. Los personajes son atractivos, el relato fragmentado, la utilización de la gama de colores, el uso de la cámara lenta, el vestuario, el maquillaje, entre otras cosas hacen de este film una película notable. También hay que ver «Mommy», película por la que ganó en Premio del Jurado el año pasado.

12. «4 Luni, 3 Saptamâni si 2 Zile» de Cristian Mungiu (2007)

Decir que esta cinta rumana trata sobre el derecho al aborto sería limitar su valor. Si bien al centro de todo tenemos a una mujer que asiste a un aborto ilegal en la Rumania de los 80s, la opresiva época de los últimos años de la dictadura de Ceaucescu, Mungiu utiliza ese contexto para exponer el auténtico tema central del film: el miedo. Ese miedo que flota en el ambiente de la denuncia social, que casi se puede tocar, cuyo poder te paraliza y permite al espectador experimentar lo que supone la falta de libertad. Elegir la tétrica Bucarest de los 80 como telón de fondo no fue casualidad, lo cual ayuda a que el miedo expanda sus dominios a través de crudos ambientes y una atmósfera en donde la libertad no aparece ni por casualidad. Merecida la Palma de Oro que se llevó ese año.

13. «Crónica de una Fuga» de Adrián Caetano (2006)

Esta es la historia de un arquero de fútbol que es capturado por el gobierno militar argentino en los 70s, encerrado y torturado durante cuatro meses, para luego elaborar un plan de rescate con algunos compañeros de celda. Los horrores de la dictadura se muestran casi en primera persona: el director nos hace colocarnos en la piel de los torturados, casi de manera literal. Nos hace partícipes y nos coloca en el mismo espacio del horror, tan cerca que incomoda, tan adentro que duele. «Crónica de una fuga» abre caminos para explorar temas dolorosos y exponerlos de una forma inteligente: aquí a través del thriller sobre la elaboración de un plan de escape. Las dictaduras han sido un mal que ha aquejado a todos los países de Latinoamérica (a unos con más fiereza que a otros) y este tipo de testimonios sirve para no olvidar. Tuvimos la oportunidad de tenerla en el Festival de Lima, donde se llevó el Premio del Público.

14. «Clouds of Sils Maria» de Oliver Assayas (2014)

Una veterana actriz debe enfrentarse al irremediable paso del tiempo cuando la invitan a ser parte de una obra que ella misma protagonizó 20 años atrás sobre una joven y una anciana, pero esta vez le piden que interprete a la anciana. La película brilla en la representación del mundo interior de una estrella veterana, la relación con su secretaria personal, sus miedos, sus recuerdos, sus proyectos a futuro. Lo mejor, el duelo interpretativo entre Juliette Binoche y Kristen Stewart: una pareja protagónica que aparentemente está tan alejada en nivel interpretativo, edad, nacionalidad, trayectoria, cultura cinematográfica, y que curiosamente, funciona. Sí, aunque no lo crean Stewart actúa tan bien que hasta se llevó el Cesar a la Mejor Actriz Secundaria.

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