En Cinta Miércoles, 6 mayo 2015

Orson Welles: Cien años del más grande de todos, el genio incomprendido del cine

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Escribe: Kathy Subirana* (@Catalina_)

Hoy se cumplen 100 años del nacimiento del más grande de todos los cineastas que se atrevieron a levantar una cámara para contarnos una historia, el más vanguardista, revolucionario y adelantado a su época, incomprendido por ello mismo. La genialidad de Orson Welles merece ser resaltada ya que, sin él, la historia del cine no sería la misma. Orson Welles nació el 6 de mayo de 1915 en Wisconsin, Estados Unidos. Primero se dedicó a la pintura, luego a la música, y finalmente al teatro, las radiodramatizaciones y el cine, el cual lo mostraría en su máximo esplendor. Este recuento no busca reflexionar sobre sus constantes peleas con los estudios y lo difícil que fue para él continuar con su carrera luego de que «Ciudadano Kane» resultara un fracaso taquillero (para un análisis de las penurias del genio, recomendamos leer a Gabriel Quispe de Cinecuentro), sino para recordar cuatro de los más importantes hitos artísticos que nos regaló en su carrera, aquella revolución que hizo imposible que pasara desapercibido.

1. La Guerra de los Mundos (1938)

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Orson Welles tenía apenas 23 años el día que inmortalizó su nombre. Eran las 9pm el domingo 30 de octubre de 1938 y tenía a su cargo la dramatización de una invasión extraterreste a nuestro planeta, la adaptación radiofónica de la novela de ciencia ficción del británico H. G Wells, «La Guerra de los Mundos». La verosimilitud de la transmisión confundió a los radioescuchas, que en medio del pánico y la confusión saturaron las líneas telefónicas de la policía pidiendo indicaciones e información ante la inminente invasión marciana. Pero la farsa se descubrió, en medio del pánico colectivo, y al enterarse de ello la ciudad entera pidió el nombre y la cabeza del responsable. Y el genio salió de la botella.

¿Tendría la misma repercusión hoy en día? Quién sabe. El éxito de esta transmisión no se debió precisamente a la gran calidad interpretativa de Welles, sino a un encantador malentendido. La Columbia Broadcasting System (CBS) había contratado a Welles (y a la Mercury Theatre, su productora) un par de meses antes para que dramatizara semanalmente una historia: la noche anterior al Halloween de 1938 era el turno de «La Guerra de los Mundos». Howard Koch (quien después escribiría el guión de «Casablanca») fue el encargado de la adaptación, y redujo el libro a una historia que se leyó en 59 minutos, como si se tratara de un boletín radial. He ahí el origen de la confusión.

La CBS hizo la presentación de rigor antes de transmitir la dramatización. ¿Por qué entonces el pánico y el caos de la población? Porque muchas personas no le prestaron atención a la presentación, y otras dijeron haber sintonizado el programa ya empezado. Catástrofe. La carrera de uno de los más brillantes y arriesgados cineastas de la historia despegó en la radio, pero de tal forma que aseguró la trascendencia de su obra. El episodio de La Guerra de los Mundos es aún tema de estudio en las facultades de comunicación del mundo cuando se habla del poder e impacto de los medios de comunicación masiva en el público y su uso como herramienta de manipulación.

2. Ciudadano Kane (1941)

En 1941 estrenó su primera película: «Ciudadano Kane». Tras el éxito (inesperado, ciertamente) de «La Guerra de los Mundos», RKO Pictures, una de las más importantes productoras de la época, apostó por financiar el primer trabajo de la entonces joven promesa. Sin embargo, esta película se convirtió en un gran dolor de cabeza: el personaje principal de la historia tenía mucho de la personalidad y algo de la historia del propio Welles (carácter duro, mujeriego; un niño a quien su madre deja: la madre de Welles murió cuando él tenía 9 años), pero estaba basado en William Randolph Hearst, un importantísimo empresario enfocado en los medios, promotor de la prensa amarilla. Al enterarse Hearst de la película, hizo lo imposible para evitar su estreno, y aunque no lo logró, sí pudo bloquear la publicidad y difusión de la cinta, por lo que la taquilla le fue terriblemente adversa. Lo que me parece curioso es que, tras demostrar el poder y los efectos del mensaje a través de los medios con «La Guerra de los Mundos», su primera película se lance a ser, entre otras cosas, una crítica al trabajo de los medios. Supongo que no es gratuito.

La historia ha reivindicado las injusticias que se cometieron en su tiempo: diversos rankings de revistas y organizaciones especializadas de cine la colocan a la cabeza cuando se trata de elegir las mejores películas de todos los tiempos. Los grandes méritos de Welles en esta película: construir una historia compleja, que se sostiene con un gran trabajo técnico. Como periodista y curiosa cinematográfica, la escena de la declaración de principios del propietario de los medios me da mucha carnecita para masticar por su construcción finísima, cuando el discurso de los personajes encuentra un soporte en el manejo de luces y sombras, por ejemplo. Este juego con la luz y las sombras, su experimentación con la fotografía, el uso de contrapicados, y el manejo de cámara destacando nuevos planos, fueron novedosos para la época. La prueba de que Hollywood no estaba preparada para esta película es que solo ganó uno de los ocho premios de la Academia a los que fue nominado, el de Mejor Guión. El gran ganador del Oscar de ese año fue una historia más convencional: «¡Qué verde era mi valle!».

3. La Dama de Shangai (1947)

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Hay algo que siempre me llama la atención de personajes como Orson Welles: ponen tanto de sí mismos para sacar adelante sus obras, que es imposible no dejar de buscar cuánto de su propia historia queda impregnada en ellas, escondida en la grandilocuencia que envuelve su trabajo. «La Dama de Shangai» es un claro ejemplo de aquello. Welles dirige y actúa en esta película y comparte el protagonismo con Rita Hayworth, su hasta entonces esposa, a quien persiguió insistentemente para convencerla de que se casen y a quien luego maltrató, también insistentemente, hasta conseguir que se separen.

Decía: la película trata de una mujer que engaña a su marido y que se ve involucrada, junto con su amante, en un enredado asesinato. Si bien se enmarca en el rubro del cine negro con una historia detectivesca, el guión (como todo con Orson Welles) hace hablar a personajes complejos. En este caso con un mundo interior podrido, muy bien reflejado en una sucesión de diálogos entre dolorosos y cínicos y apoyados en un gran trabajo de cámara, sello del director.

Pero toda esta historia se puede convertir, sin mucho esfuerzo, en metáfora del matrimonio roto en la vida real. Por ejemplo, me es imposible ver la magnífica escena del salón de los espejos sin pensar en cuánta lástima pudo Rita Hayworth sentir de sí misma, cuánta ira reprimida puede haber cargado Orson Welles, cuan simbólica puede ser la ficción, y sin embargo cuánto puede servir para lastimar al otro. Cuenta la historia que Rita Hayworth dijo siempre que Welles fue el gran amor de su vida, mientras él decía ‘Las mujeres son idiotas en general, pero ella era la más idiota de todas’. «La Dama de Shangai» no es una historia original de Welles, sino la adaptación de la novela «If I Die Before I Wake», de Sherwood King.

4. Touch of Evil (1958)

«La Dama de Shangai» seguro fue un ensayo para lo que sería «Touch of Evil» («Sed de Mal» en Latinoamérica), historia ahora convertida en un clásico del cine negro. Basada en la novela «Badge of Evil» de Whit Masterson, publicada en 1956, Welles se supera aquí de muchas maneras. Técnicamente, por ejemplo, de arranque: empieza con el que seguramente es el mejor (o por lo menos uno de ellos) plano secuencia de la historia del cine. Entonces cabe pensar que lo hecho antes fue un ensayo para llegar aquí a complejizarlo todo.

La película transcurre en la frontera entre Estados Unidos y México y desde aquí ya hay un significado particular. La historia habla de un detective que busca liberar a su esposa, secuestrada por unos vándalos, mientras lucha con su jefe, un policía desencantado y corrupto. Parece simple, pero otra vez estamos frente a Orson Welles. Más allá del gran plano secuencia inicial (que dura tres minutos y demoró unos 15 días en filmarse), «Touch of Evil» me parece una película mucho más oscura que las antes mencionadas. Tiene menos sutilezas, menos margen para la interpretación ambigua y muestra la podredumbre con la que convive el ser humano por dentro, sin concesiones, las contradicciones diarias, el desencanto, y cuan delgada puede volverse la línea de frontera que nos mantiene en el lado correcto.

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La relación del personaje de Welles, Hank Quinlan, con la gitana interpretada por Marlene Dietrich, me hace pensar en una persona que parte al lugar equivocado y se detiene en la frontera a mirar el otro lado, el lado en el que no está, con la esperanza de volver. Quién sabe si alguna vez pueda hacerlo.

El final bien podría contener una moraleja, pero, otra vez, es Orson Welles, y él no cuenta fábulas. Con él la forma de contar la historia es tan importante como lo que cuenta, y aquí nos lo recuerda en cada tiro de cámara. Welles puso especial cuidado en esta película porque significaba su regreso a Hollywood. Regreso a medias, pues terminó dirigiendo la película a insistencia de Charlton Heston, quien amenazó al estudio encargado para conseguirlo. Pero el buen Welles no se pudo ocupar de la post-producción y la Universal Pictures se encargó de hacer una edición antojadiza de la película. Aún así, y a pesar de su fracaso en la taquilla, la película pasó a la historia. Orson Welles escribió un documento de más de 58 páginas explicando los cambios que se debían hacer para mejorar la cinta. Dichos cambios recién se realizaron en el año 2000. A nada.


¿Y dónde podemos verlo?

  • Centro Cultural Británico: Ciclo «100 Años de Orson Welles» en el que proyectarán «Los Magníficos Ambersons», «La Dama de Shangai», «Otelo» y «Fraude», una cada viernes de mayo a las 7:30pm.
  • ICPNA Sede Lima: El lunes 11 de mayo proyectará «Ciudadano Kane«, en el marco de la muestra de arte «La Potencia de lo Falso» que va hasta el 14 de junio, en la que nueve artistas representan algunos de los temas favoritos del cine de Welles.
  • Ventana Indiscreta – Universidad de Lima: Ciclo «Centenario de Orson Welles» durante toda esta semana (hasta el sábado 9 de mayo) en el que proyectarán «Ciudadano Kane»«Los Magníficos Ambersons», «La Dama de Shangai» y «Otelo».
  • Cineclub Ojos Abiertos de la UTP: Proyectará «Ciudadano Kane», «La Dama de Shanghai», «Sed de mal» y «F de Fraude», una cada miércoles de mayo a las 7:30pm.

*Kathy Subirana conduce el programa radial por internet «Pasaje 18» junto a Claudio Cordero.

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